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Welles Noonan, convicto de influir ilícitamente en el jurado, en 1974. Sentenciado a cumplir de tres a cinco años en una penitenciaría federal. Suicidio mediante sobredosis de Seconal mientras era conducido a Leavenworth.

Meg, anciana y viuda. Mi fuente de ingresos desde entonces hasta hoy. Los dos, ricos: nuestros edificios de pisos en los barrios bajos, cambiados por urbanizaciones de viviendas adosadas.

Girando, cayendo… Temiendo olvidar:

Mickey Cohen, perpetuo avaro, dos condenas a cárcel. Muerto de un ataque al corazón en el 76.

Jack Woods, Pete B.: viejos, llenos de achaques.

Dick Carlisle:

Retirado del LAPD; nunca acusado de cómplice de Dudley Smith. Dick, «el rey de las pieles»: el botín del asunto Hurwitz financió su expansión comercial. Magnate de la limpieza en seco, después de comprar la cadena E-Z Kleen a Madge K.

Dudley Smith, todavía medio lúcido, todavía fascinador: tonadas en gaélico a las enfermeras que le atienden.

Edmund Exley:

Jefe de Detectives, jefe de Policía. Congresista, vicegobernador, actual candidato a gobernador.

Reconocido admirador de Dudley Smith; una admiración astuta, políticamente ventajosa.

Dudley, libertino con el parche en el ojo. En sus momentos de lucidez, un gran sabio: comentarios mordaces sobre «contención», siempre dispuesto para reportajes restrospectivos. Un recordatorio: entonces, los hombres eran hombres.

Glenda:

Estrella de cine y de televisión. Sesentona: la matriarca de una serie de larga duración.

Glenda:

Treinta y tantos años famosa. Siempre conmigo: aquellas fotos, cerca de mí en todo instante. Siempre joven en mi recuerdo; rehuyendo todas sus películas, todas sus fotos en la prensa.

En mis sueños: girando, cayendo.

Como Exley, Dudley y Carlisle.

Exiliados de mí, con cosas que decirme: horrores prosaicos que definen su larga supervivencia. Palabras para poner al día esta confesión liberadora.

Sueños: girando, cayendo…

Me dispongo a volver. Voy a obligar a Exley a confesar, con la misma sinceridad que lo he hecho yo, cada uno de los tratos monstruosos que ha efectuado a lo largo de su carrera. Voy a matar a Carlisle y voy a hacer que Dudley cuente con detalle cada momento de su vida, para eclipsar mi culpa con el peso tremendo de su maldad. Voy a matarle en nombre de nuestras víctimas. Voy a buscar a Glenda y a decirle:

Dime algo.

Dímelo todo.

Olvida el tiempo que hemos estado separados.

Ámame con ardor en el peligro.

James Ellroy

***