¿Entonces para qué iba? ¿Era realmente Price el que iba a caer en la trampa?
El veneno que Price le había inyectado lo estaba carcomiendo. Lisa. Muerte.
Basta. No era cierto. Price le había hablado de suposiciones, no le había dado pruebas. Había un lazo de unión entre Lisa y él. Ella era consciente de eso igual que él.
La luz roja se encendió en el semáforo de la intersección que tenía adelante.
¿Un símbolo?
No le haría daño moverse con cautela. No iría al encuentro con Price. Se iría a su casa y esperaría a que Lisa lo llamara y le contara lo sucedido. En cuanto tomó la decisión, la tensión se disipó. Doblaría a la derecha en la siguiente intersección y en diez minutos estaría a salvo en su casa.
Apretó el freno al acercarse al semáforo en rojo.
Nada.
Apretó el pedal desesperadamente, una y otra vez.
El Corvette siguió avanzando hacia la intersección. Era tarde. Tal vez el tráfico…
Un camión recolector de basura se dirigía hacia la intersección. Era enorme. Y venía rápido. Santo Dios, venía a demasiada velocidad como para frenar.
El camión embistió como un tanque al Corvette, del lado del conductor, y lanzó al pequeño automóvil de costado en dirección al poste de alumbrado de la esquina. El poste atravesó la fibra de vidrio, la carne, los huesos y los músculos.
Lisa.
El hombre que se acercaba tenía la estatura y la contextura física de Maren y estaba solo.
– Te dije que me iba a hacer caso -murmuró Gil.
Un leve zumbido hacia el sur.
El corazón de Logan dio un vuelco.
– Sí, eso es lo que crees tú.
Por aire.
¿Por qué no se le había ocurrido que vendrían por aire?, pensó Logan cuando las brillantes luces azules del helicóptero se clavaron como lanzas sobre ellos desde el aire.
– ¡Corre hacia la lancha! ¡Mantente agachado!
Gil ya había echado a correr hacia la embarcación. El hombre al que habían confundido con Maren corría hacia ellos.
Una bala pasó silbando junto a la oreja de Logan.
– ¡Hijo de puta!
Gil estaba en la lancha, desatando la cuerda de la amarra.
El maldito helicóptero ya estaba casi encima de ellos, inundando la embarcación con luz fría y azul.
Logan subió de un salto a la lancha y encendió el motor.
Las balas llovían sobre el agua, delante de ellos.
– Mantente agachado. -Logan comenzó a zigzaguear por el agua, tratando de esquivar el cono de luz. -Si logramos llegar a ese pequeño canal estamos a salvo. Está protegido por árboles y hay demasiadas edificaciones para que puedan seguir disparando. Abandonaremos la lancha y…
Otra lluvia de balas, más cerca.
Demasiado cerca.
Cielos, ese haz de luz era como un reflector. ¿Cómo iban a errarle?
A menos que quisieran errarle.
A menos que les resultaran más valiosos vivos que muertos.
El cráneo. ¡Santo Cielo, necesitaban el cráneo!
La lancha entró como un rayo en el angosto canal y se perdió en las sombras de los árboles.
Todavía no estaban a salvo ni lo estarían mientras se quedaran en la lancha. La acercó a la orilla y apagó el motor. Descendió de un salto y tomó la cuerda.
Oía el helicóptero encima de ellos.
– Vamos, iremos hasta la casa y veremos qué medio de transporte podemos…
Gil lo miraba con ojos brillosos.
─¿Gil?
¿Por qué Logan no había llamado?
Eve rodó en la cama y miró la cara iluminada del despertador que estaba sobre la mesa de luz. Eran casi las tres de la mañana. Logan podría haber tomado el maldito teléfono para avisarle que Gil y él estaban bien.
Si es que no les había pasado nada. Si no habían caído en la trampa.
Lo mejor era dormir. Estaban a cientos de kilómetros y ella no podía ayudar en nada quedándose allí contemplando la oscuridad.
Y deseando no haber sido tan antipática con Logan antes de que se fuera.
Caray, estaba teniendo remordimientos, como si él no fuera a volver con ella.
¿Con ella? Con Ben y con las pruebas forenses, con el propósito que tenían en común. Nunca con ella.
Kessler le golpeó la puerta a las siete y media de la mañana.
– Tienes que ver algo. -Entró en la habitación del motel y encendió el televisor. -El secretario de prensa del Presidente acaba a dar un comunicado, CNN lo está repitiendo.-Cuando apareció una imagen de Kevin Detwil en la pantalla, Kessler murmuró: -Míralo. Aun sabiendo que no es Chadbourne, sigo sin poder…
La imagen pasó de inmediato al grupo de periodistas que hacían preguntas a Jim Douglas, el secretario de Prensa de Chadbourne.
– ¿El que murió en el incendio no era John Logan?
– Así me han informado. El hombre que murió carbonizado allí era Abdul Jamal,
– ¿Y usted cree que existe la posibilidad de una conspiración de asesinato?
– Me gustaría decir que no. Les aseguro que al Presidente no le agrada la idea de ser un blanco. Pero puesto que el incendio se produjo en un momento en que el presidente Chadbourne había sido invitado a Barrett House, el señor Timwick me ha dicho que se ve obligado a considerar la posibilidad y aumentar la seguridad.
– ¿Y se sospecha que Logan ha instigado esta conspiración?
– Es nuestro sincero deseo que no sea así. A pesar de que están en extremos opuestos del espectro político, el Presidente siempre ha sentido un gran respeto por Logan y le gustaría que se presentara a explicar todo esto. -Hizo una pausa. -Hasta que eso suceda, tendremos que considerar a Logan una amenaza tanto para el Presidente como para el país. Jamal era un conocido terrorista y asesino y el Servicio Secreto cree que la visita del. Presidente a Barrett House habría sido un error catastrófico.
– Se nos informó que el cuerpo estaba casi completamente destruido. ¿Cómo lograron comparar el ADN con el de Jamal?
– El señor Timwick solicitó que se realizara un examen.
– ¿Entonces ya sospechaban de que Jamal estaba en Barrett House?
– Cuando el Presidente va a alguna parte, debemos asegurarnos que haya seguridad total. Todos ustedes saben el fanatismo con que Logan se ha opuesto a la reelección del Presidente. Cuando el señor Timwick descubrió que existían posibilidades de que el señor Logan se hubiera puesto en contacto con Jamal durante su última visita a Japón, solicitó a Bethesda que se realizara una comparación de ADN. -Levantó una mano. -No más preguntas. El Presidente me ha pedido que les asegure que de ninguna manera esta amenaza impedirá que asista al funeral de su buen amigo ni que continúe con la ejecución de sus tareas como presidente. -Jim Douglas dio media vuelta y se retiró de la habitación.
Hubo una última imagen del Presidente en el Jardín de Rosas, que debía de haber sido tomada en otro momento. Le estaba sonriendo a Lisa Chadbourne y ella le devolvía la sonrisa con la mezcla justa de apoyo y preocupación.
– Dios Todopoderoso. -Eve apagó el televisor y se volvió hacia Kessler. -¿Están buscando a Logan de verdad?
– Se han lanzado de lleno. Es el sospechoso principal. Y también te consideran sospechosa a ti.
Eve cruzó los brazos contra el pecho para controlar los temblores que la sacudían.
– ¿Ahora soy terrorista, además de asesina?
– Te han bajado de categoría. Eres solamente cómplice. Logan es el asesino. Piensan que tuvo un altercado con Jamal respecto de los términos del asesinato y que lo mató.
– Y prendió fuego a la casa para ocultarlo.
– Exacto.
– Es totalmente ridículo. Nadie puede creer una historia semejante. Logan es un empresario respetable. ¿Qué motivo tendría para enredarse con terroristas?