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– ¿Qué dijiste? -exclamó Eve, paralizada.

Lisa la miró.

– Yo lo amaba -respondió con sinceridad-. Siempre lo amé y lo seguiré amando. Era bueno, amable y extraordinario. ¿Realmente crees que pude haber matado a un hombre como él?

– Lo mataste. O hiciste que Maren lo matara en tu lugar.

– Convencí a Scott de que preparase la inyección. -Bajó la vista hacia el cráneo.-Pero Ben tomó la inyección de manos de Scott y se la aplicó él mismo. No quería que Scott cargara con la responsabilidad. Así era él.

– ¿Pero por qué?

– Ben tenía un cáncer muy avanzado. Se enteró un mes después de asumir el mando.

Eve tardó un momento en recuperarse.

– ¿Entonces fue un suicidio?

– No, los suicidios son para cobardes. Y Ben no tenía una célula de cobarde. Simplemente quería evitar… -Se detuvo un instante para recuperar el control de su voz. -Lo planeó todo. Sabía que sus sueños se harían añicos. Habíamos trabajado durante quince años para llevarlo a la Casa Blanca. Formábamos un equipo increíble… Tuvo que elegir a Moby como vicepresidente, porque necesitábamos el Sur, pero siempre dijo que yo debería haber estado con él en la fórmula. A mí no me importaba. Sabía que estaría allí para ayudarlo. Y después nos enteramos de que iba a morir antes de lograr lo que necesitaba para… No era justo. No lo podía soportar.

– ¿El lo planeó todo, entonces?

– Eligió a Kevin Detwil. Me explicó cómo manejarlo, qué decirle para que fuera lo más efectivo posible. Comprendió que necesitaría a Timwick y me dijo qué carnada usar para lograr que cooperara.

– ¿Timwick estaba al tanto de la enfermedad?

– No, Timwick pensó que fue un asesinato. Ben pensaba que sería más fácil de controlar si se creía cómplice del asesinato del Presidente. Y no se equivocó. -Sonrió amargamente. -Tuvo razón en todo. Todo estaba saliendo bien. Cada uno tenía su tarea. La mía era controlar a Kevin y trabajar detrás de la escena para que las leyes de Bill pasaran. Logré pasar siete por el Congreso en este período. ¿Te das cuenta de lo mucho que trabajé?

– ¿Y cuál era el trabajo de Timwick? -preguntó Eve en tono sombrío.

– Su función no era matar. Sólo tenía que brindar protección y facilitar el engaño. Pero se asustó. Entró en pánico y no pude controlarlo.

– Entonces Ben se equivocó con respecto a él.

– Habría tenido razón si todo hubiera salido según los planes. Si Donnelli hubiese hecho lo que tenía que hacer. Si Logan nunca hubiera entrado en escena. -Miró a Eve. -Y si tú te hubieras decidido ocuparte solamente de tus cosas.

– Si nadie más empezaba a sospechar.

– ¿Qué probabilidades había de que eso sucediera? El plan de Ben era casi perfecto. ¿Te das cuenta de lo que destruiste? Queríamos traer compasión y orden al gobierno. Queríamos solamente ayudar a la gente. No era justo que no se nos diera la oportunidad.

– Cometiste asesinatos. Aun si no mataste a tu marido, le ordenaste a Fiske que matara.

– No quería… No fue mi intención… Todo empezó a salirse de carril, no sé cómo. Pero le prometí a Ben que llegaría hasta el final. Era mi trabajo. Tenía que hacerlo. ¿No lo entiendes? Una cosa empezó a fluir dentro de la otra y de pronto me vi atrapada en… -Calló. -Me estoy comportando muy mal. Debería tener algo de dignidad, sobre todo considerando que esto seguramente está siendo grabado. -Se enderezó, cuadró los hombros y de pronto, una sonrisa brillante le iluminó la cara. -Es que puedo salir de esto. Puedo salir de cualquier cosa. Sonreiré, seré sincera y franca y no creerán ni una palabra de esas cintas.

– No, yo creo que sí lo harán. Se terminó, Lisa.

Lisa levantó el mentón.

– No terminará hasta que luche la última batalla.

– ¿Querría Ben que pelearas? Un escándalo de esta magnitud alterará el gobierno durante meses y manchará todo lo que has hecho por él.

– Sabré cuándo será el momento de dar un paso al costado, igual que lo supo Ben.-Calló un instante y luego sacudió la cabeza. -Es algo irónico que hayas arreglado que nos encontremos en Camp David. ¿Sabías que Roosevelt llamaba a Camp David ShangriLa?

– No.

– ShangriLa. Un sueño perdido… -Su mirada se posó en los árboles. -Ahí vienen. Creo que iré a su encuentro. La audacia siempre es lo mejor.

Eve la observó moverse con elegancia hacia donde el auto de Logan y otros tres más se habían detenido.

La pistola.

Lisa se había detenido junto a la pistola que Timwick había arrojado y la estaba contemplando.

– ¡No!

– Destruiste todo aquello por lo que Ben y yo luchamos. Crees que soy una asesina. Podría recoger la pistola y demostrarte que estás en lo cierto. No quiero que esté a tiro de tus amigos. ¿Tienes miedo de morir, Eve?

– No, creo que no.

– Yo también creo que no. Creo que tienes miedo de vivir. -La miró por encima del hombro. -Te hubiera encontrado a tu Bonnie. Tendrás que vivir sabiendo eso. Ahora tal vez no la encuentres nunca. Ojalá que no la encuentres nunca. -Apartó la pistola con un pequeño puntapié. -¿Ves que no soy violenta? Rechazo la oportunidad de vengarme y voy al encuentro de la justicia. -Sonrió. -Adiós, Eve. Tal vez te vea en el tribunal. -Echó a andar por el claro. – O tal vez, no.

– Cree que puede salirse con la suya -le contó Eve a Logan mientras observaba a Lisa subirse a la parte trasera del coche con agentes del FBI. -Tal vez lo logre.

– Si la mantenemos separada de Kevin Detwil, no lo hará. Van a tratar de aislarla durante las siguientes veinticuatro horas. Va a ser dificilísimo, teniendo en cuenta de quién se trata. El juez Bennett va a ir directamente a ver a Detwil con la grabación.

– ¿Crees que se desmoronará?

– Es probable. Siempre necesitó tenerla al lado como guía. Si no confiesa, tenemos la lista. Eso no va a fallar.

– ¿Pero por qué estaba también el nombre de Detwil en la lista? Que estuviera Timwick, lo entiendo. Se estaba tornando inestable y amenazaba con arruinar sus planes. Pero a Detwil lo necesitaba para otro período.

– No creo que fuera un blanco inmediato. Es probable que haya puesto su nombre en la lista para intrigar a Fiske. ¿Qué blanco más difícil que el presidente?

– Pero tarde o temprano lo hubiera hecho.

– Sí, claro, Detwil era una prueba viviente. Imagino que Lisa hubiera hecho que Fiske tramara algún accidente que destruyera el ADN. Tal vez el estallido del avión presidencial.

– Son muchos los que viajan con el presidente en el avión presidencial.

– ¿Crees que eso le importaría a ella?

– Sí. No. -Eve sacudió la cabeza, confundida. -Dios, no lo sé. Tal vez.

Logan la tomó del brazo.

– Ven, vámonos de aquí.

– ¿Adónde vamos?

– ¿Me dejas elegir? Qué cosa tan extraña. Después de obligarme a tenderle la trampa a Lisa Chadbourne yo estaba seguro de que ibas a tener algún plan.

Eve se había quedado sin planes. Y también sin energías. Se sentía exhausta.

– Quiero ir a casa.

– Todavía no, lamentablemente. Iremos a la casa del senador Lathrop y nos quedaremos allí hasta que pase el alboroto y quedemos libres de toda sospecha. No quieren que algún funcionario del gobierno con el gatillo fácil nos liquide por error.

– Qué amables -comentó Eve con sarcasmo.

– No es por amabilidad. Somos testigos muy valiosos. Estaremos bajo estricta vigilancia hasta que todo esto termine.