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No añadió antes de poder entrar en una relación de pareja, pero él escuchó el eco de las palabras en su corazón. Tal vez las escuchó en la cabeza de ella. Y una relación con él no sería la elección de Mari, una vez que estuviera en el mundo real donde hombres normales, tal vez con afición por el romance y la amabilidad, estaban disponibles para ella.

Ken. La voz de Jack se entrometió, aguda marcada por el mando. Aquí se está descontrolando todo. ¿Puedes llegar al primer nivel? Logan y Neil se están dirigiendo hacia ti. Los estoy apoyando, pero si no veo tu trasero en los próximos minutos, romperé el protocolo e iré a buscarte. Muévete, ahora. Había urgencia en la voz de Jack.

Ken sabía que Jack lo haría. Jack pondría su propia vida y la de cualquier otro en peligro para sacar a Ken del problema, justo como Ken haría por él. Estoy de camino. Estamos en el segundo nivel intentando llegar al primero. Dame unos pocos minutos.

Puede que no tengas unos pocos minutos. ¡Oh, mierda! Hubo un momento de completa concentración.

Ken reconoció la vacía e impasible voluntad de hierro de su hermano, que quería decir que estaba disparándole una bala a alguien. Esperó, sabiendo que algo malo había sucedido.

Uno de los guardias de seguridad que guiaba al senador al avión le acaba de disparar en la cabeza. Violet derribó al hijo de puta y metió a su marido en el avión, pero no tiene buen aspecto. No podemos distinguir los tipos malos de los buenos, Ken. Tienes que salir de ahí y llegar al helicóptero. Están saliendo de ese edificio como abejas.

Entendido. Ken abrió un poco la puerta, lo suficiente para espiar el pasillo. La mayoría de los técnicos corrían hacia las escaleras. Unos pocos guardias de seguridad y soldados empujaban por el corredor intentando ver a los individuos, lo que le decía que Whitney no había abandonado la esperanza de encontrarlos.

¿Alguien vio a Whitney?

Tú y yo sabemos que tiene uno o dos túneles. No se va a quedar atrapado ahí. Probablemente está a mitad de camino de su siguiente guarida. Pulsa un botón en un ordenador, su información es enviada a otros ordenadores, y él abandona este laboratorio.

Ken se acercó a Mari.

– Permanece cerca de mí. Camina directamente hacia las escaleras. Mantén la pistola en tu bolsillo y lista para usar. No levantes la vista hacia las cámaras, simplemente camina en la corriente de los otros técnicos.

– Me reconocerán. Aquí no tienen mujeres técnicos. Whitney pensaba que serían demasiada distracción.

– Tu cabello no es tan largo. Puedes subir la chaqueta poniéndola alrededor del cuello. Tenemos que irnos ahora, Mari. Y si digo que corras, sal disparada y no mires atrás.

– No te voy a dejar.

– Estaré justo detrás de ti. No soy un héroe, cariño. No voy a dejar que Whitney me conecte a alguna máquina por el resto de mi vida.

Ella le agarró la parte frontal de la bata.

– Puede que tuviera miedo y dudara, pero tengo intención de ir contigo. Asegúrate de estar justo detrás de mí. Lo digo en serio, Ken, porque volveré a por ti. -Dejando a un lado las dudas sobre el futuro, nunca dejaría a Ken a merced de Whitney.

– Suenas como mi hermano, y te advierto, Mari. Como hagas algo estúpido como eso, te voy a poner sobre mis rodillas.

Ella puso los ojos en blanco.

– Me han pegado con una vara, Ken. La amenaza de unos azotes no me asusta mucho.

Él le dio un pequeño empujón.

– Muévete. Sigue moviéndote.

Mari iba a ir con él. Tenía un respiro. No tenía ni idea de cómo la iba a conservar, pero por lo menos ella no iba a saltar sobre la valla y marcharse por su cuenta. Las mujeres habían planeado la fuga desde hacía tiempo, y aunque Ken y su equipo habían estado allí ofreciendo protección, no habían corrido el riesgo de desviarse de su plan. Creían las unas en las otras, y en nadie más. Incluso Violet estaba fuera de su círculo. Eso preocupaba a Ken. Si las mujeres se volvían en contra de Mari por elegir quedarse con él, ¿terminaría sintiéndose resentida con él?

Apartó todos los pensamientos de su mente y se puso en modo guerrero en el momento que salió del cuarto de herramientas. Se retrasó varios pasos para proteger mejor a Mari mientras ella se abría paso a empujones por el pasillo. Ella se daba espacio para luchar, notó él con aprobación, y se movía con confianza, pero mantenía la cara apartada de las cámaras. Caminaba como una mujer, meciendo las caderas, y vio a dos soldados reaccionar cuando pasó. Los hombres estaban parados en una entrada, buscando en las caras de los técnicos que pasaban.

Antes de que ninguno de los hombres pudiera hablar por sus radios, Ken les disparó. Usó un disparo mortal, derribándolos con rapidez y dureza, dos ataques seguidos que hicieron que los hombres se hundieran hacia el suelo antes de que los disparos se registraran entre la multitud que huía. Continuó moviéndose, escondiendo la pistola con su cuerpo, reaccionando como los otros, casi corriendo.

Un disparo pasó silbando al lado de su oreja y alcanzó a un técnico que tenía cerca, llevando al hombre contra la pared. La sangre salpicó y el técnico gritó, colocándose una mano con fuerza en el hombro. Inmediatamente todo el mundo corrió, chocándose unos contra otros, empujando y dando empellones al correr hacia las escaleras.

Ken perdió a Mari de vista al agacharse, dejando que la multitud lo ocultara, mientras buscaba al enemigo. Una descarga de balas barrió la masa que corría, derribando la gente, de modo que algunos se quedaron tirados en el suelo, y otros los pisotearon. La sangre corría por el pasillo. Ken se deslizó en la sombra de una de las entradas y disparó con rapidez a las luces, sumiendo el pasillo en sombras. Instantáneamente subió por la pared, trepando como una araña hasta que llegó a las vigas que recorrían el soporte del techo.

¡Ken! Mari sonaba ligeramente aterrorizada.

Estoy vivo. Sal de una condenada vez. Jack te cubrirá. Puedes confiar en Neil y Logan. Te llevarán al helicóptero.

No me marcharé sin ti.

Más balas recorrieron la zona donde habían estado, el enemigo sistemáticamente barriendo las zonas bajas y luego las altas, derribando despiadadamente a cualquiera que se metiera en la zona de los disparos. Ken le disparó a la luz, concentrándose en un objetivo de cuatro puntos donde debía estar el corazón.

Mari, te lo juro, te golpearé ese terco y pequeño trasero si no haces lo que te digo. ¡Vete!

Se dejó caer al suelo y se tumbó, esperando una respuesta, pero sólo hubo el sonido de los muertos al caer y los temerosos gritos de los técnicos que querían salir, pero que no eran capaces de reunir el coraje para volver a moverse. Echó un cuidadoso vistazo a su alrededor, usando su realzada visión nocturna. Un hombre estaba muerto a varios pies a su izquierda, con la pistola todavía en la mano, un charco de sangre extendiéndose bajo él. Ken se levantó de un salto y corrió a toda velocidad hacia las escaleras, saltando sobre los hombres caídos, ignorando sus gritos pidiendo ayuda.

Saltó la mitad de las escaleras, subió corriendo el resto, y salió repentinamente al pasillo del primer nivel.

¡Abajo! ¡Abajo!

El grito frenético de Mari hizo que se lanzara al suelo, rodando lo más cerca posible de una entrada, mientras su arma estaba fuera rastreando. Una descarga de balas lo mantuvo rodando, el sonido ensordecedor en los estrechos confines del corredor. Consiguió arrastrarse hasta una puerta abierta y trepar por el lateral de una pared para colocar su cuerpo directamente sobre la puerta. La chaqueta se rasgó cuando sus músculos sobresalieron, agarrando su peso extendido por encima de la entrada. Pudo ver dónde una bala había perforado el material, dejando un hueco en la tela.