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Deja de intentar parecer guay y mete el trasero en el helicóptero. Todos saben que eres un tipo duro. Ken mantuvo la preocupación fuera de su voz, cubriéndola con sus habituales bromas.

Estaba esperando que vinieras y me llevaras; me siento algo débil. Jack disparó otra ráfaga, y un soldado usando un pedrusco como escudo parcial, se desplomó.

Ken localizó a dos enemigos con la mira puesta en Jack y les disparó. Briony va a estar mortalmente cabreada contigo por volver a casa dañado.

Llevo a su hermana. Me tratará como a un héroe. Jack cubrió los últimos pies y saltó al interior. Martin y Neil lo siguieron.

– Vamos, vamos -ordenó Neil, y todos desviaron su atención a cualquier fuego antiaéreo que viniera en su dirección.

Logan empujó a Ken hacia abajo y se sentó a su lado.

– Pásame el equipo médico. -Señaló detrás de la cabeza de Mari.

Esta lo agarró y se lo lanzó, su mirada todavía en el terreno, observando. Una vez el rifle fue a su hombro y apretó el gatillo.

– Estamos a salvo. Ningún pájaro en el aire.

Ella notó que no había relajación. Neil y Martin ocuparon posiciones para proteger el helicóptero mientras Logan empezaba a sacar los clavos de la espalda y pantorrillas de Ken. La mayoría eran superficiales; sólo uno o dos estaban más profundamente. Logan desgarró la camiseta de Ken y ella pilló a todos los hombres mirándose los unos a los otros.

Mari se dejó caer al lado de Ken y le puso la mano en la parte de atrás de la cabeza. Se acercó más a él, sintiéndose protectora, sabiendo que él no lo demostraría, pero odiaba que otros vieran las cicatrices y que su espalda pareciera como si un rallador gigante la hubiera raspado, como si la piel fuera queso blanco grumoso. La parte delantera de su pecho tenía el mismo fino patrón de cicatrices que su cara y cuello. No había manera de bloquear la línea de visión que tenían todos los miembros del equipo. Ella detestaba las miradas en sus rostros.

Eh, querido, ¿lo llevas bien? Ella quería preguntar en voz alta, para que todos oyeran la preocupación por él en su voz, que oyeran lo que sentía por él, pero no se podía hacer tan vulnerable. Lo preguntó suavemente, íntimamente, en su mente, intentando unirlos, para que Ken pudiera sentir que estaba con él.

Sus dedos se enredaron con los de ella. Hubo dolor físico, pero fácilmente podía soportar eso. Era mucho, mucho más difícil tener a sus amigos observándolo fijamente -mirándolo- viendo la terrible destrucción de su cuerpo. A Mari le dolía por él, sentía lágrimas quemándole los ojos y la garganta por él. Había sido un hombre guapo con un rostro y un físico increíble, y Ekabela se había tomado mucho cuidado al destruirlo, pulgada a pulgada.

Mari se inclinó más cerca, sus labios rozando su sien como una pluma, en un esfuerzo por distraerlo. Gracias por venir a sacarme. Realmente no me quería quedar ahí.

Él apretó los dedos sobre los de ella y se llevó su mano a la boca.

– ¿Qué demonios pasa aquí? -exigió Jack-. Me han disparado. ¿A alguien le importa una mierda, o me tengo que quedar aquí sentado y desangrarme hasta morir mientras todos mimáis a mi hermano?

Instantáneamente, Neil y Martin desviaron su atención hacia Jack.

– Lo siento. No tenía tan mal aspecto -dijo Neil.

– ¿Tan mal aspecto? -repitió Jack-. Estoy perdiendo sangre.

Ken se atragantó. Cuando Mari tocó su mente, se estaba riendo. Por primera vez desde que había conocido a Jack, a ella realmente le gustó un poco. Lo respetaba como soldado, estaba llena de asombro y admiración hacia él como francotirador, pero no le había gustado mucho y no estaba del todo segura de querer a Briony con él.

Con una pequeña actuación, Jack había cambiado su opinión sobre él. No era el tipo de hombre que llamara la atención sobre sí mismo, o que se molestara por una pequeña herida. Tenía sus propias cicatrices, evidencia de su tortura a manos del mismo hombre que había tenido a Ken durante tanto tiempo. Jack Norton tenía la reputación de ser muy duro. Le lanzó una pequeña sonrisa y lo ayudó con su juego.

– Me aseguraré de decirle a Briony lo duro que eres.

– Briony probablemente va a golpearme con algo cuando me vea. Le prometí que tendría cuidado.

– Le diré que te estabas jactando.

– Si le dices eso voy a tomar represalias. Esa hermana tuya puede ser malvada.

Ken cerró los ojos, sus dedos apretando con fuerza los de Mari, y se permitió dejarse ir. Estaba físicamente exhausto, llevaba tres días sin dormir y su cuerpo ardía por los clavos, pero tenía a Marigold, y eso era todo lo que importaba. Se relajó, escuchando a su hermano bromear con ella mientras el helicóptero los llevaba bien lejos de Peter Whitney y sus locos experimentos.

Capítulo 19

El hogar de Ken, situado en la profundidad de la salvaje Montana y rodeado por el bosque nacional por tres lados, era la cosa más hermosa que Mari había visto nunca. Ken se paró a su lado mientras ella miraba fijamente con admiración la cabaña de troncos gigantescos. Para ella, la casa parecía el paradigma de los hogares maravillosos con los que había fantaseado cuando miraba viejas películas que los hombres habían pasado de contrabando ocasionalmente para las mujeres.

– Tenemos dos mil cuatrocientos acres. Mari, así que definitivamente tienes libertad. -Ken cubrió su ansiedad repentina con una pequeña sonrisa-. A menos que pienses que preferirías ser una chica de ciudad.

Él nunca podría vivir confortablemente en la ciudad, pero sabía que si ella quería, necesitaba al menos intentarlo, iría con ella.

Mari negó con la cabeza.

– No me iría bien en la ciudad. Demasiada gente, demasiado tráfico y ruido. Prefiero la soledad.

Ken dejó salir el aliento.

– Somos completamente autosuficientes aquí. Si alguna vez anduviéramos cortos de fondos podríamos cosechar algunos árboles. Actualmente tenemos una mina de oro también, aunque nunca nos hemos preocupado de explotarla. El suministro de agua a la propiedad es alimentado por la gravedad y usamos un sistema hidroeléctrico que acciona las baterías. -Quería que ella amara el lugar del modo en que lo hacía él, que sintiera la sensación de libertad en el bosque exuberante que los rodeaba y la completa autosuficiencia de su hogar-. Justo ahora estamos usando solamente un pequeño porcentaje del poder disponible. Jack y yo podemos vivir de la tierra, cazando y cosechando si es necesario, así que este es el lugar perfecto para nosotros.

– No esperaba que fuera tan grande.

– En este momento la casa tiene sobre los tres mil pies cuadrados. Jack y Briony tienen el ala más grande. Hemos estado trabajando en una guardería para ellos. Compartimos la cocina, el comedor y una gran habitación con ellos, y nuestra ala está en el otro lado. Actualmente tenemos un dormitorio, un baño y la oficina, pero tengo un segundo dormitorio esbozado. El garaje casi duplica el espacio, así que tenemos sitio de sobra para expandirnos si queremos, y si Jack y Briony mantienen el ritmo, tendremos que hacerlo muy pronto. -Sonrió abiertamente-. Están esperando gemelos.

– Nunca has mencionado eso.

– Me gusta reservar lo mejor para el final.

Ella le sonrió.

– Es escalofriante. Gemelos corriendo en tu familia, ¿verdad?

Él asintió.

– Gran momento.

Ella volvió la mirada a la casa.

– Adoro los troncos. ¿Qué son?

Ken no permitió que se mostrara su desilusión. Ella no estaba preparada para el compromiso. Había conseguido llevarla a su hogar en el bosque de Montana; tenía que estar feliz con eso y esperar convencerla de quedarse.