– Lamento que no sea tan apuesto como esperabas. A Gary Kessler siempre le gustó trabajar sobre un cráneo limpio, así que me hizo deshacer todo mi trabajo. Recuerdas a Gary, supongo. Le dijiste a Fiske que lo matara, ¿no es así?
Lisa no podía dejar de mirar el cráneo.
– ¿Ben? -susurró.
– Ese es el aspecto que tiene un hombre cuando se lo quema. Se derrite toda la piel y…
– Cállate. -De pronto las lágrimas caían sobre sus mejillas.
– ¿Y ves ese orificio dentado en la parte posterior del cráneo? Eso es lo que sucedió cuando le estalló el cerebro. Sometido a fuego, el cerebro hierve y luego…
– ¡Cállate, maldita!
– Pero la muerte de Gary fue diferente. Le dijiste a Fiske que dejara en claro que tenía que entregarte el cráneo. Le dijiste que querías que lo crucificara.
– No le dije eso. Le dije que te sacudiera para que comprendieras que tenías que ceder. Me vi obligada a hacerlo. Fue tu culpa. Yo quería que todo terminara. Te dije que acabaría si me entregabas el cráneo de Ben, pero no quisiste hacerlo. -Miró de nuevo el cráneo: -Ben…
– ¿Cómo lo mataste?
– Scott Maren le dio una inyección. Fue muy rápido y muy piadoso. No sufrió nada. -Respiró hondo y trató de recuperar la compostura. -Mostrarme este cráneo fue muy cruel, Eve.
– No me hables de crueldad. Mandaste matar a Gary y a Gil. Y casi muere Joe, también.
– ¿Estás satisfecha, ahora? -preguntó Lisa-. Caray, qué dura eres. Y yo que sentía pena por ti.
– ¿Por qué, porque pensabas matarme? ¿Por qué no esperabas que saliera con vida de aquí?
– Te dije que dejaras el cráneo en alguna parte. Sabía que no podía permitirte seguir con vida si me dabas la oportunidad… Es mi trabajo, entiendes. -Se volvió hacia Timwick, nerviosa. -Nos vamos, James. Encárgate de ella.
Timwick se puso de pie lentamente.
– ¿Quieres que la mate?
– No, no es lo que quiero, pero es necesario hacerlo. Así que hazlo.
Timwick miró a Eve. Luego se volvió y echó a andar hacia el helicóptero.
– ¿James?
– Vete al diablo.
Lisa se puso rígida.
– Estuvimos de acuerdo en que había que hacerlo.
Él abrió la puerta del helicóptero.
– ¿Y también dijimos que Fiske me liquidaría a mí? ¿Cuándo iba a ser eso, Lisa?
– No sé de qué hablas.
– De la lista. Le diste a Fiske otra lista. La vi. Combinó tu lista con la mía. Reconocí su letra.
– ¿Cómo puedes ver algo que no existe? -Lisa se humedeció los labios. -Si efectivamente hubo una lista, no la hice yo. Sabes que Fiske a menudo urdía sus propios planes.
– No iba a matar la mano que lo alimentaba, a menos que otra hubiera comenzado a alimentarlo, también. Pensaste que ya no me necesitabas.
– No puedes probar nada. Fiske está muerto.
– Buscarías a otro que te hiciera el trabajo sucio.
– Estás equivocado. -Caminó hacia el helicóptero. -Escúchame, James.
– Ya estoy harto de escuchar. Me voy.
– Te atraparán.
– Si les saco ventaja, no. Eso fue parte del trato. Llamaré a Camp David y les diré que vamos en camino. -Eso me dará suficiente tiempo. -Subió al helicóptero. -Que ardas en el infierno, Lisa.
– ¡Timwick! -Lisa trató de abrir la puerta. -Es una trampa. ¡Es mentira! No tires por la borda todo lo que hemos hecho. Kevin te nombrará…
El helicóptero se elevó y Lisa cayó al suelo.
Eve la observó incorporarse.
Lisa Chadbourne miró a Eve desde el otro lado del claro.
– Tú hiciste esto.
– No, en realidad, lo hiciste tú. Fuiste tú la que me dijo que Timwick había entrado en pánico. Un hombre en estado de pánico se aferra a cualquier cosa.
– Me tendiste una trampa. -Todavía había una nota de incredulidad en su voz.
– El plan fue mío. Pero el que se acercó a Timwick con la lista fue Logan.
– Pero cuando sugerí traer a Timwick no quisiste que lo hiciera.
– Sabía que querrías traer a Timwick. Era una jugada inteligente y tú eres muy inteligente. Si no lo hubieras sugerido, Timwick te hubiera convencido de que era necesario. -Sonrió con aire sombrío. -¿Pero no tuvo que convencerte, no es cierto?
– Todo esto no te servirá de nada. Puedo arreglármelas y conseguir que Timwick… -De pronto, quedó inmóvil. -Ay, Dios, ¿llevas un micrófono encima, no es cierto?
– Así es.
– Y me mostraste el cráneo de Ben para que me alterara.
– Tenía esperanzas de que eso sucediera, sí. La mayoría de las personas se impresiona al ver esqueletos. Sobre todo el de sus víctimas.
Lisa permaneció en silencio, era evidente que estaba repasando la conversación.
– Es serio, pero no del todo incriminador. En un juicio cualquier transcripción puede ser interpretada como cualquier…
– Logan también hizo arreglos para que tres testigos escucharan la transmisión. Peter Brown, un periodista del Atlanta Journal and Constitution, Andrew Bennett, de la Corte Suprema y el senador Dennis Lathrop. Son todos hombres muy respetados. Después de que tomamos la decisión, Logan se apresuró a hacer todo. Le tomó casi un día convencer a Timwick de que iba a ser tu siguiente víctima.
Lisa se puso pálida, de pronto, parecía tener el doble de su edad. Se sentó sobre los talones.
– Qué… Astuto. Le dije a Timwick desde un principio que teníamos que tener cuidado contigo. El monitoreo electrónico fue una farsa, obviamente, pero yo misma vi la imagen infrarroja, así que supongo que tenemos un poco de tiempo antes de que llegue Logan.
Eve asintió.
– Bien. Necesito unos minutos para recuperarme. Parece imposible que se haya ido todo por la… -Tragó saliva. -Creí que te tenía. Creí que tu Bonnie era la clave.
– Y lo era.
– Pero renunciaste a la posibilidad de…
– Los riesgos eran demasiados. Lastimaste a gente a la que quiero.
– Iba a hacerlo, sabes. Iba a cumplir mi promesa de encontrar a Bonnie. Cumplir con mi palabra me hubiera hecho sentir mejor.
– Te creo.
Eve se puso tensa cuando Lisa se levantó del suelo.
Ella sacudió la cabeza.
– No voy a atacarte. Soy yo la que está malherida. Me… Me destruiste.
– Te destruiste a ti misma. ¿Adónde vas?
– Dejé caer el cráneo de Ben cuando corrí tras el helicóptero. -Cayó de rodillas junto al cráneo. -Es tan… Pequeño. Me sorprende. Ben era un hombre tan grande. En todos los sentidos. Era un hombre con mayúsculas…
– Hasta que lo mataste.
Lisa parecía no haberla oído.
– Era tan inteligente y tenía tantos sueños -siguió diciendo-. Y los hubiera cumplido a todos. -Acarició el pómulo izquierdo y susurró: -Qué hombre increíble eras, Ben Chadbourne.
La caricia de Lisa era casi amorosa y Eve se sintió impactada. Ya no había horror ni terror.
Los ojos de Lisa brillaban de lágrimas cuando miró a Eve y dijo:
– Los tabloides van a querer fotografías de él. Siempre quieren las imágenes más morbosas y horrendas. No les permitas tomar una fotografía de Ben así. Quiero que todos lo recuerden como era. Prométeme que lucharás contra ellos.
– Te lo prometo. Ninguna fotografía, salvo las que se ingresen como pruebas en el juicio. Después de eso, me encargaré de que vuelva a casa.
Lisa no habló por un instante y cuando lo hizo, fue en tono maravillado.
– A casa. Realmente me importa que vuelva a casa. Pero a Ben no le habría importado. Siempre decía que lo que importa es lo que dejamos atrás, no en lo que nos convertimos ni Adónde vamos después de morir. -Contempló el cráneo chamuscado y otra vez los ojos se le llenaron de lágrimas. -Dios, cómo me duele esto, Ben. Nunca creí que iba a tener que verte. Me dijiste que no iba a tener que verte.