– No estoy tan seguro de que no vayan a creer la historia -respondió Gary lentamente. -El común de la gente que se sienta a mirar televisión tiende a aceptar lo que las autoridades le dicen y además, a la gente no le caen bien los grandes empresarios. ¿No has oído eso acerca de que la única forma de hacer que alguien acepte una gran mentira es contar una pequeña verdad junto con ella? ¿Te diste cuenta de que Douglas puso el acento en dos puntos? En el "fanatismo" político de Logan y en sus viajes fuera del país. Empezaron con hechos básicos y comprobables y después le añadieron todo eso del ADN, sabían que contaban con el miedo que el estadounidense promedio siente por los terroristas extranjeros. Es un paquete bastante completo.
Lo suficientemente completo como para hacerle imposible a Logan salir a la superficie sin correr el riesgo de que le dispararan al verlo.
– Ella lo tenía todo planeado. -A Eve todavía le costaba creerlo. -Por eso, cuando encontraron ese cuerpo en Barrett House, Detwil hizo declaraciones a favor de Logan y reveló que había estado en sus planes ir a pasar el fin de semana allí. Creímos que ella estaba tratando de lograr que Maren cambiara el ADN para demostrar que era el cadáver de Logan. Pero en lugar de estar haciendo eso, estaba armando esta trampa.
Gary asintió.
– El hecho de que hayan identificado ese cadáver como Jamal te pone en una situación mucho más difícil.
Difícil. Era una pesadilla.
– Logan será el blanco de todas las fuerzas del orden del país.
Tal vez ya estuviera muerto. ¿Por qué no la había llamado?
No, los medios de comunicación se habrían enterado de la captura o la muerte de Logan. De pronto recordó las últimas palabras del secretario de Prensa.
– ¿Qué funeral? ¿De qué estaba hablando?
– De Scott Maren. Se mató anoche en un accidente automovilístico. Acaban de anunciar que el funeral será dentro de dos días.
Las palabras la golpearon como una maza.
─¿Qué?
– Un camión embistió el Corvette de Maren.
– ¿Adónde? ¿Cerca de donde Gil tenía que encontrarse con él?
– No. A unas pocas cuadras del hospital. Creen que tuvo un problema con los frenos.
– Lo asesinaron.
Gary sacudió la cabeza.
– La versión oficial dice que no. Están investigando, pero creen que fue un accidente. Un médico respetado, muy querido por todos. No hay motivos para asesinato.
– Fue asesinato. -Las coincidencias eran demasiadas. Lisa se había librado de Maren por temor a que se hubiera convertido en una carga, en un peso. Lo que significaba que Maren le había contado de su encuentro con Gil.
– Le tendieron una trampa a Gil. -Y Logan había entrado en la trampa con él.
– Es posible, pero no lo sabemos. Tenemos que esperar y ver qué pasa. Mientras tanto, me parece que será mejor que no te acerques al laboratorio -le aconsejó Kessler-. Si estuviera Logan, querría que te quedaras aquí con el guardia de seguridad de Teller.
– No, iré contigo.
– ¿Para protegerme? -Hizo una mueca. -¿Qué puedes hacer sentada dentro de un coche en una playa de estacionamiento? Te agradezco el esfuerzo, pero puedo cuidarme muy bien solo. Además está a solamente diez minutos de aquí. Te prometo que te llamaré si te necesito.
– Voy contigo, diablos.
– ¿Y Logan? ¿Tuviste noticias de él?
– No.
Kessler le tocó los círculos oscuros debajo de los ojos.
– Y estás preocupada. ¿No quieres quedarte aquí a esperarlo? Él es el que está en peligro.
– No puedo ayudarlo. Ni siquiera sé dónde está.
– Es un muchacho inteligente. Volverá. -Kessler se volvió para irse. -Tengo que volver al laboratorio. Chris me prometió esos resultados para última hora de hoy, pero trabaja mejor si le aplico una sutil presión.
Eve trató de sonreír.
– No hay nada de sutil en ti, Gary.
– Puede que no, pero soy efectivo. -Se detuvo en la puerta. -Quédate aquí. No tienes coche y yo no te permito subir a mi Volvo, así que no puedes hacer otra cosa que quedarte aquí.
– Me sentiría mejor yendo contigo.
– Puesto que el que controla los medios de transporte soy yo, se hace lo que yo digo. Te veré a la hora de la cena. Ven a mi habitación a las ocho. Vi un volante con los menús de Bubba Blue's Barbecue. -Sacudió la cabeza. -Qué nombre absurdo. Por suerte, envían la comida a domicilio. Me imagino un lugar con aserrín en el piso, una víbora cascabel dentro de una caja de vidrio y un melancólico cantante de música country y me dan escalofríos.
La puerta se cerró detrás de él.
Eve también sentía escalofríos, pero por motivos diferentes. Cerró los ojos, pero siguió viendo la expresión de Lisa Chadbourne cuando miraba a Detwil. La esposa fiel protegiendo a su esposo en su hora de tribulaciones.
Pero el que estaba en su hora de tribulaciones era Logan. Logan y Gil, fugitivos.
¿Dónde cuernos estaban?
– Dios Santo -murmuró Sandra, con la vista fija en el televisor. -¿Qué le estará pasando a Eve, Margaret?
– Nada. No los han atrapado ni los atraparán. John es demasiado inteligente para permitir que eso suceda. Todo esto te está poniendo muy mal. -Margaret apagó el televisor. -Qué demonios, me está poniendo mal a mí también.
– ¿Por qué no me llamó Eve?
– Te llamó ayer.
– Pero debió saber que vería… ¿Qué piensas que tendríamos que hacer?
– Lo que estamos haciendo. Quedarnos aquí quietas hasta que John arregle todo.
– Sí, claro. -Sandra se mordió el labio inferior.
– Tal vez deberíamos hacer algo.
– ¿Cómo qué?
– Tengo un amigo en la oficina del fiscal de Distrito.
– No -replicó Margaret con aspereza, pero de inmediato atemperó el tono-. No nos podría ayudar y terminaría por hacer que cualquiera que nos esté buscando nos encontrara.
– Tal vez no. Ron se movería con mucha cautela.
– Sandra, no.
– No puedo quedarme aquí sentada. -Miró a Margaret a los ojos. -Sé que piensas que soy una inservible, pero conozco la calle, te lo aseguro. Dame la oportunidad de hacer algo.
– No pienso que seas inservible -respondió Margaret con suavidad-. Pienso que eres inteligente, buena y que en circunstancias normales, tú me estarías cuidando a mí. Pero éstas no son circunstancias normales. Así que ten paciencia, ¿quieres? -Sandra sacudió la cabeza. -Entonces trata de pensar en otra cosa. ¿Quieres jugar al blackjack?
– ¿De nuevo? Me ganas siempre. Debes de pasarte la vida en Las Vegas.
– Bueno… -Margaret sonrió. -Uno de mis hermanos es el que reparte las cartas en un casino.
– ¿Viste? Ya me lo imaginaba.
– Bueno, de acuerdo, no jugaremos a las cartas. Me sacrificaré y dejaré que me prepares otra de esas deliciosas comidas. Quiero que seas consciente de que voy a ser una bola de grasa cuando salgamos de aquí.
– Soy un desastre en la cocina, lo sabes muy bien. Deja de tratar de distraerme.
– Bueno, la cazuela de anoche estuvo mejor que el chili del almuerzo. Puede que estés mejorando.
– Sí, y las vacas vuelan. -Lo mejor era seguirle la corriente, pensó Sandra con resignación. Margaret podía ser implacable, y además, cocinar la mantenía ocupada. Se puso de pie. -Prepararé carne a la cacerola. Pero tú tienes que hacer la ensalada y lavar los platos.
– Soy una esclava -se quejó Margaret-. De acuerdo, vamos.
La tercera es la vencida.
Fiske observó a las dos mujeres moviéndose por la cocina. El aroma de la carne y los ajíes llegó hasta él y le recordó que no había tomado el desayuno esa mañana. Era evidente que el aroma también había atraído a Pilton, porque había entrado desde el porche y conversaba con Margaret Wilson en la cocina.