– ¿Fue porque era una cama desconocida?
– En parte. ¿Por qué se fue Gil Price enseguida después de que llegamos?
– Le pedí que hiciera una diligencia.
– ¿A las cuatro de la mañana?
Logan asintió.
– Era algo urgente. Tendría que volver esta noche. -Hizo una pausa. -Esperaba que tuvieras un par de días para aclimatarte a la situación, pero me temo que tendremos que acelerar un poco.
– Mejor, no necesito aclimatarme. Tráigame los huesos y me pondré a trabajar.
– Es posible que tengamos que ir hasta a dónde están.
Eve se puso rígida.
– ¿Cómo?
– Tal vez tengas que hacer un primer examen enseguida después de la excavación para determinar si vale la pena traer el esqueleto aquí. Mi fuente puede haber mentido, y tal vez el cráneo esté demasiado dañado como para poder reconstruir el rostro.
– ¿Quiere que esté allí cuando lo exhumen?
– Tal vez sí.
– Olvídelo. No soy una profanadora de tumbas.
– Puede que resulte necesario que estés allí. Podría ser la única…
– De ninguna manera.
– Hablaremos de esto más tarde. Quizá no sea necesario. ¿Te gustó el cementerio?
– ¿Por qué todo el mundo supone que me gustan los cemen…? -Entornó los párpados y lo miró. -¿Cómo sabe que estuve allí? Desvió los ojos hacia la casa de carruajes. -Por supuesto, las cámaras de vídeo. No me gusta que me espíen, Logan.
– Las cámaras recorren la propiedad continuamente. Por casualidad tomaron tu imagen y la de Margaret en el cementerio.
Podía ser cierto, pero dudaba de que algo sucediera "por casualidad" en la vida de Logan.
– Me gustaron las flores.
– Bueno, al fin y al cabo estoy viviendo en la casa de los Barrett. Pensé que era lo menos que podía hacer.
– Ahora es su casa.
– ¿Te parece? Los Barret construyeron la posada, vivieron y trabajaron aquí por más de ciento sesenta años viendo suceder la historia. ¿Sabías que Abraham Lincoln pasó aquí una noche antes del fin de la Guerra Civil?
– Otro republicano. Con razón compró este lugar.
– Algunos de los lugares donde durmió Lincoln no los hubiera tocado ni con una vara de diez metros. Le tengo demasiado apego al confort. -Abrió la puerta principal y le cedió el paso. -¿Llamaste a tu madre?
– No, lo haré esta noche cuando ella haya vuelto del trabajo. -Sonrió. -Siempre y cuando no se haya ido de juerga. Está saliendo con un abogado de la oficina del fiscal de Distrito.
– El hombre tiene suerte. Tu madre me pareció muy agradable.
– Sí, y es inteligente, también. Después de que nació Bonnie, terminó la escuela secundaria y fue a un instituto técnico donde obtuvo el título de relatora de tribunales.
– ¿Terminó sus estudios después de que tu hija…? -Calló abruptamente. -Perdón, seguramente no quieres hablar sobre tu hija.
– No me molesta hablar sobre Bonnie. Estoy muy orgullosa de ella. Llegó a nuestras vidas e hizo que todo fuera diferente. -Hizo una pausa y añadió simplemente: -El amor logra esas cosas.
– Tengo entendido que sí.
– Es cierto. Yo había tratado tanto de que mi madre dejara el crack, y no pude. Tal vez porque estaba llena de amargura y resentimiento. Cielos, en ocasiones me parecía que la odiaba. Pero llegó Bonnie y yo cambié. Toda la amargura desapareció. Y mi madre también cambió. No sé si cambió porque le llegó el momento en que tenía que cambiar o porque comprendió que tenía que dejar de drogarse para poder ayudarme a criar a Bonnie. ¡Cómo amaba a esa niña! Todos los que la conocían la amaban.
– No me cuesta creerlo. Vi su fotografía.
– ¿No era hermosa? -Eve esbozó una sonrisa luminosa. -Tan feliz. Siempre estaba tan feliz. Amaba cada hora que pasaba despierta y… -Tuvo que tragar para aflojar el nudo que tenía en la garganta. -Lo siento -susurró bruscamente-, no puedo hablar más. Llega un punto en que me vuelve el dolor. Pero voy mejorando día a día.
– Por el amor de Dios, deja de disculparte -exclamó Logan con aspereza-. Yo soy el que tiene que disculparse por haberte hecho hablar de ella.
– Usted no me hizo hacer nada. Es importante que la tenga siempre conmigo, que nunca me permita olvidarla. Ella existió, y se convirtió en parte de mí, tal vez la mejor parte. -Eve apartó el rostro. -Bueno, creo que iré al laboratorio a ver si puedo trabajar un poco sobre Mandy.
Él la miró, sorprendido.
– ¿Trajiste esos fragmentos?
– Por supuesto. No creo que pueda hacer demasiado, pero no podía darme por vencida sin intentarlo.
John sonrió.
– No, veo que no.
Eve sintió la mirada de él sobre ella mientras se alejaba. Quizás hubiera cometido un error al dejarle ver cuán vulnerable podía ser, pero la conversación había pasado de un tema a otro casi sin que se diera cuenta. Logan escuchaba con atención y parecía comprensivo e interesado. Tal vez realmente le interesara. Tal vez no fuera manipulador como había creído.
O tal vez lo era. ¿Qué importancia tenía? No se avergonzaba de lo que sentía por Bonnie y no había forma de que él pudiera buscarle la vuelta a algo de lo que había dicho y utilizarlo en su contra. La única ventaja que podía haber sacado era haber logrado que ella se sintiera un poco más en confianza con él, el sólo hecho de hablar de Bonnie había creado un delgadísimo lazo. Pero una conexión tan frágil era fácil de romper y no ejercería influencia sobre ella.
Abrió la puerta del laboratorio y fue directamente hacia el maletín que había dejado sobre el escritorio. Lo abrió y comenzó a sacar los fragmentos del cráneo del estuche. Armarlos sería como trabajar con un rompecabezas con piezas del tamaño de astillas. ¿Qué tenía en la cabeza?, se dijo con desesperación. Era una locura, algo totalmente imposible.
Bueno, sin duda lo sería si afrontaba la tarea con esa actitud, se dijo con impaciencia. Reconstruir a Mandy era su trabajo y encontraría la forma de hacerlo. La conexión con Mandy era algo en lo que podía depositar su confianza, un lazo al que podía aferrarse sin temor.
– Hola, Mandy. -Se sentó frente al escritorio y tomó un hueso nasal, el más grande que había quedado intacto. -Creo que comenzaremos por aquí. No te preocupes. Tal vez nos lleve mucho tiempo, pero llegaremos.
– Mataron a Dora Bentz -informó Gil sin rodeos cuando Logan tomó el teléfono.
– Mierda. -Apretó el auricular con fuerza.
– La apuñalaron y aparentemente la violaron. La encontró su hermana en el departamento, esta mañana a eso de las diez. Tenían pensado ir juntas a una clase de gimnasia aeróbica. La hermana tenía llave y entró después de golpear un buen rato y no obtener respuesta. La ventana estaba abierta y la policía piensa que se trata simplemente de violación y asesinato.
– Simplemente, un cuerno.
– Pues si no fue así, lo hicieron muy bien -declaró Gil-. Sumamente bien.
Igual que el vandalismo en el laboratorio de Eve en Atlanta.
– ¿Te siguieron?
– Por supuesto. Ya sabías que me iban a seguir.
– ¿Puedes averiguar con algunos de tus viejos compañeros a quién podría estar usando Timwick?
– Es posible. Extenderé unas antenas. ¿Quieres que vuelva allá?
– No. Estuve tratando de ponerme en contacto con James Cadro toda la mañana. Según la gente de su oficina, está de campamento con su esposa en las Adirondacks. -Hizo una pausa. -Date prisa. No fui el primero en preguntar por él.
– ¿En qué lugar de las Adirondacks?
– En las cercanías de Jonesburg.