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La simpatía de Ken se movió en su mente. Ken sabía que él sentía la misma furia, y el mismo desapego. El monstruo era un legado de su padre de quien nunca se librarían, y cualquier mujer en sus vidas tendría que vivir, justamente como lo hacían, con ese demonio indecible.

Ken dejó caer una mano en el hombro de Jack y miró hacia los árboles. No podemos permanecer en un claro como este. Serán unas buenas de diez a doce horas aún con la mezcla de equipos para recogernos. Tenemos que encontrar refugio y una posición defendible.

Jack inclinó la cabeza y ayudó a Briony a levantarse. Se movían rápido en fila india, quedándose entre los árboles y la maleza, con cuidado para no hacer ruido. Por la noche, cualquier sonido se transmitía, y no se podían permitir que el enemigo cayese sobre ellos. Necesitaban cubrir tanta distancia como fuera posible. Tan pronto como estuvieron a una buena milla de los acantilados, comenzaron a forzar el paso, trotando ahora, durante bastante tiempo, comiéndose el terreno a grandes pasos.

Cada músculo del cuerpo de Briony se sentía cansado, pero era satisfactorio saber que no sólo había usado el entrenamiento del circo para escapar de los hombres de Whitney sino las mismas técnicas y habilidades que él había suministrado. Aún ahora, sus realzados músculos trabajaban como una máquina, transportándola rápido sobre la tortuosa área, y su vista le permitía ver en la oscuridad cuando pocos podrían moverse tan rápidamente. Y todo era debido al experimento de Whitney y la educación en la que él había insistido para ella.

Trotaron por dos horas, descansaron, y corrieron otra vez, esta vez desacelerando bajo los árboles y maleza más gruesa mientras comenzaban a bajar cuesta abajo. Obviamente Jack y Ken tenían en mente un lugar en concreto. Se refugiaron a unas cien yardas de un claro. Se escondieron agachados en un lugar que tenía un montón de escondites, con peñascos, árboles, y maleza, pero más importante aún, las depresiones en la tierra proporcionaban un elemento añadido de protección.

– Descansaremos aquí y esperaremos -dijo Jack-. El equipo ya viene, y si nos quedamos callados, entonces merecidamente podríamos tener suerte.

Los hombres empezaron a crear un refugio, una caverna de varitas de leña y hojas donde podrían tumbarse y descansar mientras esperaban. Cuando el amanecer veteó el cielo, Briony sintió la tensión aumentar y trató de esconderlo. Jack se tumbó a su lado, sus dedos entrelazándose con los de ella, y en el lado contrario, Ken parecía dormitar.

¿Cómo puede hacer eso? ¿Simplemente irse a dormir cuando estamos siendo cazados como animales?

Jack se volvió para acariciar con la nariz su cuello. Conserva la energía, nena. Eso es de lo que siempre se trata. Descansa mientras puedes. Estamos lo suficientemente seguros durante un par de horas. Tienen que creernos fuera, dónde estuvimos, antes de que nos puedan encontrar. La acercó más, la mano presionando su cabeza contra el hombro hasta que ella se relajó. Briony no tuvo ni idea de cómo, pero fue a la deriva hasta dormirse.

Ella despertó para encontrarse con que Jack y Ken se habían ido. Se puso derecha, mirando alrededor, palpitándole aceleradamente el corazón. A lo lejos podía ver a Ken manifiestamente de pie en el claro, hablando suavemente por la radio. Jack era más difícil de divisar, pero comenzaba a saber sus métodos, y buscó arriba, en los árboles y las rocas, sabiendo que protegería a su hermano. Pensó que le había visto en un árbol, pero parpadeó, y cuando trató de verle más de cerca, no estaba allí. Casi se murió de miedo cuando le puso una mano en el hombro.

El familiar rifle estaba en sus brazos y su cara se veía sombría. Ken regresó, y tenía una expresión similar en su cara.

– Mierda, Jack. Lo siento. Ha sido mi error -Ken negó con la cabeza con fastidio-. Dimos por supuesto que al estar realzados, si envían a cualquiera contra nosotros las oportunidades aumentan al ser sólo físico, pero Whitney envió a alguien con habilidades psíquicas también. Debería haber considerado esa posibilidad.

– No había forma de saberlo -Jack se encogió de hombros mientras se ponía en cuclillas al lado de su hermano-. No tuvimos alternativa. Teníamos que usar la radio para hacer venir a nuestra gente. No pierdas el tiempo tratando de culparte a ti mismo. Debieron detectarnos, Ken, y tú lo sabes. Tenemos que movernos, y rápido -le tendió una botella de agua a Briony.

– ¿Qué sucedió? -preguntó Briony.

Destapó la botella y bebió rápidamente. El agua estaba caliente, pero era bienvenida de todos modos. Tapó con el tapón la botella y se la ofreció a Ken.

– Tuve que usar la radio para saber dónde estaba el equipo de extracción, pero Whitney envió a un experto en comunicaciones, un “tejedor”. Pueden repasar las frecuencias casi tan rápido como la computadora más rápida, y pueden oír cualquier cosa trasmitida. La gente de Whitney sabe exactamente dónde va a recogernos el helicóptero, están en camino, y llegarán primero.

Jack juró suavemente.

– ¿A cuanto está nuestro equipo de extracción, Ken?

Ken negó con la cabeza.

– Treinta largos minutos. Estaremos muertos para entonces.

Briony agarró la mano de Jack.

– ¿Qué hacemos?

– Pelearemos. No tenemos alternativa, cariño; Tenemos que pelear. Si no los mantenemos a distancia, entonces nos atropellarán en minutos y eso sería como tirar el guante, cariño, nada menos. Whitney va a dejar caer a su equipo entre nosotros y el único punto de extracción y obligarnos a abrirnos paso a la fuerza. Se abalanzará sobre nosotros con todo lo que tiene porque ahora está asustado. Hay una posibilidad de que vosotros salgáis precipitadamente de sus manos. Una vez que alcancemos a Lily, no podrá acercarse a ti.

Cerró los ojos brevemente tratando de decírselo a ella. No la podría proteger de esto y tenía que dejar la mente abierta a ella para comunicarle órdenes.

La mano de ella rozó su cara. Leyó fácilmente su desasosiego, pero estaba insegura del por qué la miraba con tal aprensión.

– Hemos llegado hasta aquí, Jack. Vamos a hacerlo.

– Lo sé. No dejaría que nada te ocurriese, es solo que tengo que hacer todo lo posible para protegerte, no importa lo que cueste.

Se quedó con la mirada fija en sus ojos grises, leyendo una súplica de que lo entendiera. Briony se apoyó en el besándole.

– El coste no debe incluir ni un arañazo en tu cuerpo. Ya tienes suficientes cicatrices. Ten un poco de cuidado, Jack -levantó la cabeza para sonreír a Ken-. Tú también. Simplemente salgamos de esto y vallamos a donde quiera que vamos. ¿Dónde vamos?

Los hermanos intercambiaron otra mirada, casi desesperados. Obviamente no había entendido lo qué Jack había estado tratando de decir. Sólo podía esperar que no le volviese la espalda con horror cuándo descubriese al Jack real, el que mantenía oculto.

– Nos encaminaremos hacia Lily Whitney, el lugar del que te habló Kadan -explicó desagradablemente-. Ella enviará a una tripulación de limpieza a la casa; haremos las reparaciones necesarias y estableceremos un mejor sistema de alarma. Tendremos que convertir nuestra casa en una fortaleza si regresamos.

– Dime lo que quieres que haga -dijo Briony.

Había tanta confianza en sus ojos, que Jack tuvo que apartar la mirada. Esto era una batalla, una guerra total, y no iba a ser bonita. Allí estaban los tres en contra de un helicóptero lleno de soldados. Ken y Jack habían limitado munición y armas, y cada bala iba a tener que ser una presa.