Eve extendió una mano.
Logan masculló una obscenidad y le alcanzó el teléfono.
– Gil es un idiota.
– Lo oí -anunció Gil-. John está un poquito alterado, ¿no es así? Por eso quería hablar contigo. No tengo ganas de que me griten en el estado en que estoy.
– ¿En qué estado estás?
– Estoy caminando por una cornisa. Maren es un tipo astuto.
– ¿Le hablaste del trato?
– Negó todo y fingió no saber de qué estaba hablando.
– Es una reacción lógica. Ya me parecía que no iba a funcionar.
– Pero yo sí creo que va a funcionar. Me di cuenta de que estaba dando en el blanco. Maren no llamó a los guardias de seguridad del hospital, lo que es una buena señal. Le dije que lo pensara y que se encontrara conmigo en un sitio determinado sobre el río Potomac, cerca de los canales C y O. Esta noche a las once.
– No va a ir. Hablará con Lisa Chadbourne y te tenderán una trampa.
– Puede ser.
– Puede ser, no, seguro. -Sus dedos se cerraron alrededor del teléfono. -Tú y Logan me dijeron que seguramente Lisa lo convenció de que matara por ella. ¿Piensas que va a creer que ella lo traicionaría?
– Es un hombre muy inteligente. No es fácil engañarlo. Me cuesta creer que él la dejaría convencerlo de matar a Chadbourne. Pienso que puedo hacerle ver que le conviene cortar por lo sano y salir antes de que lo liquiden.
– No vayas a encontrarte con él, Gil.
– Tengo que hacerlo. Si conseguimos a Maren, tenemos a Lisa Chadbourne. Te mantendré al tanto de cómo van las cosas. -Gil colgó.
Eve le devolvió el teléfono a Logan.
– Va a ir.
– Es un idiota -masculló Logan.
– Usted dijo que Gil era profesional y que sabía lo que estaba haciendo.
– En ningún momento dije que su juicio fuera infalible. El encuentro de esta noche es un error.
Para Eve también era un error. A menos que el dominio que Lisa Chadbourne ejercía sobre Maren se hubiera debilitado, no había forma de que él fuera a traicionarla. Y ella no permitiría que ese dominio se quebrara.
Hasta que ella misma decidiera ponerle fin.
– Se pondrá furiosa.
─¿Qué?
– Lisa Chadboune. Creo que considera a Maren como de su propiedad. Se va a enfurecer cuando sepa que estamos tratando de arrebatárselo.
– No es muy razonable que se comporte en forma posesiva con un hombre del que piensa deshacerse.
– ¿Quién dice que siempre se muestra razonable? Tiene emociones y sentimientos como todo el mundo. Cuando descubra que hemos llegado hasta Maren se pondrá furiosa y tal vez hasta se asuste un poco. Será una gran sorpresa, no debe de saber que hicimos esa conexión.
– Gil podría tener razón. Tal vez Maren no se lo cuente.
– Vamos, Logan, usted no cree eso.
Él sacudió la cabeza.
– ¿Entonces qué vamos a hacer?
– Tú vas a esperar aquí con Kessler. Yo voy a volar a Washington para ir con Gil a ese encuentro.
– Podrían reconocerlo.
– Al diablo con eso.
– O hacerlo caer en la misma trampa.
– Al diablo con eso también. -Logan descendió del coche y dio la vuelta hasta el lado del conductor. -Voy a necesitar el coche. Iré hasta Savannah y tomaré un avión de allí. Tú vuelve al hotel con Gary.
Eve descendió lentamente, luego buscó en el asiento trasero el maletín que contenía a Ben.
– ¿Y los resultados de las pruebas?
– Búscalos tú. Dijiste que podía tomar días. -Se situó detrás del volante. -Igual yo aquí no sirvo para nada.
Ivanhoe tenía que tomar acción y conquistar un castillo.
Eve sintió deseos de pegarle.
– Llame y manténgame al tanto de lo que sucede. -Abrió la puerta del pasajero del Volvo de Gary. -Siempre y cuando esté vivo.
– No te preocupes, estaré vivo. -Logan encendió el motor. -Volveré mañana, no creo que te vaya a pasar nada. -Frunció el entrecejo. -No, con eso no me conformo. No puedo correr el riesgo. Llamaré a Kessler desde el aeropuerto y le diré que le pague a uno de los guardias de seguridad de Teller para que vaya al motel y vigile hasta que yo vuelva.
– ¿Y qué excusa va a darle a Teller?
– Hasta ahora Kessler se ha mostrado muy imaginativo. Dejaré que él se encargue de eso.
– Timwick todavía debe de seguir apostado en Duke y llevará tiempo que nos rastreen hasta aquí. Esto, decididamente, está fuera del camino más transitado en lo que se refiere a laboratorios forenses.
Pero ya no estaba tan segura de que se hubieran tragado el anzuelo de Duke. Lisa Chadbourne no se concentraría solamente en Logan, tenía demasiado respeto por las mujeres.
– Un guardia de seguridad apostado delante del motel no estará de más. Recuerda cerrar tu puerta con llave -le recomendó Logan-. Y llámame si ves algo sospechoso. Cualquier cosa.
– Tendré cuidado.
El vaciló.
– Tengo que ir, Eve. Gil es mi amigo y yo lo metí en esto.
Ella subió al Volvo y puso el maletín que contenía a Ben en el suelo.
– Bueno, váyase de una vez. -Le dirigió una mirada distante. -No lo necesito, Logan. En ningún momento lo necesité. Me ocuparé yo misma de esto.
– Que el cráneo de Ben esté en todo momento contigo.
– ¿Me ha visto dejarlo en alguna parte, hasta ahora? -Eve esbozó una sonrisa amarga. -Sé quién es el que realmente importa en este caso.
– Eso no es cierto. Lo que pasa es que…
– Vamos. -Agitó una mano indicándole que se fuera. -Vaya a ayudar a Gil. Vaya a hacer lo que tiene que hacer.
– ¿Por qué diablos estás tan…? Creí que Gil te caía bien.
– Lo aprecio, sí, y no quiero que le pase nada. -Pero no quería ver muerto a Logan y cuanto más pensaba en Lisa Chadbourne, más se asustaba. -No estoy discutiendo, sé que no serviría de nada. Adiós, Logan. -El siguió vacilando. -Adiós, Logan.
Logan maldijo por lo bajo y salió del estacionamiento. Un instante después, se había ido.
Estaba sola.
No es bueno que estés sola, mamá.
Eve estaba acostumbrada a estar sola. Cuando la puerta se cerraba y el mundo quedaba afuera ¿acaso no estaban solos todos?
Lo extraño era que ahora se sentía mucho más sola que antes.
– ¿Dónde está Logan?
Se volvió y vio que Gary había llegado al automóvil.
– Se fue a tomar un avión hacia el norte. Gil Price lo necesitaba -respondió Eve-. ¿Qué averiguaste?
– Bueno, tengo malas y buenas noticias. Las buenas son que Chris empezó a trabajar con quimiluminiscencia. Podría tenerme un perfil de ADN para hoy.
– ¿Y las malas?
– Dijo que no lo puede hacer. Está demasiado ocupado. -Levantó una mano. -Ya sé, ya sé. No tienes que decirlo. Lo hará. Sólo tengo que ponerme más persistente. No será hoy, pero tal vez tenga un perfil inicial para mañana. Vine hasta aquí para contártelo. -Le arrojó las llaves y echó a andar hacia el laboratorio. -Vuelve al hotel. Seguramente me quede aquí hasta después de la medianoche. Tomaré un taxi.
Eve no quería volver al hotel. Quería ir al laboratorio a ayudar. Quería tener algo que hacer.
Sí, claro, y arruinar todo lo que Gary estaba tratando de conseguir.
No tenía que pensar en eso. Su impulso irracional se debía solamente al hecho de que no tenía nada que hacer y estar sentada, esperando, la ponía nerviosa. Entendía a Gary y a Logan, que se habían abalanzado sobre la oportunidad de hacer algo, de tomar cualquier curso de acción, aunque éste fuera peligroso.