Se tambaleó contra él y la empujó por el túnel hacia la noche. Rápidamente estuvo sobre ella, haciéndola girar, golpeándola contra un lado de la entrada, apretando fuertemente con una mano mientras la sujetaba por la cintura con la otra, exponiendo el cuchillo. Lo sacó de sus dedos y lo tiró al suelo.
– ¿Crees realmente que soy estúpido? -la abofeteó, lo bastante fuerte para balancearla, después siguió empujándola contra la pared otra vez-. Estoy enfadado contigo, así que no me toques los huevos.
– ¿Por qué? -la bofetada trajo lágrimas a sus ojos-. ¿Qué hice aparte de intentar huir? Tú lo habrías intentado también.
Intentaba pensar, evitar asustarse. Jack estaba en camino. Solo entretenlo. Sería un momento, un momento cuando Luther no estuviera poniendo atención y encontraría una forma de huir, o matarlo.
Él inhaló, presionando la cara contra su cuello.
– Apestas a él. Has dormido con ese asesino. Eso es todo lo que él es, todo lo que conoce. No es un soldado. No entiende la lealtad a la unidad. Es un asesino y estás llevando a su bebé. Vas a ir a un doctor antes de que te llevemos al laboratorio y te desharás de eso. Les contarás que perdiste al bebé. ¿Entiendes? Si no lo haces, tu vida va a ser un infierno durante muchísimo tiempo. Estoy tentado de extraer yo mismo esa cosa de ti, tal como hiciste con el disco rastreador.
Briony no podía detener el estremecimiento que corría a través de ella mientras sus manos vagaban sobre su cuerpo. Él la besó en un costado del cuello, le mordió el hombro fuerte, un castigo por sus pecados.
– Siempre has sido mía, nunca suya. Porque querían su niño, nunca lo sabré, pero no van a tenerlo. No voy a ser capaz de esperar mucho tiempo por ti, pero al menos quiero su hedor lavado.
Estaba presionando fuertemente contra ella, tan apretado que lo sentía como una roca sólida, las manos explorando su cuerpo. El sonido de un disparo resonó por la noche, a lo lejos, y supo que Jack estaba todavía muy lejos.
No reaccionaría. Si le mostraba a Luther cuanto detestaba sus manos sobre ella, la golpearía y forzaría un aborto, pero su lengua le lamía el cuello y sus manos se arrastraban para asir los senos, y no pudo detenerse.
– Sé lo que estás pensado y no quieres intentarlo, Briony. Eres lo bastante dura, pero en una pelea, te atraparía todas las veces. No eres lo suficientemente mala. Te he estudiado, cada cinta de entrenamiento que tienen de ti, cada movimiento que tienes.
Los labios viajaron al lóbulo de su oreja y sus manos acunaron el peso de sus pechos.
Por un pequeño momento ella trató de entender lo que era para él, conducido por la diabólica mente de Whitney para perseguirla, necesitando perseguirla porque su cuerpo hacía demandas implacables. Ninguna otra mujer iba a satisfacerlo jamás. ¿Por qué Luther no veía que era una victima al igual que ella, igual que Jack, que su hermana y probablemente Brett? Whitney los movía a todos alrededor como piezas de un tablero de ajedrez.
Luther le levantó la camisa y bajó la boca a su seno, la urgente necesidad de su cuerpo venciendo a todo razonamiento.
Briony le pisoteó el pie, tan fuerte como pudo, dándole una patada con el tacón en la rodilla. No alcanzó la rodilla, pero le golpeó en la espinilla. Él gruñó de dolor, pero sus manos la apretaron para sostenerla. Doblándose hacia delante, lo agarró del cuello y tiró de él, usando su espalda para hacerlo rodar. Luther se colgó de su muñeca cruelmente mientras volaba sobre su cabeza, tirando de su brazo, casi sacándoselo mientras daba un salto mortal y golpeaba el suelo. Ella cayó de cara y trató de rodar en el último momento, protegiendo instintivamente a los bebés.
El aire salió de sus pulmones y ella levantó una pierna mientras Luther se abalanzaba sobre ella para inmovilizarla. Intentó alcanzar su entrepierna, golpeándola fuertemente, pero el se giró lo bastante como para encajar el duro golpe en el muslo. Él juró, doblando su puño y golpeándole la cara. Briony vio estrellas, su ojo izquierdo hinchándose tan rápido que perdió visión inmediatamente. Bloqueando todo el dolor, se empujó hacia arriba mientras él se sentaba sobre ella, levantándose para encontrarlo tratando de quitar su peso de su estómago. Deliberadamente él empujó su rodilla contra su cadera, rompiendo las puntadas que ella había puesto allí.
– Maldita, te dije que no intentaras ser violenta conmigo. No puedes ganar. ¿Tienes alguna idea de cuanto puedo herirte si uso toda mi fuerza? Esto era solo para enseñarte una pequeña lección.
Ella le empujó en el pecho, en su pierna, doblando los puños y golpeándole en un esfuerzo de quitárselo de encima.
¡Quédate abajo! ¡Quédate abajo!
La voz de Jack se movió por su cabeza, casi perdida en la adrenalina y el miedo por sus hijos. Vaciló y entonces se dejó caer al suelo. Advirtiendo una pequeña incertidumbre, Luther se tiró lejos de ella, rodando mientras una bala desgarraba su hombro, donde había estado su cabeza. Siguió rodando lejos de ella, entrando en la mina.
Briony trepó a gatas hacia la cubierta más gruesa del bosque. Su ojo estaba hinchado, evitando que viera apropiadamente. Unas manos duras la agarraron y luchó, balanceándose salvajemente.
– Nena, soy yo. Estás a salvo. Estás a salvo ahora -Jack la envolvió en sus brazos, apretada contra su pecho. Ella podía oler su olor, oír su latido del corazón. La echó para atrás para mirarla-. ¡Joder! ¡Hijo de puta!
La atrajo más cerca y entonces la empujó hacia Ken, girando su cabeza hacia la mina, sus ojos eran un frío hielo.
– ¡No! -Briony le agarró del brazo y trató de empujarlo de vuelta a ella-. Sabe donde está ella. Tengo una hermana. Él sabe donde está Jack.
Jack ni siquiera giró la cabeza para mirarla mientras corría hacia la mina.
– ¡Jack! ¡Por favor!
Tu asno. No estás pensando. Ken se lanzó hacia su hermano. No rastreas a un oso herido en su guarida, no importa cuanto necesites la matanza. Golpeó a Jack abajo, en sus rodillas, y lo atrajo abajo mientras un disparo salía de la mina.
¡Aléjate jodidamente de mí!
Tienes una boca sucia. Mantén tu cabeza fuera de tu culo, Jack. Briony ya ha pasado por suficiente y no necesita verte morir porque te precipitas. Salgamos de este infierno. Podemos rastrear a ese bastardo más tarde.
¿Has visto lo que ese hijo de puta le ha hecho?
Lo he visto. Le atraparemos, solo que no ahora. Ella necesita que pienses, Jack.
Jack tomó aliento, calmándose. Todo lo que tenía que ver con Briony parecía quebrantar su serenidad, pero la vista de su cara hinchándose y la sangre empapando sus vaqueros y su camisa en un lado… Empujó a Ken lejos de él y avanzó lentamente a través de la maleza de vuelta a Briony.
Jack recogió su cuerpo más pequeño contra él.
– Está bien, nena, solo he perdido el juicio por un minuto. Has conseguido un ojo morado como el infierno aquí.
– Tengo una hermana, Jack -era humillante, pero no podía parar de llorar-. La tienen. La están reteniendo en alguna parte, y Luther dijo que estaba siendo disciplinada porque no quería que Brett la tocara. Dijo que no importaba si la mujer estaba atraída, solo el hombre. ¿Qué clase de personas son?
– Bastardos, nena -dijo Jack, enjuagando sus lágrimas con los pulgares. Aunque era infinitamente suave, ella respingó y él dejó caer la mano-. ¿Qué le ha ocurrido a tu costado? -le levantó la camisa para ver la almohadilla de gasa empapada en sangre-. ¡Qué infiernos, Briony! Nena, para de llorar, me estás matando.
– Se sentó sobre mí. Le viste sentado sobre mí. No sé si podría matarles solo sentándose en mi estómago, Jack. No se lo bastante sobre bebés.
Las lágrimas corriendo desnudas por su cara le rompían el corazón.