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No lo sé. Tengo que resolver algunas cosas.

¿Estás enfadado por lo del bebé? ¿Estás absolutamente seguro de que es tuyo?

Jack miró la cara de Briony. Parecía tan joven. Tan inocente. No había estado con otro hombre más de lo que él había estado con otra mujer, y ahora eso no iba a pasar para ella, porque no podía permitirlo, incluso si era lo correcto dejarla a ella y al niño irse. Es mi bebé. Había una satisfacción total en su voz. Resonó en su mente tan fuerte que su gemelo no podría fallar en entenderlo.

– ¿Puedes sentir lo que siento? -preguntó Briony en voz alta.

– Si lo intentara.

– No lo intentes -él odió la forma entrecortada que tenía de hablar. Tan brusca que era descortés. Divertida, nunca lo había considerado antes. La mayor parte del tiempo, le dejaba la fineza a Ken. La gente evitaba a Jack como él los evitaba a ellos.

– Y, Briony, si la química es la misma entre Ken y tú, mantente alejada de él.

– No lo será.

– ¿Cómo lo sabes?

– Estaba en el archivo. Le usaron de cebo para atraerte al Congo. La orden era capturarle a toda costa.

– ¿Eso estaba en el archivo? -Su voz fue dura-. ¿Decía algo despellejarlo vivo? ¿Cortarlo en pequeños pedazos?

Ella le miró. No había expresión en sus duros rasgos, pero tembló a pesar de todo.

– ¿Eso es lo que le hicieron?

Sonó comprensiva. Compasiva.

– Como dije, no te intereses en él. No está en el mercado para una mujer.

– ¿Cómo tu? No necesitas advertirme. No tienes que preocuparte que no me voy a poner tonta ni romántica -le aseguró Briony mientras cortaba todo contacto, enderezando sus hombros-. Dejaste perfectamente claro que no teníamos nada excepto sexo. Nada emocional. Soy una chica grande. Puedo manejar las cosas por mi misma. Es mi elección tener el bebé, y me siento realmente mal tenerte que pedir protección. No soy lo suficientemente estúpida para enamorarme de tu hermano y complicar el error.

Sus ojos estaban oscuros e insondables. No podía leer su expresión, pero había algo casi predador en él, algo frío, oscuro y muy peligroso. Podía sentirlo emanando en olas. La miró sin parpadear, y supo que no se perdía nada en absoluto. Su corazón estaba latiendo casi fuera de control. Cada respiración que dio. Las gotas de sudor se formaron en su frente goteando hasta sus pechos. La manera en que sus labios estaban secos y sus palmas sudadas. No había nada oculto a sus sentidos aumentados, y ella no lo intentó. No se disculparía por su miedo.

– Mantente detrás de mí.

En el momento en que le dio la espalda, tiro de los faldones de la camisa, asegurándose de que la cubrían adecuadamente. Con alguien más, podría haber pensado que la estaba forzando a vestir su camisa para hacerla sentir más vulnerable, pero Jack ya era muy consciente de su sexualidad. No la necesitaba desnuda bajo su camisa para ser consciente de ella como mujer. Era realista con eso, incluso demasiado.

Briony se aclaró la garganta.

– Preferiría no encontrarme con tu hermano hasta que estuviera vestida. Estoy muy incómoda.

– Lo preferiría así también -dijo, sin una mirada sobre su hombro-. Te conseguiré ropa ahora mismo.

Mantente fuera de la vista, Ken hasta que le consiga la ropa. Tiene el nuevo ejército de Whitney detrás de ella y no quiero arriesgarme con los micrófonos.

¿Whitney? Creí que estaba muerto.

También yo. Ken. Jack vaciló.

Estoy aquí.

No seas muy encantador. No quiero que se enamore de ti

Hubo un silencio mortal. Jack juró por lo bajo. Ken era el tipo de hombre del que todas las mujeres se enamoraban. Pocas mujeres echaban un segundo vistazo a Jack, y si lo hacían, se alejaban rápidamente. Ni una vez, en todos los años juntos, le había advertido de una mujer.

¿Estás bien conque ella esté aquí?

No la quiero en ningún otro lugar.

Eso no es lo que he preguntado. Sabes como eres. ¿Es seguro que esté aquí? Persistió Ken.

Maldita sea, como demonios voy a saberlo. Está aquí. No se va a marchar, así que tendremos que encontrar la manera de vivir con ello.

¿Ella no quiere irse o no la quieres dejar irse?

Ese era Ken, yendo al corazón del problema. Ken le conocía, conocía cada marca oscura de su alma. Jack no contestó, llevando a Briony a través de los árboles hasta el jardín delantero. Se paró repentinamente cuando vio la casa.

– Es preciosa. Nunca se me ocurrió que habría una casa real en este lugar. Es perfecta.

Secretamente satisfecho por el sobrecogimiento apreciativo en su voz, se encogió de hombros casualmente.

– Ken y yo lo construimos juntos. Somos propietarios de unos dos mil cuatrocientos acres, y la propiedad es completamente auto-suficiente. Tenemos acres de tamarack [3] y abetos, y si alguna vez necesitamos hacer algo de dinero, podemos talar algunos de ellos. También tenemos una mina de oro. El abastecimiento de agua de la propiedad es alimentado por la gravedad. No necesitamos subir la energía a la casa. El sistema hidroeléctrico proporciona la energía a las baterías, y solo usamos una pequeña cantidad de la energía disponible para nosotros.

– Parece una cabaña de troncos pero es enorme.

– Sobre unos tres mil pies cuadrado. Ken tiene un ala de la casa y yo tengo la otra. Compartimos la cocina, el comedor y las grandes habitaciones. El garaje casi dobla el espacio, así tenemos la habitación para expandirla en oficina si queremos hacerlo.

– ¿Por qué oficinas?

– Ken piensa que vamos a dirigir un campamento para hombres de negocio aburridos para practicar habilidades de supervivencia.

– Esa no es mala idea.

– Realmente requiere hablar con ellos.

Briony se río. Era la primera vez que escuchaba su risa desde que la dejó unos meses atrás, y el sonido recorrió su espina dorsal como dedos acariciadores.

– Ya veo. ¿De que hiciste la casa? Adoro la forma en que parece una cabaña de troncos.

– Los troncos son de pino blanco del oeste. Los encajamos con la técnica suiza y usamos aceite para el acabado. La mina original está todavía en la propiedad, también la primera cabaña construida.

– ¿De verdad tienes una mina de oro?

Metió un mechón de pelo detrás de su oreja, sus dedos se demoraron contra su piel.

– Hay oro aquí arriba, aunque Ken y yo nunca lo hemos buscado. Tenemos toda la vida salvaje y las truchas de las corrientes que necesitamos y somos completamente independientes cuando estamos aquí. No hay teléfono, así que nadie puede llamarnos.

– Jebediah dijo que todavía estás de servicio. ¿Cómo se ponen en contacto contigo si te necesitan?

– Por radio. Tenemos un helicóptero si lo necesitamos y un pequeño avión en el aeropuerto.

– Bien, tu casa es absolutamente hermosa e inesperada. Creo que eres un artesano en secreto.

Él se movió hacia el porche, inexplicablemente complacido porque a ella le gustara la casa. Era un santuario, sereno y simple, un lugar que pocos encontrarían alguna vez y menos se atreverían a entrar.

– La carretera esta fuera de servicio en invierno, pero tenemos motos de nieve.

– ¿Qué usáis para calentaros?

– Madera. Hay mucha.

– Adoro el porche. Especialmente me gusta la galería. Siempre me han gustado las terrazas cubiertas, y la tuya es perfecta -Briony tocó el pasamano y caminó en el porche. Adoraba la casa, pero ahora que estaba a punto de entrar, su corazón latía salvajemente. Le llevó todo su coraje esbozar una sonrisa tentativa y actuar como si entrase en casas masculinas con nada más que una camisa todos los día de la semana-. Es gracioso, con todas las advertencias sobre ti, Jack, tienes más una casa que la mayoría de la gente. Y eso me sorprende. Es preciosa.

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[3] Tamarack: también conocido como alerce occidental. Árbol de madera blanda de aspecto abetado. Crece en Colombia y en el NO de Estado Unidos.