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– Debes haberte equivocado de persona. No conozco a nadie llamado Jack Norton.

Tyrel emergió de la tienda, el conocimiento llameando en sus ojos y soltó una orden a sus hermanos por encima del hombro antes de apresurarse hacia ella. Tomó el brazo de Briony y tiró de ella protectoramente hacia él.

– Es importante, ma’am. Sólo escúchame. Podemos sentarnos fuera, tal vez en la mesa de allí -Kadan indicó una sombrilla coloreada sobre una mesa redonda en la acera donde había estado-. He estado viajando sin parar para encontrarte y podría necesitar una taza de café justo ahora.

Sus hermanos salieron de la tienda, apresurándose a rodear al hombre. Calmadamente le tendió a Jebediah su identificación. Era su calma, su control completo, lo que preocupaba a Briony. Este hombre le recordó mucho a Jack. No confiaba en nadie, y sin duda, Kadan Montague estaba realzado tanto física como psíquicamente. Más que eso, lo comprendió enseguida, era un ancla. En público, su cuerpo temblaba continuamente y tenía que rechazar el dolor que apretaba su cabeza como un tornillo. En el momento en que se acercó, los sistemas habían retrocedido.

Se presionó ambas manos sobre el estómago. Nunca iba a sentirse a salvo de nuevo. Peor, sus hermanos estaban huyendo con ella. No tenían una dirección clara. Incluso no sabían en realidad por qué estaban huyendo. Sabía que Jebediah podía leer la desesperación en sus ojos, porque puso su brazo alrededor de ella y la empujó más cerca.

– Por favor, sólo te pido unos minutos de tú tiempo.

– ¿Estás armado? -preguntó Jebediah.

– Sí. Y deberías estarlo también. Llegué muy tarde para ayudar en el circo, te rastreé hasta la villa, y te seguí hasta aquí. No soy el único tras tú rastro.

Seth maldijo por lo bajo.

– He mirado todo el tiempo, nunca vi ni una cola.

Jebediah gesticuló para que Kadan los precediera a la mesa.

– Parece que medio mundo está tras nuestro rastro. ¿Qué es lo que quieres?

Kadan esperó hasta que la familia Jenkins se sentó alrededor de él, los hermanos formaron un anillo protector alrededor de su hermana.

– ¿Te encontraste con Jack Norton en Kinshasa? -preguntó sin rodeos.

– No voy a responder a eso -dijo Jebediah.

– Tal vez esto os ayudaría a entender lo que sigue -dijo Kadan, abriendo su maletín.

Antes de que pudiera recuperar algo, Jebediah sujetó su muñeca. Kadan simplemente lo miró, una ceja alzada. Jebediah lentamente quitó la mano.

Kadan sacó un archivo.

– Érase una vez, hace muchos años, un investigador brillante, con más dinero que buen sentido y moralidad, vino a Europa y fue a través de los orfanatos buscando unos niños específicos. Quería niños, todas hembras, que mostrasen promesas de una inteligencia superior pero más importante, un regalo psíquico.

Tyrel se inclinó hacia atrás.

– ¿Cómo el investigador sería capaz de decir si los niños eran brillantes y con regalos psíquicos? ¿Qué edad tenían esas chicas?

– Muchas de ellas eran bebés. Compró a las chicas y las llevó de vuelta a su laboratorio, donde procedió a realizar experimentos sobre ellas. Más tarde, cuando temió que pudieran cogerlo, concibió un plan para hacer ver al mundo que había dado en adopción a las niñas. Mientras tanto, llevó a cabo sus experimentos en voluntarios, militares entrenados en las Fuerzas Especiales.

Jebediah dejó escapar el aliento en un lento silbido de comprensión.

– Estaba desarrollando un soldado superior, un arma, usando el realce físico y psíquico.

– Exactamente. Briony, tú eres una de esas chicas.

– El doctor Whitney -dijo Jebediah-, un hombre llamado Peter Whitney se acercó a mis padres. Era un millonario. Completamente verificado, tenía todo tipo de lazos con varios gobiernos aquí en Europa así como en los Estados Unidos. Conocía al presidente y a cualquiera que fuera alguien. Dijo que su mujer murió y no podía criar a su hija sólo. La quería en un ambiente amoroso, pero en algún lugar donde pudiera desarrollar sus habilidades inusuales.

Kadan asintió.

– No lo sabemos todo. Supuestamente Whitney estaba muerto, pero ninguno de nosotros creía que lo estaba. Hemos recuperado a tres de las chicas, ahora mujeres crecidas, por supuesto. Lily, Dahlia e Iris y ahora tú Briony. Hemos estado buscando en todas partes. Sé que no eres un ancla. ¿Cómo has logrado sobrevivir todos estos años sin una, en tal proximidad con otros? -había una abierta admiración en su voz.

Briony apretó la mano fuertemente.

– ¿Conoces a un hombre llamado Luther? ¿Realzado psíquica y físicamente como tú? -deliberadamente le golpeó con un cierto conocimiento.

Kadan sacudió la cabeza.

– Lo siento, no. Hay dos equipos de hombres de los que soy consciente. Si hay otros, Whitney los realzó en secreto.

– ¿Qué les hizo a ellos? -preguntó Tyrel.

Todos tenían preguntas. Ella tenía cientos de preguntas, pero no conocían a este hombre. Si Luther y Sparks estaban detrás de ella, era posible que Kadan Montague representara a las otras personas que la quería a ella y a su bebé muertos.

– Es un proceso complicado -dijo Kadan-. Si vuelves conmigo a los Estados Unidos, Lily puede explicártelo. Es una de las chicas que compró en el orfanato. Está trabajando no sólo para encontrar a las otras chicas, sino para encontrar la forma de ayudar a los que no son anclas a ser capaces de vivir en el mundo sin un dolor constante.

– ¿Quieres decir qué es real? -preguntó Seth.

– Ah, sí, es real -dijo Kadan. Se inclinó a través de la mesa-. Has sido capaz de hacer esto, Briony, cuando incluso la mayoría de los hombres tienen problemas, y son adultos y fuertes. Tu aportación sería inestimable para el resto de nosotros.

La cara de Jebediah se oscureció con ira mientras leía rápidamente el archivo de su hermana. La mayor parte estaba en términos médicos que no podía entender, pero la idea esencial estaba allí y era horrendo.

– ¿Sabe Jack de esto?

– Todavía no. Creímos que Briony estaba en un peligro más inmediato. ¿Está embarazada?

Hubo un largo silencio. Kadan miró alrededor del conjunto de caras. Dio un golpecito al archivo.

– Sólo captamos la información de que estabas embarazada o nos habríamos movido antes para alertarte. Jaqueamos el ordenador de Whitney e indicaba que estabas embarazada. Si el hijo es de Jack y ambos están realzados, ¿sabes lo qué eso podría significar? Whitney haría cualquier cosa para poner las manos sobre el bebé. Y por lo que me han dicho, Briony, hará todo lo que está a su alcance, incluyendo matar a cualquiera que quieras, para llevarte de vuelta. Le gustaría usarla en su programa de cría.

– Esto asusta como el demonio, Jeb -miró a su hermano mayor-. No podría aguantar si cualquiera de vosotros fuera herido por mí.

Kadan golpeó su maletín.

– No pararan, Briony y más pronto o más tarde mataran a tus hermanos y te devolverán al laboratorio. Necesitas protección. Vuelve conmigo, y nos aseguraremos que Whitney nunca ponga sus manos ni en ti ni en tu bebé.

Jebediah continúo frunciendo el ceño con el archivo.

– ¿Por qué estarías dispuesto a ponerte en peligro de esa forma por mi hermana?

– Porque es uno de los nuestros -dijo Kadan.

– Luther se presentó voluntariamente para protegerme también. Asesinó a Tony -dijo Briony, mirando la cara de Kadan cuidadosamente. No le sirvió de mucho, el hombre nunca cambiaba la expresión.

– ¿Quién es Tony? -preguntó.

– El padre de mi bebé -mintió.

Kadan parpadeó, su única reacción.