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Saber miró atrás, a dentro de la casa, buscando con desesperación a Jess, pero él estaba en la cocina, preparando el té para su hermana.

– ¿Qué pasa? -Sonaba más preocupada que compasiva, porque la asustaba ver a Patsy llorando. Colocó una consoladora mano sobre el brazo de la mujer mayor, sintiéndose inadecuada pero queriendo ayudar. En el momento en que ambas entraron en contacto, una instantánea punzada de conciencia bajó por la columna de Saber.

– Lo siento -Patsy miró abajo, hacia ella, desbordada de lágrimas-. Creo que estoy más afectada de lo que pensaba.

Saber envolvió su brazo alrededor de la hermana de Jess y la incitó a entrar en la casa. Patsy estaba temblando, y la punzada de conciencia era ahora un completo ataque a sus sentidos. Cerró la puerta y llevó a Patsy hasta la cocina.

Jess levantó la vista, la sonrisa se le cayó de la cara.

– ¿Qué pasa, Patsy? -Su voz estaba calmada, pero sus ojos eran agudos y penetrantes. Maniobró rodeando las sillas y cogió las manos de su hermana-. Dime, cariño.

Patsy se hundió en una silla.

– Lo siento, estoy comportándome como una tonta. Es sólo que… -las palabras se desvanecieron y empezó a llorar silenciosamente.

Saber le consiguió inmediatamente un vaso de agua. Cuando se inclinó sobre el hombro de Patsy para pasarle el agua, sintió el zumbido de una vibración de bajo nivel saliendo de la mujer. Manteniendo la expresión de su cara, descansó una mano sobre el hombro de Patsy e ignoró su alteración para encontrar el ritmo del cuerpo de Patsy. Sospechaba que conocía qué tipo de energía era.

– ¿Patsy? -Jess se inclinó hacia su hermana-. Simplemente dímelo, cariño.

– Pasé por la emisora esta mañana -la mano de Patsy tembló cuando levantó el vaso de agua a sus labios y tomó un sorbo-. Es la primera vez que he estado allí desde que perdí a David.

Jess miró a Saber.

– David era el prometido de Patsy.

Patsy asintió.

– Poseo la emisora con Jess y pensaba que debería empezar a tomar interés otra vez, entonces, entré y deambulé por allí. Me afectaba, pero realmente me parecía que ya era hora.

– Eso está bien, cariño -la animó Jess.

Ahora Saber recogía ambos ritmos, el de Jess y el de Patsy, porque Jess estaba sosteniendo la mano de Patsy. Era interesante que fuesen tan diferentes. Ser hermanos, por lo visto, no hacía que sus biorritmos individuales, fuesen similares. Jess emitía un latido muy fuerte y estable, la sangre moviéndose a través de su cuerpo con un flujo y un reflujo que sugerían poder. Patsy… Saber frunció el ceño, no le gustaba el ritmo. Algo no iba bien. La sangre no parecía moverse en la manera en que debería. Cogió aliento e intentó ahogar el latido de Jess así como la pequeña y extraña vibración, así podría atrapar el flujo de la sangre de Patsy, los ecos de las partes del corazón.

– Estuve hablando con algunos de los hombres y luego me fui. Conducía bajando por el tortuoso camino que conduce a la carretera principal, y justo cuando me estaba aproximando a aquella curva cerrada… -la voz de Patsy se entrecortó otra vez.

Jess alejó su mano para conseguirle una pequeña toalla del fregadero. Lo que permitió a Saber alinear el ritmo de su cuerpo con el de Patsy. Si, había un susurro definitivo que no debería estar allí cuando la sangre fluía a través de una de las cámaras de su corazón, como si no pasase a través correctamente y diese marcha atrás. Además de eso, Saber podía recoger aquella extraña vibración, la energía baja y sintonizada con…

Se enderezó, encubriendo un grito de alarma. Los tonos exactos de Jess. El receptor, en algún lugar del cuerpo de Patsy, estaba sintonizado para buscar exactamente el tono de Jess. Inhaló y exhaló, empujando el aire a través de sus pulmones. Las advertencias de Chaleen estaban fundadas. Alguien quería saber acerca de la investigación secreta de Jess, lo suficiente como para usar a su hermana para introducir un receptor en la casa.

– Tómate tu tiempo, Patsy -indicó Jess-. Dime qué pasa.

– Estaba aproximándome a la curva. La tomé muy despacio y sabía que estaba un poco agitada, siempre lo estoy, pero este SUV salió de ninguna parte, de un pequeño camino de tierra, directamente cruzó la curva y golpeó mi parachoques. Mi coche fue girando en dirección al acantilado. Casi me salí, Jess. Me paré al lado del guardarail. El SUV siguió su camino.

Los rasgos en granito de Jess se marcaron tanto que parecía como si hubiese sido esculpido en piedra. Hubo un repentino tenso silencio. Las paredes de la habitación parecieron expandirse y contraerse, y el corazón de Saber saltó cuando el suelo bajo sus pies vibró ligeramente. Miró a la mesa de centro y vio a los artículos levitar, moverse y temblar. El poder surgió en la habitación. Energía. Vio la mano derecha de Jess curvarse despacio en un apretado puño.

Jess Calhoun no era SEAL. Al menos no era un SEAL normal y corriente. Por un momento no pudo respirar. Incluso su cerebro se congeló. Él movió las paredes, el suelo y los objetos sobre la mesa. Él había estado involucrado, muy involucrado, en el proyecto de los Caminantes Fantasmas. Y alguien en ese proyecto, alguien que sabía sobre ese proyecto, era su mortal enemigo. Nunca había sentido dolor cerca de él, nunca se había preocupado por dolores de cabeza y los problemas que acompañaban a las habilidades psíquicas. Pensaba que era la casa, o el hecho de que ellos simplemente encajaban, pero él tenía que ser un ancla, un Caminante Fantasma que apartaba la energía de los demás.

Tenía que estar entrenado. Y ser muy experto. Habían vivido en la misma casa durante meses y ella nunca lo había sospechado. Siempre sabía cuando un Caminante Fantasma andaba cerca. Emitían un campo de energía diferente. ¡Maldita sea! Su mirada se deslizó a la ventana, a la puerta, calculando la distancia. ¿Y que pasaba con su equipo de emergencia con su dinero y sus cosas importantes? ¿Podría ir a por ello? ¿Se atrevería a perder tiempo en cogerlo? ¿Tenía tiempo para empaquetar todo lo que le importaba?

Si Patsy se derrumbaba, Jess concentraría su atención allí y eso le daría una oportunidad para escapar. ¿Sospechaba él que ella lo sabía? Tenía que actuar con naturalidad. Tenía que parecer como si solo estuviese preocupada por Patsy y por su seguridad. ¿Y qué había pasado realmente? Saber sacudió la cabeza, tratando de despejar el cerebro. Patsy tenía una especie de micrófono en su bolsillo sintonizado con Jess, no con ella, por lo que ¿qué significaba eso? Tenía que pensar.

– Volveré ahora mismo -Saber dirigió una pequeña seña a Jess, esperando que simplemente la dejase irse.

– ¿Dónde vas? -Patsy cogió su mano.

– Quiero echar un vistazo rápido a tu coche, cariño -dijo Saber-. Sólo me llevará un minuto -porque si Patsy decía la verdad, habría evidencias.

Jess se arrimó a su hermana.

– Estarás bien, Patsy.

– Lo sé, es sólo que fue tan extraño que sucediese en el mismo sitio dónde perdí a David, casi como si estuviese destinado a pasar.

Saber estaba saliendo de la habitación, pero el suelo vibró y ella se giró para ver el horror en la cara de Jess. Parecía desolado. Pálido. No podía soportarlo, aunque estuviese aterrorizada de que él fuese su enemigo.

– Patsy, no digas eso -dijo bruscamente Jess-. Quiero decir, no estás destinada a morir porque David lo hiciera. Eso es una gilipollez y lo sabes.

Miró a Saber y le hizo señas para que comprobase el coche. Comprendió que su miedo no era una actuación. Realmente temía que Patsy hubiese estado cerca de salirse por el acantilado a propósito.

Se apresuró a través de la casa hasta el frente, donde a Patsy le gustaba aparcar el coche. El brillante descapotable de un rojo-fuego encajaba con la hermana de Jess. Saber caminó alrededor del coche hasta que llegó al parachoques trasero. Pintura negra, arañazos y abolladuras estropeaban tanto el parachoques como la parte trasera del lado izquierdo del coche. El coche había sido definitivamente golpeado, y con bastante fuerza. Lo que habría puesto el coche a hacer trompos. Patsy había tenido suerte.