Выбрать главу

– Y tú te quedaste sentado allí arriba y le protegiste mientras lo hacía -adivinó Briony.

– Demonios, alguien tenía que hacerlo. Es un maníaco. Llevó un lanzador de granadas con él y corrió de acá para allá en medio de los disparos a más de once mil pies. El aire era escaso, pero no sólo trajo nuestro equipo y la munición, sino que también eliminó una guarida oculta de Al-Qaeda que nos bombardeaba con morteros. Justo cuando subió a la cresta, vi el bulto de un cáncer de árbol justo debajo de nosotros y supe que allí se había colocado un francotirador.

– ¿Qué es un cáncer de árbol?

– Los francotiradores se colocan, y a veces puedes ver el filo de su escondite de camuflaje. Parece como un brote en el tronco, por eso lo llamamos cáncer.

– Vale, lo pillo. ¿Entonces que ocurrió cuando lo vistes?

– Saqué el arma, pero él se movió y le dio a Ken.

– Le faltó mencionar que la única razón por la que pude correr y seguir vivo fue porque él eliminó a todo aquel que intentaba dispararme en el culo.

– Haz algo parecido otra vez y te dispararé yo mismo -Briony captó el total afecto y el miedo por su hermano que se arremolinaba en la mente de Jack, pero como siempre, su voz era tranquila y práctica.

– Me gané una bonita medalla -señaló Ken.

– Estuviste a punto de ganártela después de que te enterráramos -Jack empapó un trozo de tela en el agua caliente y la presionó con cuidado contra la cara de Briony-. Ken insistió en coserse la herida, aunque dejó que yo le sacara la bala.

– Precisamente por lo mismo que no me cosiste a mí, sádico bastardo. Duele como el demonio.

Jack le tiró a Ken un saco de dormir.

– Será una larga noche. Haré la primera guardia mientras tú duermes un poco.

Briony esperó hasta que Ken se estableció a unas pocas yardas de ellos antes de tocar el tatuaje del brazo de Jack.

– Tú, Ken y Kadan tenéis los mismos tatuajes. ¿Qué son?

Jack estudió el emblema en su brazo y el símbolo.

– Sólo los Caminantes Fantasmas llevan estos tatuajes. Es el emblema de los Caminantes Fantasmas. El globo representa el mundo, que básicamente es nuestro territorio de caza. Somos responsables de proteger a aquellos que no pueden protegerse. La llave simboliza nuestras distintas misiones, entrar desapercibidos en campos enemigos y recolectar la información necesaria, y los cuchillos son, claro, un arma silenciosa. La frase en latín nox noctis est nostri significa "la noche es nuestra", lo que es cierto. La noche pertenece a los Caminantes Fantasmas.

– ¿Y lo otro?

– Los símbolos en conjunto tienen significado. El triángulo significa oscuridad; ésta es la Letra Griega psi; esto es una protección contra fuerzas malvadas; y el último son las cualidades de un guerrero. Así que básicamente su significado es: los guerreros de la noche protegen contra las fuerzas malignas usando los poderes psíquicos y el honor. También tenemos un credo. Significa mucho para nosotros y vivimos por él.

– Me gustan los tatuajes y creo que es genial que hayas usado tinta que requiera visión especial para poder verlos.

– Tú eres una Caminante Fantasma, Briony. Tienes derecho a llevarlos.

– Bueno, puede que me ponga alguno, después de tener los bebés -frunció el ceño-. ¿Por qué te abandonó tu equipo en territorio enemigo, Jack? Estabas herido.

– Fui a sacar a Ken. Les dije que se marcharan y sabía que volverían a por mí. El equipo de los Caminantes Fantasmas montó dos ataques contra Al-Qaeda, pero fui trasladado antes de que dieran con el campamento, ambas veces. Estaban planeando otro ataque y hubiesen continuado hasta que hubiesen encontrado mi cuerpo o me hubiesen sacado con vida.

– Quieres decir que Ken habría continuado.

– No, quiero decir que todos lo habrían hecho, con órdenes o sin ellas -le sonrió abiertamente-. Pero Ken habría liderado la manada.

Ella le devolvió la sonrisa con rapidez.

– Tu hermano me gusta, de verdad. Es un buen hombre. También le preocupa, lo de ser como tu padre. No le gusta estar rodeado con gente más de lo que te gusta a ti.

– Es el mejor hombre que conozco, Briony, y estoy condenadamente seguro de que no es como mi padre.

– Me miras como si yo fuese tu igual, Jack, tu compañera. Luther me miraba como si yo fuese su posesión. No te pareces en nada a tu padre, Jack. En absoluto, y tampoco Ken. Si no salimos de esta, quiero que sepas que no me arrepiento ni un minuto de haber podido estar contigo.

Él gimió suavemente.

– Menuda cosa dices con mi hermano tan sólo a unos pocos metros.

Ella descansó la cabeza en el hombro de él.

– No pretendía que fuese sexual, maníaco; estaba siendo cariñosa.

– Sólo mirarte es sexual, deja de decir cosas como esas.

– Cierra el pico, Jack -dijo Ken sin abrir los ojos-. Me siento como si estuviese en una película porno. No está bien.

Briony rió.

– ¿De verdad vais a dormir? ¿No estamos rodeados?

– Ken sí, ya debería estar dormido -dijo Jack-. Haremos turnos. Si las tropas intentan entrar en el cañón, lo sabremos. Simplemente me daré un paseo hasta esa cima y los descubriré. Es más probable que esperen hasta medianoche, igual que haremos nosotros.

Briony subió la mirada a la densa cubierta de hojas y ramas. El aire era frío y el último rastro de humo había desaparecido. Podrían haber estado de camping en lugar de escondiéndose de un letal grupo militar. Ninguno de los dos hombres parecía estresado en absoluto. Después de unos minutos, estuvo segura de que Ken estaba realmente dormido.

La mano de Jack encontró la suya, entrelazando los dedos.

– Siempre debes conservar las energías si es posible, cariño -le avisó él, llevándose su mano a la boca. Los dientes de él le mordisquearon los dedos-. Aprenderás. Si puedes, ve a dormir.

Le puso una manta encima para protegerla de las frías temperaturas.

– Háblame. Háblame de ti y Ken. ¿Qué edad teníais cuando perdisteis a vuestra madre? -no había querido decir “matasteis a vuestro padre”, pero de algún modo las palabras quedaron flotando entre los dos.

– Nueve. Teníamos nueve años.

– ¿Qué os pasó?

– Nos llevaron al hospital y luego nos intentaron en varios hogares de acogida. A veces nos separaban, pero nunca fue una buena idea. Nos escapábamos y nos localizábamos. Si alguno de nosotros era maltratado, siempre había represalias. Pasamos un montón de tiempo en las calles. Con el tiempo, después de ganarnos una mala reputación, nadie nos acogió, así que por un tiempo fuimos a un hogar estatal. Tampoco funcionó demasiado bien.

– Puedo imaginarlo

– Ninguno de los dos es bueno siguiendo reglas. En algún punto del camino conocimos a la señorita Judith.

– ¿La señorita Judith?

Había un inmenso cariño en la voz de Jack.

– Ella solía venir al hogar como voluntaria y era la única persona a la que Ken y yo escuchábamos. Había algo en ella, algo verdaderamente distinto y real. Quería ayudar de verdad, se preocupaba. Pasado el tiempo nos acogió. Casi teníamos diecisiete años cuando sucedió, y dos veces su tamaño, pero nos llevó en contra del consejo de los demás trabajadores. Tenía un rancho en las montañas y nos dio un montón de espacio para correr en libertad. A cambio, destacamos en los trabajos escolares -le sonrió de oreja a oreja-. Date cuenta que no he dicho nada sobre el colegio. Ella se hizo cargo de nuestra educación y nos daba las clases en casa porque ninguna escuela normal quería tener nada que ver con nosotros. Nos esforzamos por ella, y ella nos proporcionó nuestra primera experiencia de lo que es un hogar.