Выбрать главу

—Están interpretando algo de Schonberg —informó—. Verklärte Nacht.

—¡Qué encantador! —levantó el medallón y lo volvió a dejar caer sobre su pecho—. ¿Le gusta?

—Estoy seguro de que no lo tenía hace un momento.

—Ha brotado muy rápidamente —le dijo ella.

Se sentía muy animada, pero no tanto como se sintiera un momento después de haber dejado a Nicholson. La había abandonado aquella sensación de ser el punto focal. La fiesta parecía caótica. Se estaban formando parejas, disolviéndose, volviéndose a formar; las figuras se deslizaban subrepticiamente en grupos de dos y de tres hacia las habitaciones; los sirvientes ofrecían más obsesivamente sus bandejas de bebidas y comida a los invitados que quedaban; el granizo se había convertido de nuevo en nieve y sus masas algodonosas chocaban silenciosamente contra las ventanas, quedándose allí, revelando sus brillantes estructuras mandálicas durante un momento dolorosamente breve antes de fundirse. Nikki se esforzó por recuperar su posición centrada. Se abandonó a una cálida fantasía: Nicholson acercándose a ella, acariciándole formalmente la mejilla, diciéndole: «serás una de las elegidas». En menos de doce meses, llegaría el momento en que él se reuniría con sus siete discípulos, aún desconocidos, para ver el nacimiento del nuevo siglo, y él tomaría las manos en las suyas, bombearía la vitalidad de lo inmortal en sus cuerpos, compartiendo con ellos el secreto que a él le habían transmitido mil años antes. ¿Quién? ¿Quién? ¿Quién? A mí. A mí. A mí.

Pero… ¿adónde se había marchado Nicholson? Su aura, su brillo, ese cono de luz imaginaria que parecía haberle rodeado… no estaba en ninguna parte.

Un hombre, con una peluca lacada de color naranja, empezó a discutir casi ante la misma Nikki con una mujer mucho más joven que llevaba adornos de perlas bioluminiscentes. Evidentemente, un matrimonio. Ambos poseían rasgos muy agudos, con ojos brillantes y protuberantes, rostros rígidos, con los músculos de la barbilla actuando intensamente. Habían vivido juntos el tiempo suficiente como para parecerse. Su disputa tenía un matiz anticuado, ritual, como si la hubieran ensayado en muchas ocasiones anteriores: se estaban explicando mutuamente los acontecimientos causantes de la disputa, interpretándolos, recapitulándolos, matizándolos, justificando, atacando, defendiendo… dijiste esto porque tal y tal cosa y eso me llevó a responderte de tal y tal modo porque… no, al contrario, yo dije eso porque tú dijiste tal otra cosa… todo ello expresado en un tranquilo tono chirriante, nauseabundo, angustioso, como la pura muerte.

—Él es su padre biológico —dijo un hombre, al lado de Nikki—. Ella fue una de las primeras niñas en nacer in vitro y él fue el donante. Hace cinco años, siguió su pista y se casó con ella. Un hueco sin cubrir en la ley.

¿Cinco años? Discutían como si estuvieran casados desde hacía cincuenta. Estaban enjaulados por paredes de dolor y aburrimiento. Sólo sus ojos aparecían vivos. A Nikki le resultó imposible imaginárselos en la cama, con los cuerpos entrelazados en el acto del amor. Acto de amor, pensó, y se echó a reír. ¿Dónde estaba Nicholson?

El duque Alexius, enrojecido y cubierto de sudor, se inclinó ante ella.

—Me marcharé pronto —anunció.

Y ella recibió el anuncio con gravedad, pero sin reaccionar, como si él se hubiese limitado a expresar algún comentario sobre las fluctuaciones de la tormenta, o como si hubiera hablado en griego. El duque se volvió a inclinar y se marchó. ¿Y Nicholson? ¿Dónde estaba Nicholson? Volvió a recuperar la calma, tratando de encontrar su centro. Vendrá a mí cuando esté preparado. Ya se ha producido el contacto entre nosotros y fue un contacto real y bueno.

Bliss, junto a ella, hace un gesto y dice:

—Un rabino de nacimiento sirio, antiguo musulmán, muy altamente considerado entre los teólogos judíos.

Ella asintió con un gesto, pero no miró.

—Un astronauta que acaba de regresar de Marte. Nunca he visto a nadie con la piel curtida con ese color.

El astronauta no sentía ningún interés por ella. Se esforzó por animarse de nuevo. La fiesta se aproximaba a un clímax, y ella se daba cuenta; un momento en el que se aceptaban compromisos y se tomaban decisiones. El tintineo del hielo en las copas, los brumosos vapores de los inhalantes psicodélicos, la presión de la carne cálida rodeándola… se encontraba inmersa en todo, viva y receptiva. Estaba llegando a la hora retorcida, la hora de las bromas galvánicas. Se sintió extravagante e imprudente. Impulsivamente, besó a Bliss, alzándose sobre las puntas de los pies, introduciendo profundamente su lengua en la asombrada boca del hombre. Después, se soltó.

Alguien estaba jugando con las luces; se hicieron más rojas, después adquirieron fuerza y oscilaron a un blanco azulado con gran ferocidad. Al otro lado de la sala, un grupo se agitaba y se ondulaba alrededor de la figura de Francis Xavier Byrne, que había caído flojamente contra la base del bar. Sus ojos estaban abiertos, pero eran vidriosos. Nicholson estaba inclinado sobre él, con las manos en su camisa, efectuando delicados ajustes en los controles de la cota de malla que llevaba debajo.

—Está bien —decía Steiner—. Denle un poco de aire. Está bien.

Confusión. Barahúnda. Un torrente de empujones por mirar.

—…dicen que ha habido un cambio permanente en las condiciones atmosféricas. Inviernos más fríos a partir de ahora, debido a las acumulaciones de polvo en la atmósfera, que actúan como pantalla ante los rayos del sol. Hasta que nos helemos todos juntos, hacia el año 2200…

—…pero se supone que el anhídrido carbónico debía iniciar un efecto de invernadero haciendo que el tiempo fuera más cálido. Eso es lo que pensé, y…

—…la propuesta de generar energía eléctrica a partir de…

—…la falla de San Andrés…

—…financiado por obligaciones convertibles en…

—…cápsulas de toxina del botulismo…

—…a distribuirse a razón de una por cada mil familias por toda la zona de Groenlandia y metropolitana de Kamchatka…

—…en el siglo XVI, cuando uno podía confiar en encontrar su propio imperio en algún lugar desconocido de…

—…conflictos no resueltos de la personalidad de Capricornio…

—…intensa concentración y meditación sobre el mandala completado, de modo que los contenidos del trabajo son transferidos e identificados con la mente y el cuerpo del observador. Quiero decir que, técnicamente, lo que se produce es la reabsorción de fuerzas cósmicas. En el proceso de construcción de esas fuerzas…

—…mariposas que ya no se encuentran en ninguna parte…

—…fueron proyectadas fuera del caos del inconsciente; en el proceso de absorción, los poderes son recuperados de nuevo…

—…reflejando las transformaciones del ADN en el órgano colector de luz, que…

—…la nieve…

—…hace mil años, ¿se lo imagina? Y…

—…el cuerpo de ella…

—…antiguamente un sapo…

—…acaba de regresar de Marte, y tiene esa mirada en sus ojos…

—Sujétame —dijo Nikki—. Simplemente, sujétame. Me siento muy mareada.

—¿Quieres tomar una copa?

—Sólo sujétame.

Se aprieta contra la tela fría de dulce olor. El pecho del hombre inflexible debajo. Steiner. Muy masculino. La sostuvo, pero sólo durante un momento. Otras responsabilidades le llamaban. Cuando la dejó, ella se balanceó. Él llamó por señas a alguien, rubio, de rostro blando. El lector de mentes, Tom. La pasó a lo largo de la cadena, de un hombre a otro.

—Ahora se siente mejor —le dijo el telépata.