Silencio. Completo y total silencio. No tenía sentido.
Captó el rastro de un olor peculiar, débil, pero desagradable, como de huevos podridos. Con cautela, Mari abrió la puerta. Había cuerpos esparcidos por todo el suelo. Su corazón casi dejó de latir. Esto no podía estar sucediendo. ¿Estaban todos muertos? ¿Jack, el hermano de Ken? Ken se volvería loco y perseguiría a cada miembro de su equipo, y los ejecutaría.
¿Qué has hecho, Sean? Dios mío, la mujer está embarazada. ¿Los mataste a todos? Saboreó miedo e ira. Las lágrimas quemaron sus ojos y atascaron su garganta. Aspiró bruscamente y supo que el olor era una mezcla de gases.
¿De qué estás hablando?
Pudo escuchar un suave siseo mientras el gas entraba a través de una tubería en la pared. Su corazón casi dejó de latir, y Mari corrió hacia las ventanas, abriendo varias con violencia antes de agarrar el brazo de Lily y arrastrarla dentro de la habitación con Ken, antes de volver apresurada a por Jack.
Para el gas, ¡maldición! Lo digo en serio, Sean, para el jodido gas.
¿Gas? Yo no… Su voz se calló, luego volvió bruscamente. Sal de una jodida vez de ahí, ahora. Es una orden, Mari.
Ella ignoró las coordenadas del punto de encuentro que le envió y arrastró el cuerpo inconsciente de Jack a la habitación con Ken y Lily. Ryland fue el siguiente, y luego Logan. Tan pronto como los tuvo a todos en el pequeño cuarto médico, cerró la puerta y selló la parte de abajo usando toallas y prendas de ropa, cualquier cosa que pudo encontrar.
Las lágrimas se derramaban por su rostro, causadas por el gas o por lo temerosa que estaba por todos, no estaba segura, pero tenía la vista borrosa. Puso un paño húmedo en la parte de atrás del cuello de Ken, con la esperanza de que despertara más rápido.
Maldición, Mari, no podemos entrar más en el edificio sin disparar la alarma. Se supone que tienes que dirigirte hacia nosotros. Muévete rápido.
Le puso una máscara de oxígeno a Lily.
Si vosotros no hicisteis esto, ¿quién fue?
Sean juró, un largo brote de maldiciones elocuentes y sucias.
Arrastra tu trasero fuera de ahí, soldado.
No voy a dejarlos para que se mueran.
No tuvimos nada que ver con matar a nadie. La voz de Sean cambió, bajó una octava, tuvo una leve súplica. Whitney tiene a alguien ahí dentro. Vinimos para sacarte, pero él quería que los matáramos a todos y sacáramos a su hija, Lily. Las órdenes vinieron mientras estábamos entrando en el complejo. Fingí estar fuera de alcance, pero tiene a alguien dentro supuestamente ayudándonos.
Mari se volvió a poner en cuclillas al lado de Ken y lo sacudió, pasando por su cara un paño húmedo para que se despertara. Estaba sin fuerzas, y completamente inconsciente en un momento, y al siguiente explotó en acción, lanzando un puñetazo, golpeándole un lateral de la cara mientras ella intentaba apartarse gateando.
– ¡Para! Para, Ken. Tenemos problemas.
La cabeza de Ken le estaba latiendo, su visión nadaba. Se sacudió la cabeza, vio a Mari agarrándose la barbilla. Dándose cuenta de lo que había hecho, gateó hasta ponerse de rodillas y estiró el brazo hacia ella, cogiendo su cara entre las manos, su pulgar deslizándose sobre la brillante mancha roja.
– Dios mío, Mari. Te podría haber matado.
– No tuve tiempo para levantarme al otro lado del cuarto. Alguien está intentando matarlos. La habitación de al lado está llena de gas, y temo que alguien lance una cerilla. Tienes que ayudarme a sacar a todos de allí, ahora. Deprisa… no tenemos mucho tiempo.
El dolor de cabeza duraría mucho tiempo, pero su visión se estaba aclarando. No la reprendió por dejarlo sin conocimiento, ni hizo preguntas. Se sacó la camiseta con un movimiento de hombros y se la dio a ella, apurándose primero hacia Jack.
Mari estaba un poco asombrada por el hecho de que escogió a su hermano por encima de Lily, por la manera gentil en que levantó a Jack sobre su espalda y lo llevó a la ventana. Mari gateó hacia ellos y estiró los brazos. Ken le pasó el cuerpo de Jack. Con el aire limpio, ya estaba empezando a estirarse, y ella se apuró para poner algo de distancia con el edificio antes de volver corriendo. No quería que Jack se despertara y la atacara.
¡Mari! La voz de Sean sonó insistente y preocupada. Voy a entrar a buscarte. Los otros me cubrirán.
¡No! Dame dos minutos, Sean. No puedo dejarlos morir. No sé porqué alguien ordenaría que los mataran, pero eso no es lo que hacemos, y tú lo sabes. Si Whitney quiere cometer asesinato, puede enviar a sus matones.
Corrió con el cuerpo inconsciente de Lily en sus brazos, para dejarla tumbada al lado de Jack. Este ya se estaba sentando, apretándose la parte de atrás del cuello, tosiendo y mirando a su alrededor. Ella le puso una mano en el hombro.
– Conserva tu fuerza; vas a tener que correr en un minuto.
Ella tenía que marcharse antes de que alguien sospechara que su equipo estaba cerca. Si Ken o Jack sospechaban que los hombres estaban aquí, les echarían las culpas a sus chicos. Y si uno de sus amigos muriera, cada miembro de su equipo viviría bajo una sentencia de muerte. Sabía de lo que eran capaces hombres como Ken y Jack. Sabía que seguirían viniendo hasta que su sentido de justicia estuviera satisfecho. Volvió a la ventana y sacó a Logan, arrastrándolo tan lejos como pudo.
Te lo dije, tienen a alguien dentro. Va a hacer explotar el lugar. Estás fuera de tiempo. Los estamos conteniendo para sacarte con seguridad, pero están obstaculizando.
El corazón de Mari golpeó sordamente. Jack estaba avanzando a traspiés hacia el edificio para ayudar con Ryland, pero Ken no había salido. ¡Ken! ¿Qué estás haciendo? Van a hacer volar el edificio.
Jack tenía a Ryland colgado sobre el hombro, su rostro mostraba líneas sombrías. Ken estaba hablando con él, ella estaba segura. Ken sabía que iban a volar el edificio y le había dicho a su hermano que corriera. Jack levantó a Logan de un tirón, le gritó algo y estiró la mano hacia Lily.
– ¡Vamos, Mari! Tenemos que irnos ahora.
– ¿Qué está haciendo Ken?
– Hay otra gente trabajando en el edificio. Está disparando las alarmas. -Jack ya estaba corriendo mientras le daba la información, con Ryland sobre su espalda. Logan se tropezaba tras él con Lily en sus brazos.
Mari dudó, dividida entre correr para unirse a su equipo y sacarlos a todos de allí a salvo, o ir a por Ken. Ken ganó. Ella saltó de vuelta al edificio, aterrizando con una voltereta y levantándose, corriendo apresurada por la habitación hacia el vestíbulo. Escuchó gritos y el sonido de gente corriendo. Técnicos de laboratorio e investigadores se apuraban para salir al exterior. No podía ver a Ken por ninguna parte, y avanzó por el vestíbulo, ignorando a un hombre que le agarró la camiseta e intentó tirar de ella hacia una puerta.
El chillido de una sirena atravesó el aire, una ruidosa alarma que elevó significativamente la tensión. Las puertas se abrieron y más gente se derramó en el vestíbulo, apresurándose hacia la salida más cercana. ¡Ken! ¿Dónde estás? ¿Y si todavía estaba aturdido y se había desmayado? ¿Y si el hombre de Whitney en el interior ya lo había encontrado y le había clavado un cuchillo en la espalda? Durante un momento no pudo respirar, un completo terror la consumió, una sensación que nunca antes había conocido.
Mari, ¿estás segura? Sal de una condenada vez del edificio. ¿Dónde estás? La voz de Ken penetró en su mente.
El alivio fue instantáneo, barriéndola de manera que por un momento sus piernas se volvieron de goma. Se reclinó contra la pared para apoyarse, sintiéndose enferma, y su puño se cerró sobre la cruz que Ken le había dado, agarrándola con fuerza, como si de alguna manera pudiera mantenerlo más cerca de ella.