– ¿Qué sucede?
– Ha venido a verle un jefazo. En el aparcamiento.
Exley.
Salí. Al pasar por el cuarto de reunión, una radio civil chillando: ¡Matanza entre bandas! ¡Mickey Cohen se reforma!
Fuera, Dudley.
Repantigado en un coche patrulla.
Breuning y Carlisle junto a la valla, donde no podían oírnos. Breuning, con un gabán de punta de espina. El diseño de LA FILMACIÓN.
– Hola, muchacho.
Sin parpadear, sin moverme demasiado deprisa, sin temblar.
– Encontré tus notas, muchacho.
Me acerqué más. Le olí: loción de ron de laurel.
– Espero que te quedaras con una espléndida estola de visón para esa encantadora hermana tuya. ¿Todavía anda liada con Jack Woods?
– Tengo a Chick Vecchio a buen recaudo. Él me sopló que eras tú el de la película y el de las pieles, y que manipulabas a Mickey y a esos tipos de las máquinas que te has cargado en Watts.
– Me parece que estás mintiendo. Me parece que tu única fuente de información son los comentarios de Exley. Das por sentado que le he contado a Chick cosas que, en realidad, nunca le he dicho; además, para ser franco, dudo que Vecchio se haya ido de la lengua, por mucho que le hayas zumbado.
– Prueba a encontrarle.
– ¿Está muerto, o sólo indispuesto temporalmente?
– Está vivo, y hablará para seguir así.
Breuning y Carlisle, observándonos con ojos saltones.
– No pueden oírnos, muchacho.
Sin pestañeos, sin temblores…
– Muchacho, tus notas decían que querías trabajar independiente de Edmund Exley. Eso me ha parecido estimulante. Y tu mención al dinero me lo ha parecido aún más.
– Breuning me puso esa espada en la mano. Te cambio a Vecchio por él, la película y cincuenta mil.
– Mike no fue el director de tu debut en el cine.
– Digamos que él paga.
– Muchacho, me sorprendes. Estaba convencido de que tus tendencias homicidas tenían estrictas motivaciones económicas.
– Me temo que tendrás que aceptar este nuevo aspecto de mi personalidad.
Dudley estalló en una carcajada:
– Muchacho, tu sentido del humor es realmente saludable. Estoy de acuerdo con la propuesta.
– Esta noche, entonces. Un lugar público.
– Sí, es precisamente lo que estaba pensando. ¿Qué te parece a las ocho, en el aparcamiento del mercado Hollywood Ranch?
– De acuerdo.
– Haré que Mike lleve los cincuenta. Creerá que es un asunto de sobornos y le diré que te acompañe a recoger a Vecchio. Quédate con él y, cuando hayas resuelto las cosas, llámame a AXminster 6-4031 para decirme dónde puedo encontrar a Chick. ¡Ah!, una cosa más, compañero: Mike llevará puesto un chaleco antibalas; tenlo presente a la hora de apuntar.
– Estoy sorprendido. Breuning y tú tenéis un largo pasado.
– Sí, muchacho, pero tú y yo tenemos un largo futuro. Y, ya que hablamos de eso, ¿qué información calculas que tiene Ed Exley?
Sellar el trato, tocar a Dud. La colonia; contuve una náusea.
– Muchacho…
Pasé el brazo en torno a sus hombros.
– Sabe todo lo que hago y todo lo que Johnny Duhamel pudiera contarle. No hay nada por escrito y lo que Johnny le contara ya es imposible de ratificar. Exley me movió contra ti en el asunto del robo de los Kafesjian y lo único que lamento es que sea un pez demasiado gordo para cargárselo.
– ¿Me estás diciendo que nuestras transgresiones podrían acabar sin castigo como consecuencia de su falta de pruebas?
– Estoy diciendo que salvarás el cuello… si moderas tus planes con Mickey.
– ¿Y tú, muchacho? ¿Me paso si pronuncio la palabra «lealtad»?
– La cosa está entre los federales, Exley o tú. Y tú eres el único que tiene dinero contante y sonante.
Esta vez fue él, Dudley Liam Smith, quien me abrazó.
– Has hecho una sabia elección, muchacho. Hablaremos de Exley más tarde, y no voy a insultar tu inteligencia con la palabra «confianza».
44
6.16: J.C. y Madge, en casa.
6.21: Tommy, rondando casas de adictos, Lincoln Heights.
6.27: Lucille, rondando bares, Lincoln Heights.
6.34: todas las unidades: ni rastro de Richie Herrick.
6.41: Tommy, entrando a cenar en La pagoda del chow mein.
3-B67, por el emisor-receptor:
– No sé leer los labios, pero es evidente que Ace Kwan le está contando a Tommy que Lucille le acaba de comprar un poco de caballo. Tommy se ha puesto como una furia. ¡Oh!, ya se marcha. 3-B67 a base, cambio y fuera.
6.50: Tommy, recorriendo Lincoln Heights al azar, en zigzag.
6.54: Lucille, caminando por Lincoln Park. Hablando con vagabundos.
6.55/6.56/6.57/6.58: Mike Breuning, imaginado muerto de cien maneras distintas.
NO…
45
– …de modo que voy a engañar a Dudley. No pienso entregarle a Vecchio, y Dudley cree que voy a matar a Breuning. Le vamos a cargar a Breuning la muerte de Duhamel y yo declararé que Tommy K. mató a Steve Wenzel, lo cual nos da por dónde apretar a los Kafesjian. Breuning se va a cagar en los pantalones cuando le DETENGA. Luego, le cogemos y…
– Klein, ¿quiere calmarse?
– Calmarme, ¡una mierda! Soy abogado, escúcheme usted atentamente.
– Klein…
– No, escuche esto. Breuning delata a Dudley; luego, Gallaudet convoca una sesión especial del gran jurado del condado para escuchar declaraciones. Le robamos la escena a los federales en el asunto de Narcóticos y en los manejos de los Kafesjian ajenos a Dudley, y yo testifico sobre la muerte de Duhamel y todas las conspiraciones relacionadas con los Kafesjian, Dan Wilhite, Narcóticos, Smith, Mickey Cohen, los tipos que he liquidado, todo.
»Soy policía y abogado: seré el chivo expiatorio, declararé cuando llegue el juicio, dejaremos jodidos a los federales, usted quedará tan bien que Welles Noonan se marchitará y morirá de envidia y Bob «Cámara de gas» utilizará los juicios para llegar directo a gobernador y…
– Klein…
– ¡Exley, POR FAVOR, déjeme hacerlo! Dudley sabe que soy un asesino y cree que me está manipulando con lo de Breuning. Ahora, si detengo a Breuning y le traigo aquí, se cagará encima. Sin Dudley, ese tipo no tiene huevos. ¡Por lo que más quiera, Exley, POR FAVOR!
Tic tic tic tic tic… segundos/un minuto…
– Está bien, hágalo.
Calor agobiante en la cabina telefónica.
Empapado en sudor, abrí un poco la puerta para respirar.
– Y nada de agentes camuflados en el Ranch Market. Breuning podría reconocerlos. -Está bien. Hágalo.
De teléfono público a teléfono público. Precauciones por miedo a los teléfonos ocultos. Larga distancia, veinte monedas. De la comisaría de Newton al autorrestaurante Mel's Drive Inn, Fresno.
Glenda habló por los codos:
Touch le había dicho a Mickey que había ido a Tijuana para un raspado. ¿Y quién era su sustituía en el rodaje? Ni más ni menos que Rock Rockwell, travestido. Había visto la aparición de Mickey, testigo federal, en televisión. Evidente publicidad para el Vampiro atómico.
Descarada Glenda, cuéntamelo todo.