Y como había escrito con tan poca gracia el periodista de antes, era el «alma» de esa tabernita elegante…
– Venga, venga… -gruñó Franck-, pasadme esos platos…
En ese momento, Camille, que llevaba un buen rato haciendo el tonto con Valentin, jugando a cucú con su servilleta, y cayéndosele la baba, soltó sin más ni más:
– Oh, Franck… Yo quiero uno igual…
Franck terminó de servir a Mathilde, suspiró… «joder, todo lo tengo que hacer yo aquí»… dejó el cucharón en la olla, se quitó el delantal, lo apoyó en el respaldo de su silla, cogió al bebé, se lo devolvió a su madre, levantó en volandas a su chica, se la echó a la espalda como un saco de patatas o media carcasa de buey, gimió… uf, es que la niña había cogido unos kilitos… abrió la puerta, cruzó la plaza, entró en el hotel de enfrente, estrechó la mano de Vishayan, su colega portero al que alimentaba entre fax y fax, le dio las gracias, y subió las escaleras sonriendo.
Anna Gavalda
Nació en 1970 en Boulogne-Billancourt (París). En 1999 saltó a la fama con Quisiera que alguien me esperara en algún lugar, galardonado con el Grand Prix RTL-Lire 2000, una colección de relatos de la que se han vendido setecientos mil ejemplares en Francia y que ha sido traducida a diecinueve idiomas. Su primera novela, La amaba (2002), la consagró a nivel internacional al ser publicada con gran éxito de ventas en veintiún países.
Con su segunda novela Juntos, nada más (2004) el fenómeno internacional ha seguido en aumento. Ambas novelas serán llevadas al cine próximamente. Hoy en día es la escritora francesa más leída, aclamada por una crítica y un público absolutamente entregados. Vive cerca de París.