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Jack lo haría en un latido del corazón. Ken tocó su mandíbula llena de cicatrices. Había poca sensación en cualquier parte de su piel, y poco dejó de lo que una vez fue su hermosa cara o cuerpo. Un temblor recorrió su cuerpo, y por un momento, la rabia explotó, caliente, pura y sin estar cubierta por el hielo que usualmente llevaba. Vaciló, sabiendo que podría asentir con la cabeza y Jack apretaría el gatillo. O, todavía mejor, podría hacerlo por si mismo y tendría la satisfacción de saber que había eliminado a un traidor. Inhaló profundamente y respiró lejos toda emoción. Este camino llevaba a la locura, y se negaba a seguir con la herencia con la que había nacido.

Sintió el alivio de Jack y comprendió como de cerca le había estado vigilando su hermano últimamente.

Estoy bien. Por supuesto Jack sabía que sudaba profusamente y escuchaba gritos. Jack y Ken vivían en la mente del otro. Jack lo sabía. Y el conocimiento de que no había sido capaz de sacar a Ken antes de que Ekabela le torturase lo corroía. Eso no importaba, al final Jack le había sacado y había sido hecho prisionero. Jack creía que tenía que haberlo impedido. Estoy bien. Repitió Ken.

Lo sé.

Pero no estaba bien. No había nacido bien, no había estado bien de niño, o en su temprana carrera militar. Estaba peor desde su captura y tortura en el Congo, los demonios lo montaban duro, día y noche. Y ahora, con el senador necesitando protección, probablemente del mismo hombre que le había estado pagando por años, Ken sabía que la peligrosa sombra dentro de él se había convertido en una amenaza demasiado real para su salud.

Tenemos compañía, anunció Kadan telepáticamente. Estad alerta. Empujaré al senador a una habitación segura.

Kadan. Vigila a la esposa, advirtió Ken. Creemos que puede ser una de las nuestras. Está armada hasta los dientes y sintió la presencia de intrusos en el momento en que nosotros lo hicimos.

Kadan nunca expresaba sorpresa. Nadie estaba realmente seguro de si sentía emociones después de todo. Parecía una máquina, de hecho, simplemente hacía su trabajo. Y era bueno en ello. Entendido.

Ken se colocó en su posición. La vida de Kadan dependería de él. Jack mantendría al senador vivo. Si Violet hacía un movimiento contra Kadan, era mujer muerta. Se mantuvo concentrado en su objetivo principal. Kadan se movió a través de las sombras. Era casi imposible verle. Un borde borroso a veces, una percepción de movimiento, sólo porque Ken sabía donde iba a estar. Habían revisado su ruta varias veces. Ken lo mantuvo claro, barriendo el área circundante con la conciencia aumentada.

Una cuadrilla de asesinos estaba moviéndose por el lugar, y tratarían de reducir cualquier número contra ellos. Neil Campbell y Trace Aikens eran imposibles de localizar, pero estaban allí. Martin Howard había retrocedido para ayudar a Kadan a asegurar al senador.

Kandan alcanzó el porche, moviéndose por delante de los ciervos muertos que se balanceaban, para entrar en la cabaña. Hablo brevemente con Violet y ambos se apresuraron a la habitación del senador, empujándole de vuelta a la cocina donde estaba la “habitación segura”. El cuarto incombustible estaba debajo del suelo principal.

Los ciervos muertos que se balanceaban macabramente llamaron la atención de Ken de nuevo. La sangre goteaba. La brisa de la noche traía el olor. Se tragó la bilis, limpió las gotas de sudor de la frente, y puso de nuevo el ojo en la mira. Algo sobre los ciervos le molestaba, no lo dejaría ir. Una sombra parecía crecer en el lado opuesto de los ciervos, emergiendo en la parte superior cerca del gancho de carne.

Ken apretó el gatillo y la sombra cayo con un fuerte ruido sordo, un brazo se estiró como si suplicase. Incluso mientras Ken disparaba, el arma de Jack sonó, y un segundo cuerpo cayó simultáneamente, en el lado más lejano del tejado.

Un tercer disparo resonó mientras Jack se escabullía entre los arbustos para cubrirse, la bala golpeó donde había estado antes su cabeza. Ken ya estaba apuntado al breve destello. Tomándose su tiempo, apretó su dedo sobre el gatillo mientras cambiaba a una posición de cazador. La bala golpeó la casa, conduciendo al tirador hacia atrás, con el rifle todavía en sus manos. Ken siguió con una segunda ronda, pero su objetivo estaba cayendo a través de las ramas del árbol. Sabía que ninguna de sus balas había matado a su objetivo, un acontecimiento raro.

Con el ojo en la mira, siguió el camino del tirador mientras caía hacia abajo por la pendiente, chocando a través de los árboles y los arbustos.

Al instante la conciencia golpeó a través de la mente de Ken, como si todos los miembros de los Caminantes Fantasmas y la escuadra asesina estuvieran conectados de alguna manera con el tirador caído.

¡Retírate, Ken! Kadan emitió la orden. Están dando media vuelta para proteger a ese hombre. Alcánzalo primero. Quienquiera que sea, es más importante que el objetivo principal. Asegura al tirador inmediatamente. Sujetaremos a su equipo mientras intentas huir.

Cubro tu espalda, dijo Jack innecesariamente. Cada miembro del equipo de los Caminantes Fantasmas sabía que donde fuera Ken, también lo hacía Jack, y viceversa.

Hubo un instante de tranquilidad y luego una corriente eléctrica chisporroteó en el aire, haciendo un ruido seco y con un destello, tan real que los bordes de las nubes se iluminaron en respuesta a la corriente. El poder aumentó. No había duda por la ansiedad repentina del ambiente. Brilló sobre la brisa de la noche, una alarma repentina que los otros miembros de la unidad del tirador no pudieron controlar.

Ken se llevó el rifle al hombro y aligeró el paso. Sabía la localización del cuerpo, y a juzgar por la manera en que el francotirador había caído, había estado cayendo inconsciente. Eso no quería decir que siguiese inconsciente. Igual que los otros, era un súper-soldado, realzado tanto física como psicológicamente. Y eso quería decir contenerlo tanto como fuera posible.

Ken planeaba cada movimiento mientras corría, confiando en que Jack mantendría al enemigo alejado de él. Dos disparos sonaron casi simultáneamente. Una bala zumbo a su derecha, cortando la corteza del árbol cerca de donde giró. El tirador se le había anticipado saltando de un tronco caído a otro para ganar la colina lejana. Jack sin duda había estado más acertado con su bala, porque nadie más disparo a Ken a pesar del picor entre sus omóplatos.

Lo tenemos inmovilizado. La voz de Kandan fue de ultra calma. Les estoy impidiendo comunicarse, pero no podré sujetarlos para siempre. Coge al tirador, sácale de aquí, y por Dios, mantenlo vivo para que podamos sacarle información. El resto sacaremos al senador y a su esposa fuera de aquí. He llamado a un segundo helicóptero. Tomaremos la ruta de escape secundaria. Vayan con Nico y consigan una casa segura.

Entendido. Envió de vuelta Jack. Estarían solos una vez que determinasen una localización para mantener al prisionero, al menos hasta que Kadan y el resto del equipo estuvieran seguros de que el senador estaba a salvo.

Ken se movió a través de la suciedad suelta y las hojas, cuidando de no dejar rastro. La velocidad era esencial, Jack disparó dos veces más.

Están tomando posiciones, Ken. No quieren que consigas a ese hombre. Estoy justo detrás de ti, solo no me pegues un tiro. Jack recargó mientras corría, manteniendo el pesado follaje cuando barrió la región buscando algún signo del enemigo, protegiendo a Ken mientras zigzagueaba a través de los pesados árboles y arbustos para alcanzar al enemigo caído.

Ken redujo la marcha mientras se acercaba a su presa. Si el hombre todavía estaba vivo -como Ken creía que lo estaba- podría estar muy bien armado y listo para el ataque. Había un zumbido en la cabeza de Ken, la presión que acompañaba a la comunicación telepática. Alguien que no era de su propio equipo estaba tratando de hablar, pero Kadan era un escudo fuerte y tenía éxito en interferir en todas las interacciones psíquicas. Pocos soldados realzados podrían hacer lo que Kadan podía, y era probablemente una sorpresa para el equipo de asesinos. Pero también estaba claro que el otro equipo también estaba realzado no solo físicamente, sino psíquicamente también, lo que significaba que también eran Cazadores Fantasmas.