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Su equipo quería que regresara. Ken entendía el credo de los Caminantes Fantasmas. Nunca abandonaban a un hombre. Si uno era capturado, iban a por él o ella. Pero no le ayudaba preguntarse si Brett o Sean conducían la misión de rescate y si era completamente personal. El equipo había estado presionándolos duramente durante dos días y estaban definitivamente siguiendo los planes de vuelo de Nico, archivados con un solo acceso de autorización de alta seguridad.

Se maldijo suavemente a sí mismo. Parecía no haber ningún control para los celos. Nunca había permitido que le preocupara algo o alguien además de Jack, así que esto nunca había sucedido. Cuando Briony había entrado en sus vidas y Jack había caído con tanta fuerza sobre ella, a Ken solo le había preocupado que Jack perdiera la única cosa buena que le pasado nunca.

Ken tocó la cara de Mari, trazando la estructura ósea, imprimiéndola para siempre en su mente, piel y órganos. La quería para él. Era inesperado y espantoso. Incluso estaba asustado de poder querer algo tanto, pero lo hacía. Ella estaba allí. En su interior. Todo el tiempo mientras hablaba, veía cada expresión, cada gesto y había descansado su palma sobre su cuerpo, absorbiendo lo que podía de su naturaleza y carácter. No era uno de sus dones más fuertes, pero atrapó impresiones de su vida, dura, estéril y a menudo desagradable. Era la clase de mujer que le habría atraído sin la interferencia de Whitney.

Era fuerte y testaruda y no se intimidaba fácilmente. Era hermosa. Aunque sabía que ella no lo pensaba; las mujeres nunca lo hacían. Siempre querían ser mas delgadas o tener el color del pelo diferente o ser más altas o más bajas, pero había sido el que la había desnudado y su cuerpo era perfecto para él. La quería con una necesidad casi salvaje, primitiva y ahora que había despertado a su polla, esto también, había hecho un monstruo, que rabiaba por atención…

Siempre había tenido una gran resistencia, un fuerte impulso sexual y ahora que había regresado y que sabía que estaba desnuda y receptiva, esto lindaba con la obsesión. ¿Y que haría para satisfacerlo? ¿Estimularlo? Estaba bastante seguro de que necesitaría mucho estímulo para llegar al orgasmo y una mujer que había soportado la clase de cosas que Mari había tenido no querría para nada sexo duro. Juró por lo bajo y se dio la vuelta alejándose de ella.

¿En qué demonios estaba pensando? No podía tenerla. No podía pensar con su polla; tenía que pensar con el cerebro y no podía tenerla. Era así de simple. No podía pensar en la manera que se le iluminaban los ojos cuando le sonreía o en la atractiva curva de sus labios y como parecía… Gimió suavemente y se frotó la parte delantera de los vaqueros, maldiciendo otra vez cuando tuvo que hacer una presión dura para sentir la ola de placer que bordeaba demasiado cerca el dolor.

– Estarán fuera en dos minutos, Ken.

La voz de Jack lo sobresaltó, no era un buen signo cuando tenía que estar alerta. Hacía mucho tiempo que no sentía placer sexual y estando cerca de ella, sintiendo su cuerpo endurecerse y llenarse de palpitante necesidad era un milagro y una maldición que no había esperado.

– ¿Estás seguro de que está inconsciente? No podemos arriesgarnos de que advierta a alguien. Si no siguen a Nico, no podremos llevarla con Lily. Y tú y yo sabemos que Whitney tiene algo más en la manga para asegurarse de que irá a casa. Quiero que Lily le haga un chequeo a fondo antes de que se acerque a Briony.

– Está fuera de combate. Vamos a cortar porque estamos demasiado cerca. Están a una hora detrás de nosotros. Nico puede estar en problemas. El zumbido en su cabeza comenzaba a desvanecerse, indicando que el equipo de alejaba de ellos.

– Queríamos que creyeran que nos estaban ganando terreno. Tienen que seguirlo. Nico sabe lo que hace. Logan estará aquí en cualquier momento, Ken. Necesito preguntarte…

– No lo hagas. Traté de decírtelo y ahora es demasiado tarde.

– Tenemos que hablar de ello. Tuve que enfrentarme cuando Briony vino pidiéndome protección. Existía la posibilidad de que nuestro padre viviera en mí.

– Nunca existió esa posibilidad. Hicimos un pacto, Jack, que nunca nos acercaríamos lo suficiente a una mujer para caer enamorados, pero siempre supe que estarías bien si llegaba a pasar.

– ¿Cómo? No lo sabía. No siento nada en absoluto haber disparado, Ken, lo sabes. No sentí remordimientos cuando maté a nuestro padre.

– Cuando terminaste lo que empecé. -Le recordó Ken-. Mamá ya estaba muerta cuando fui a por él. Debería haber corrido, pero solo podía pensar en matarlo. -Todavía podía recordar con un vivo detalle desgarrador el bate de béisbol de su padre que agarró y el fuerte vaivén. Hubo un placer absoluto cuando el bate conecto con un crack satisfactorio y su padre gritó. Por primera vez en su vida, Ken se había sentido poderoso y con el control. Ya no era un adolescente y aunque había planeado la muerte de su padre un millón de veces, cuando encontró a su padre con la sangre de su madre por todas partes, algo frío y grotesco, vicioso y despiadado, había saltado a la vida y lo había atrapado.

– ¿Piensas que no sentía lo mismo, Ken? Hizo que nuestras vidas fueran un infierno. Nos golpeó hasta la mierda y a mamá, nos ridiculizó y avergonzó. Nos quería muertos y la castigó cada día de su vida por amarnos. Por supuesto que querías que muriera. Esto no tiene nada que ver con ella. -Jack se acercó, gesticulando hacia Mari.

– Esto tiene todo que ver con ella y lo sabes. -Ken estaba demasiado avergonzado para admitir sus sentimientos a su hermano, la persona a la que más amaba y respetaba en el mundo. Era suficientemente malo que conociese su propio y nefasto defecto, que tenía que mirarse al espejo cada día y ver que su padre le devolvía la mirada, pero estaba malditamente seguro de que no quería que Jack viera lo que hizo-. Podría sentir eso, no querer compartirla con nadie. No puedo pensar si quiera en la posibilidad de tener niños y no volverme completamente loco. Cuando oí hablar de Brett… -Le costó decir el nombre y en su voz hubo un aumento de repugnancia y cólera-. Debería estar pensando en lo que ella había pasado, pero todo en lo que podía pensar era que él la había tocado, había estado dentro de ella y que lo quería muerto.

– Tenía la impresión de que lo despreciaba. Si la forzó, se merece morir. Infiernos, querría matarlo.

– El punto es, que no estaba pensando en ella, pensaba en mis propios pensamientos y no eran exactamente nobles. Quería estar en su interior, borrando de ella cualquier recuerdo de él. -Había vergüenza en su voz.

– Ken -dijo Jack, manteniendo la voz baja-, somos diferentes. Debemos tener cuidado, pero no nos hace como él. Tan solo somos un poco más dominantes.

Ken resopló.

– ¿Un poco?

– Y un poco más celosos de lo que es un hombre medio…

– ¿Un poco? -repitió Ken-. Maldición, Jack, Briony es demasiado dulce y te deja comportarte muy mal con ella; piensa que eres mono o algo así. Quien sabe lo que le pasa por la cabeza. Y no te vuelves loco cuando ella tiene alrededor otros hombres.

– Me molesta -confesó Jack-. Lo manejo.

– ¿Y si no puedes? ¿Qué le haría esto a tu relación con Briony? ¿Cómo piensas que se sentiría cada vez que un hombre le sonriera y te enfadaras al instante?

– Tendría el sentido común de guardármelo para mí. Confío en ella. Todavía no conoces a esta mujer, Ken. No te ama; no la amas ¿Por qué esperas ser capaz de tratar con algo como los celos cuando aún no has construido una relación con ella? Si confiaras en ella y la amaras, sería diferente.

Ken negó con la cabeza.

– Logan está aquí. Ve a mantenerlos lejos de ella. Tenemos que deshacernos de su ropa y pensar que cualquiera de los demás viéndola desnuda es suficiente para provocarme, ya será bastante difícil el tiempo con el doctor.

Por primera vez, la expresión de Jack fue suspicaz, como si con esto pudiera caer en que Ken decía una verdad absoluta, que su naturaleza posesiva y dominante podría ser demasiado difícil de controlar, como él temía.