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Jack tomó su pecho en su boca, sintió su increíble dulzura, tiró de su pezón con los dientes, lo hizo girar con su boca, y cuando ella lanzó un grito, volvió a succionar. Con cada fuerte tirón, la sintió ponerse más caliente y húmeda para él. Amó la reacción de su cuerpo, y sus manos comenzaron a acariciar y estrujar sus hombros, la parte baja de su espalda, sus nalgas, su boca todo el tiempo prodigando atención a sus pechos.

Briony arrojó su cabeza hacia atrás, arqueándose dentro del calor de su boca, uñas clavándose en sus hombros. Sus lentas manos y su devastadora boca enviaron a su cuerpo pulsaciones con tan dolorosa necesidad que trató de retorcerse en él.

– Para -dijo bruscamente y bajó su mano hasta su trasero, enviando una llamarada inesperada de calor moviéndose en espiral por su cuerpo-. Nos lo íbamos a tomar lento y con calma, ¿recuerdas? Déjalo construirse -porque quería quedarse dentro de ella por siempre.

Jack quería tenerla de cualquier forma que pudiera. No tenía ni idea de cómo había logrado invadir su corazón y alma, pero ella los tenía, y la necesitaba como seguramente necesitaba que el sol subiera por la mañana. La quería para siempre, y sólo tenía un poco de tiempo, pero cada momento iba a contar.

La terrible dolorosa necesidad ya estaba construida, ya rabiando fuera de control. Briony sintió la tensión rebelándose en ella, la presión apretándose profundamente dentro, hasta que su cuerpo se tensó y lloró de necesidad.

– Jack. No tenemos tiempo.

– Para esto, para nosotros, tenemos el tiempo -besó su cuello, mordió suavemente su barbilla, encontró su pecho otra vez, y envió otro haz de deseo rizándose a través de ella con un fuerte tirón de su boca caliente. Su cuerpo frotándose sobre él, suplicando, demandando, endureciendo su polla en un grueso instrumento de acero de carne y sangre.

Las manos de Briony lo agarraron más fuerte cuando la levantó y la colocó sobre su regazo. La bajó hasta que la amplia cabeza de su eje comenzó a forzar la entrada, invadiendo su cuerpo lentamente pulgada tras pulgada. Ella era suave, tan suave que la sentía como un guante de seda que lo tomaba, y caliente, tan caliente que gimió y dejó que la gravedad lo ayudara a sentarla, necesitando estar tan profundo como fuera posible. Su cuerpo lo envolvió en seda y terciopelo, estrujándolo y apretándolo de modo que él jadeara con el puro placer de ello. Tomó sus caderas y comenzó a moverla lentamente, en un sensual ritmo.

– Eso es, nena. Sólo toma un sencillo y agradable paseo.

Con ella a horcajadas sobre sus muslos, Jack se sepultó profundamente en su cuerpo. Briony se contoneó, un pequeño movimiento, pero la empujó aún más profundo, presionándolo fuertemente contra su clítoris, así que cada golpe le enviaba una corriente eléctrica corriendo por su cuerpo, directamente hasta sus pezones. Un rayo caliente de excitación la llenó cuando sintió su clímax construirse. Ella se arqueó de atrás hacia adelante, levantando sus caderas a su ritmo lento, fácil, pero añadiendo un movimiento circular, mirando a sus ojos, su cara, deleitándose en la mezcla de lujuria y amor que vio allí.

Sus pechos estimulados eróticamente con cada empuje de las caderas; sus pezones rozaron el pecho de Jack enviando una lluvia de chispas calientes sobre su piel. Ella comenzó a cerciorarse como su cuerpo se enroscaba más tenso y más tenso, levantándose más alto, frotándose más duro, montándole a un ritmo más rápido. Su aliento quedó atrapado en su pecho y ella le tomó más profundo, aumentando la fricción, deliberadamente contrayendo los músculos alrededor de él, liberando un áspero gemido de él.

– Hijo de perra, Briony, vas a matarme antes de que lleguemos.

Quería inducirlo a jurar. Con nadie más le habría parecido bien o sexy, pero con Jack sabía que empujaba sus límites y él le dejaba. No le gustaba dejar el control, ni siquiera sexualmente, pero la dejó marcar el paso, que hiciera lo que quisiera o tal vez lo que necesitara hacer.

Lo miró directamente a los ojos y sonrió, una sensual y sexy sonrisa de pura felicidad.

– ¿Sabes qué, Jack? Esta esforma de amarte.

Su corazón brincó en su pecho. Su pene se tensó y se sacudió en respuesta.

Las yemas de sus dedos se deslizaron sobre su cara, trazando cada querida línea. ¿Cuándo se había vuelto tan necesario para ella? Sintió el amor mezclarse con las ansias terribles de su cuerpo, y si fuera posible, el amor incrementó su placer aún más. Ella se meció hacia adelante y tomó su boca, la lengua deslizándose sobre sus labios, dientes probando y mordisqueando. Su boca se abrió, caliente y dura y sabiendo tan perfecto. Gimió y envolvió sus brazos alrededor de su cuello, todo el tiempo meciéndose y retorciéndose y manteniendo un ritmo estable diseñado para volverlo tan loco como solo ella podía.

Y luego su boca se movió contra la suya, y de repente él era el dominante, manos apretando sus caderas, forzando su cuerpo a un ritmo diferente, mucho más difícil y más rápido. Ella sintió la inmediata llamarada de excitación, el calor precipitándose como una bola de fuego por su cuerpo apretando cada músculo y aumentando su placer aún más. Inclinó su cabeza hacia atrás en una invitación, su boca vagó bajando por su garganta hasta sus bellos senos saboreando y pellizcando, conduciéndola a la locura. Podía sentir su clímax crecer y crecer, su boca, manos y cuerpo llevándola más cerca y más cerca del borde. La llenó y estiró, sus cuerpos combinados más calientes de lo que hubiera imaginado posible, cuando él aumentó el ritmo presionó deliberadamente el bulto de sensibles nervios.

Briony se tragó un grito y se dejó ir, músculos sujetándola abajo fuertemente, tomándola, ordeñándolo hasta secarlo, mientras su cuerpo ondulaba y temblaba con un terrible orgasmo. Jack gimió roncamente, cuando se vació en ella y la arrastró contra su pecho para sostenerla en sus brazos, mientras ellos se mecían juntos, aferrados, su cara sepultada en el pelo de ella, la de ella en su hombro. Se quedaron de esa manera mucho tiempo, sólo sosteniéndose el uno al otro, mientras sus corazones dejaban de correr, sus cuerpos todavía uno, ambos sintiéndose en paz.

– Tenemos que conseguir descansar algo -apuntó Jack finalmente, de mala gana dejando a sus brazos escabullirse-. Nos espera una larga noche -vertió agua en una pequeña toalla-. Túmbate y nos limpiaré. Tendrás que vestirte y dormir con tu ropa. Tenemos que estar listos para movernos.

Briony debería haberse sentido avergonzada por hacer que limpiara suavemente sus muslos, pero se sintió amada y querida. Sus ojos permanecieron oscuros por la emoción mientras se vestían y ella se recostó a su lado, su brazo la acercó a su cuerpo, tiró la manta sobre ellos.

– Gracias, Jack. Tenía que estar contigo.

Su beso fue suave.

– Vamos a salir de ésta. Todos lo haremos.

Ella cerró los ojos y se fue lejos a la deriva en un tranquilizador sueño por la confianza en su voz y el calor de sus brazos.

Jack. Ken se resistió tocar el hombro de su hermano, sabiendo que Jack despertaría blandiendo un arma y probablemente cortaría su garganta. Se quedó fuera del alcance, de cuclillas, mientras su gemelo se sentaba, ya buscando un arma. Ken movió con su mano la boca del arma lejos de su cuerpo. Estamos en problemas, hermano. Subí el paso…

– ¿Hiciste qué? -Jack siseó-. Maldición, Ken. Era peligroso.

Inmediatamente Briony se movió y se sentó también, mirando de un hermano al otro.

– ¿Qué pasa?

Ken se hundió a un lado de ellos, el rifle apoyado en sus brazos.