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– No lo sé -dijo Briony honestamente.

– Te sacaré de esto -dijo-, te doy mi palabra.

Ella no sabía que nunca se marcharía una vez que diera su palabra, o que moriría para proteger a su niño nonato y a su madre. No quería examinar su reacción con Briony tan minuciosamente. No se sentía bien al pensar que ella era parte de un experimento y que ambos no eran más que marionetas en un escenario, pero no podía detener la gran atracción física hacia ella, o la manera que respondía emocionalmente.

El temblor en su cuerpo se ralentizo y levantó la cabeza, con determinación en su cara.

– Vacilé al venir aquí, no solo por lo que paso entre nosotros, sino porque sabía que te pondría en peligro. Solo puedo disculparme por eso, pero sabía que cuando el bebé creciera, no sería capaz de defenderme. Si no quieres hacer esto, ahora es el momento de decirlo. Todavía puedo coger a mi hermano y estarás fuera de esto, libre y tranquilo.

Una débil sonrisa tocó sus labios, pero no alcanzó sus ojos.

– Te advertí que no iba a dejarte dos veces. Estás aquí. Resolveremos las cosas.

– Estoy aquí así que puedes protegernos. Puedo aprender habilidades de supervivencia, no hay otra razón. Me dejaste claro que no eres un hombre que quiera a una mujer y a un hijo alrededor, que eso era un incordio. Ahora que ambos sabemos que la atracción fue forzada para producir objetivos…

– ¿Qué?

– ¿No te he dicho esa parte? Aparentemente Whitney quería un súper soldado, nuestro bebé. Ha estado tratando de manipularnos para que estuviéramos en el mismo sitio al mismo tiempo. Se suponía que iría a Colombia cuando estuviste allí, pero no lo hice, por eso pagó al festival de música una gran suma de dinero para inducirnos a estar allí. Una vez que nos encontramos, lo que hizo para atraernos físicamente haría el resto.

– Hijo de puta.

– Luther dijo que querían al bebé y me querían para la continuación de su programa de cría. Se había ofrecido para ser el donante, por eso tú podrías ser fácilmente prescindible.

– Creí que estabas tomando la píldora.

– Y lo hacía. Whitney suministro todo mi cuidado médico, y fue el doctor Sparks quien me dio las píldoras. Me eran enviados como un reloj. El archivo decía que eran placebos. Lo siento, pero no lo sabía, y ahora estamos en esta situación, ambos vamos a tener que lidiar con ello. Ahora que sabemos que solo es sexo, ambos podemos protegernos contra cualquier enredo.

Por un breve momento, la diversión llameó en sus ojos.

– ¿Podemos?

– Si -Briony se alejo de él consciente de estar desnuda bajo la camisa y de lo cual él también era consciente. Podía verlo en sus ojos. Tembló-. No tengo ropa.

– Tengo algunas cosas que puedes ponerte, y mañana iré a la ciudad y te conseguiré algunas cosas para salir del apuro hasta que me puedas hacer una lista.

– ¿Hacerte una lista? -repitió-. Soy capaz de comprar por mi misma. Tengo dinero.

– No quiero que te vean por la ciudad a menos que tengamos que ir por el bebé. ¿Y estamos hablando de dinero en efectivo o de tarjetas de crédito?

– Traje bastante dinero en efectivo. Esta en mi monedero -giró dando dos pasos hacia el bosque antes de que la cogiera por el brazo para detenerla-. Llama a Jeb de vuelta. Se lo di a él.

– No necesitamos tu dinero.

– No hay un micro en mi monedero -protestó-. Lo comprobé. No soy estúpida, solo estoy embarazada -por otro lado, se sentía estúpida por quedarse embarazada. Jack era virtualmente un extraño, y con control de natalidad o no, debería haber sido más cuidadosa. No se atrevía a permitir que su cuerpo invalidase su cerebro de nuevo. Era parte de un experimento. Nada entre Jack Norton y Briony Jenkins era real o alguna vez lo sería-. Necesito ese dinero.

– No, no lo necesitas -había un tono definitivo en su voz.

– Mira, no voy a quedarme tirada aquí sin ropa, sin dinero y sin vehículo. No soy una prisionera. Tengo que tener una forma de salir si esto no funciona.

Jack suspiró, con expresión sombría.

– No soy un hombre que discuta. Esta es la segunda vez que te lo digo y voy a seguir recordándotelo.

En un momento estaba delante de él, al siguiente se volvió para correr, abriendo la boca para llamar a su hermano. Jack la cogió en sus brazos, una mano cubriendo su boca fuertemente, su brazo mordiendo duramente su cuerpo justo debajo de sus pechos. Todo fue rápido, el calor llameo, envolviéndolos a ambos, la necesidad era fuerte, tan primitiva que fue todo lo que podía hacer para permanecer sobre sus pies; su cuerpo, por propia iniciativa se derritió contra el de él. Trató de morderle la mano, el instinto de conservación fue más fuerte que su miedo a la venganza.

– Para -siseó, su boca tan cerca de su oído que sintió sus labios moverse contra el lóbulo de su oreja-. Vas a conseguir matar a alguien.

Dejó de luchar y él quito la mano de su boca pero no la dejó ir, presionando su cuerpo más cerca del de ella. Estaba duro como una roca, su cuerpo sin nada que darle, ningún punto suave, y su erección parecía despiadada, un bulto grueso y grande presionado fuertemente contra su carne.

– No es real. Es solo química -dijo Briony desesperadamente. Su propio cuerpo dolía, humedecido, los pechos demasiado llenos y los pezones demasiado duros. La lujuria se enroscó despiadadamente, espesa y necesitada, haciendo que su cuerpo palpitase y su útero se apretase-. No es real.

– Es jodidamente real, cielo, quiero levantarte, envolver tus piernas en mi cintura, y enterrarme profundamente dentro de ti justo aquí. Ahora mismo -su voz se puso áspera-. Puedo saborearte en mi boca, tú olor con cada aspiración que hago. No me digas que no es lo mismo para ti. Es real y ambos lo sabemos.

Ella luchó otra vez, no había control en la fiera atracción física que se arqueaba entre ellos. Era eléctrica, consumiéndolo todo, crujiendo en el aire alrededor de ellos, la intensidad era tan fuerte, que la giró en sus manos, su boca bajó feroz sobre la suya. Estaba perdida, las olas de necesidad eran tan poderosas que pensó que podría morir si no le tenía.

Su lengua barrió su boca, y no había nada gentil en su beso. Era puramente dominante, tomando el mando hasta que Briony fue barrida en un mundo de sexualidad cuando sus manos vagaban posesivamente bajo su cuerpo y luego ahuecó sus pechos bajó su camisa, encontrando su suave piel desnuda.

Jack bruscamente separó su cabeza, jurando elocuentemente.

– Para. Para de llorar. Maldita sea, Briony. No te he hecho daño. ¿Por qué demonios estás llorando? -sus manos enmarcaron su cara y miró los ojos húmedos y pestañas agrupadas antes de agacharse para probar sus lágrimas.

Incluso ese pequeño gesto era increíblemente íntimo, sexual, su boca trazó el camino de sus lágrimas. Sintió el toque ligero de sus labios en su cara recorriendo a través de todo su cuerpo.

– Para -suplicó otra vez, más amablemente-. Vamos cielo, estas cansada. Tal vez fui un poco duro, pero no podría hacerte daño.

Briony no había sido consciente de que estaba llorando. Solo era consciente de su cuerpo, tan insatisfecho, tan necesitado. El ansia por Jack era como una garra terrible que la desgarraba por dentro, incluso mientras su cerebro le gritaba una advertencia, le gritaba que ella no le importaba a él o él a ella. Un hombre loco había llevado a cabo un experimento y ellos eran el resultado. Dos persones en celo como los animales. Estaba disgustada consigo misma.

No podía culpar a Jack Norton, incluso si quisiese que él asumiera la responsabilidad, cosa que ella no quería. No podía evitar su reacción a ella más de lo que ella podía reprimir la suya hacia él.

– ¿No ves lo que nos ha hecho? Nos lo ha quitado todo. No tendremos nunca una oportunidad de tener familia. El amor y el matrimonio ni todas las cosas que importan en la vida. Una vez que estemos lejos el uno del otro, ¿crees que esto va a parar? ¿Esta ansia terrible? Es una adicción. Nos ha manipulado para que seamos adictos el uno al otro. No puedes decirme que no has pensado en ello día y noche desde que te marchaste. Nos ha quitado la vida y nos ha hecho animales estúpidos.