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El jefe Exley se negó a comentar las razones de la suspensión de la conferencia de prensa. Preguntado sobre la reciente ola de crímenes, declaró: «Ha sido una mera coincidencia, los sucesos no guardan relación entre ellos y la situación ya se ha normalizado.»

L.A Mirror, 8/12/58:

EL LAPD SE ADELANTA A LOS FEDERALES

EN UNA JUGADA ARRIESGADA

El jefe de Detectives del departamento de Policía de Los Angeles, Edmund J. Exley, famoso por su firmeza, convocó esta mañana una improvisada rueda de prensa. Se esperaba que Exley hablase de la reciente investigación federal sobre la delincuencia en el Southside y que ofreciera algún comentario sobre las razones que han llevado al LAPD y a la Fiscalía Federal del Distrito a abandonar, según parece, la fugaz «actuación conjunta» en la investigación del crimen organizado en el Southside y en la sección de Narcóticos del propio departamento de Policía.

Sin embargo, Exley no hizo ninguna de ambas cosas. En lugar de ello, mediante una breve declaración preparada, lanzó duras acusaciones contra la sección de Narcóticos y afirmó que él en persona aportaría pruebas incriminatorias a un gran jurado del Condado especialmente reunido para el caso, y que ofrecería voluntariamente informaciones sobre delitos fiscales a la oficina del fiscal federal.

Tras describir Narcóticos como «una unidad policial de funcionamiento autónomo que se había vuelto loca», Exley declaró estar convencido de que «la larga tradición de corrupción» de esa unidad no se ampliaba a otras secciones del LAPD, pero añadió que la sección de Asuntos Internos, bajo su propia supervisión personal, iba a «peinar este cuerpo de Policía como una jauría de sabuesos, para tener la certeza de que la corrupción no se ha extendido más allá».

Exley se negó a responder a las preguntas de los perplejos reporteros, aunque anunció que el oficial responsable de la sección de Narcóticos, el capitán Daniel Wilhite, de 44 años, se ha suicidado recientemente. Exley declaró también que los detectives de Asuntos Internos están entrevistando a diversos agentes de Narcóticos para que accedan a declarar voluntariamente ante el gran jurado.

Preguntado sobre el grado de corrupción de Narcóticos, el jefe Exley lo calificó de «muy alto». «Tengo datos concluyentes que apuntan a que esa sección ha estado en connivencia con una depravada familia de traficantes de estupefacientes durante más de veinte años. Tengo la intención de reformar la sección de Narcóticos de arriba abajo y me propongo desarticular esa organización criminal familiar. Remitiré a la Fiscalía Federal toda la información correspondiente a su jurisdicción, pero el fiscal Welles Noonan debe saber que voy a asumir la responsabilidad principal en la limpieza de mi propia casa».

Revista Hush-Hush, 11/12/58:

¡¡¡LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN, AMORDAZADA!!!

J'ACCUSE! J'ACCUSE!

«Nitroglicerina periodística»: éste es el único modo de calificar las 94 páginas que llegaron a la redacción de Hush-Hush hace diez días. Una bomba atómica de acusaciones que también ha sido enviada a un periódico de Los Angeles y a la Fiscalía General del Estado.

Tanto ese periódico como la oficina del fiscal han decidido hacer caso omiso del documento; nosotros hemos optado por publicarlo. La fuente confidencial que trasmitió esta bomba atómica literaria certificó su autenticidad, y en Hush-Hush le creímos. Noventa y cuatro páginas de revelaciones bochornosas, acerbas, candentes. Las confesiones de un policía corrupto de Los Angeles, fugitivo de los gángsters, de la policía y de su propio pasado violento. Nuestros lectores deberían haberlo leído todo aquí el 18 de diciembre, pero ha sucedido algo inesperado.

Gatitos y gatitas, en este asunto estamos pisando un terreno legal resbaladizo. Podemos describir las maquinaciones «legales» que nos han impuesto la censura y nuestros abogados dicen que la descripción general del contenido de ese material que ofrecemos en el párrafo anterior no viola el interdicto «legal» presentado contra nosotros por el departamento de Policía de Los Angeles.

Pero vamos a ir un poco más allá en nuestra descripción: esas 94 páginas habrían hecho doblar la rodilla al LAPD. Nuestro remitente (anónimo, lamentablemente), imperturbable en la confesión de su propia corrupción, acusaba también a conocidos policías de Los Angeles de manejos ilícitos y delictivos a una escala espectacular y afirmaba que mandos del LAPD encubren una compleja red de circunstancias que rodea la reciente ola de crímenes en la ciudad. Revelaciones muy calientes, capaces de levantar ampollas, perfectamente verificables…y no podemos ponerlas por escrito.

Hasta aquí, todo lo que nuestros abogados nos permiten contar de esas 94 páginas. ¿Os ha abierto el apetito? Bien, ahora pasemos a atizar vuestra indignación:

Un empleado nuestro, un hombre encargado de conseguir información por vías electrónicas, tiene un problema de bebida. El hombre vio esas 94 páginas, se dio cuenta de que eran pura dinamita y llamó a un conocido suyo del LAPD. Nuestro empleado, un prófugo de la libertad provisional con varias denuncias pendientes por conducir ebrio, filtró esas páginas a su conocido, que las hizo llegar a la jerarquía policial. El LAPD ha conseguido un requerimiento judicial para impedir su publicación. Nuestro empleado ha sido recompensado: las denuncias contra él han sido declaradas nulas y retiradas. Nuestras 94 escandalosas páginas han sido secuestradas y no podemos publicar ni una sola línea, bajo amenaza de procesamiento.

¿Y ese otro periódico de la ciudad? ¿Y la Fiscalía General del Estado?

No han dado crédito a sus 94 páginas. Las han tachado de bazofia sin pies ni cabeza. Los hechos monstruosos que contienen son demasiado terribles para creerlos posibles.

¿Y el autor? Sigue suelto por ahí, entre los florecientes bajos fondos de nuestra ciudad de Los Angeles Caídos.

¿Conclusión? Tú decides, lector. Expresa tu condena por esta censura fascista. Escríbenos. Escribe al LAPD. Expresa tu indignación. Apoya a un policía corrupto cuyo mea culpa ha resultado demasiado explosivo para hacerlo público.

TITULARES:

L.A. Times, 14/12/58:

CONVOCADO EL GRAN JURADO; DECLARACIONES

DE AGENTES DE «NARCÓTICOS»

L.A. Mirror, 15/12/58:

OÍDOS SORDOS A LAS DENUNCIAS DE «CENSURA»

DE HUSH-HUSH

L.A. Herald-Express, 16/12/58:

EL LAPD DESCALIFICA LAS ACUSACIONES

DE HUSH-HUSH

L.A. Times, 19/12/58:

AGENTES DE NARCÓTICOS, PROCESADOS

L.A. Mirror, 21/12/58:

EXLEY: LAS ACUSACIONES DE HUSH-HUSH,

«ABSURDAS»

L.A. Mirror, 22/12/58: