– Eso es lo que yo pensaba -dijo Rhyme-. Que el móvil que tenemos aquí es ese botín desaparecido. ¿Qué valor tendría hoy?
Cooper minimizó la ventana que contenía el artículo referente a Charles Singleton e hizo una búsqueda en la web, luego apuntó unos números en un bloc de notas. Levantó la vista de la libreta.
– Serían cerca de ochocientos mil dólares.
Rhyme gruñó.
– «Inimaginable». De acuerdo. Continúa.
Cooper siguió leyendo:
– «Un portero vio desde la acera de enfrente del Fondo para los Libertos al señor Singleton cuando éste alcanzó la entrada de la oficina por la puerta trasera, y cuando se iba del lugar veinte minutos después, llevando dos grandes maletines. Al llegar el director del Fondo, poco después, mandado llamar por la policía, se descubrió que la caja fuerte Exeter Strongbow había sido forzada con un martillo y una palanca, idénticas a las que poseía el acusado, las cuales fueron más tarde encontradas en las proximidades del edificio.
»Aún más, se presentaron pruebas de que el señor Singleton se había congraciado, en varias reuniones en el barrio de Gallows Heights de la ciudad, con personalidades de la talla de los honorables señores Charles Sumner, Thaddeus Stevens y Frederick Douglass, y el hijo de éste, Lewis Douglass, con el pretexto de ayudar a esos nobles hombres al fomento de los derechos de nuestro pueblo ante el Congreso».
– Ah, las reuniones que Charles mencionaba en su carta. Estaban relacionadas con los derechos civiles. Y ésos deben de ser los colegas que mencionaba. Pesos pesados, parece. ¿Qué más?
– «Su motivación por ayudar a estos afamados personajes, de acuerdo con el hábil fiscal, no era, sin embargo, contribuir a la causa de los negros, sino obtener información acerca del Fondo y de otros depósitos que pudiera desvalijar».
– ¿Ése era el secreto? -se preguntó Sachs.
– «En el juicio, el señor Singleton permaneció en silencio en lo concerniente a estos cargos, salvo cuando hizo un descargo general, y cuando dijo que amaba a su esposa y a su hijo.
»El capitán Simms pudo recuperar la mayor parte de las ganancias ilícitas. Se especula que el negro ocultó varios miles en un escondite y que se negó a revelar el lugar. No se ha hallado ni una parte de éstos, excepción hecha de cien dólares en oro que el señor Singleton llevaba consigo y que se le encontraron cuando fue aprehendido».
– Ahí va la teoría del tesoro escondido -masculló Rhyme-. Qué pena. Me gustaba.
– «El acusado fue enviado a prisión expeditivamente. Después de la sentencia, el juez exhortó al liberto a devolver el resto de los fondos sustraídos, cuya localización se negó sin embargo a revelar, aferrándose todavía a su afirmación de que era inocente, y sosteniendo que el dinero hallado en su persona le había sido colocado en sus pertenencias después de su aprehensión. En consecuencia, el juez, sabiamente, ordenó que las posesiones del reo fueran confiscadas y vendidas para restituir lo que se pudiera, y por su parte el criminal fue sentenciado a cinco años de cárcel».
Cooper levantó la vista.
– Eso es todo.
– ¿Por qué alguien iba a recurrir al asesinato sólo para mantener en secreto la historia? -preguntó Sachs.
– Ajá, ésa es la gran pregunta… -Rhyme alzó la mirada-. Entonces, ¿qué sabemos de Charles? Era maestro y veterano de la guerra civil. Poseía y explotaba una granja en el norte del Estado. Fue arrestado y encarcelado por robo. Tenía un secreto que habría tenido trágicas consecuencias en caso de haberse hecho público. Concurría a reuniones supersecretas en Gallows Heights. Estaba involucrado en el movimiento por los derechos civiles y se codeaba con los grandes políticos y luchadores por los derechos civiles de la época.
Rhyme acercó su silla de ruedas a la pantalla del ordenador y examinó el artículo. No podía ver ninguna conexión entre los acontecimientos de aquella época y el caso de SD 109.
Sonó el teléfono de Sellitto, que se quedó escuchando un momento. Enarcó una ceja.
– De acuerdo, gracias. -Cortó y miró a Rhyme-. ¡Bingo!
– ¿Por qué ¡bingo!? -preguntó Rhyme.
– Uno de los equipos que enviamos a Little Italy, a menos de cien metros del sitio donde tuvo lugar la feria del Día de la Hispanidad, acaba de encontrar un baratillo en la calle Mulberry. La cajera se acordaba de un tipo blanco de mediana edad que compró todo lo que había en la bolsa de nuestro sujeto hace unos días. Lo recordaba por el gorro -contó Sellitto.
– ¿Llevaba gorro?
– No, compró un gorro. Un gorro de lana. La razón por la que ella lo recordaba fue porque cuando él se lo probó, tiró del gorro hacia abajo, cubriéndose el rostro. Ella le vio en un espejo de seguridad. Creyó que el tipo iba a asaltarla. Pero luego se lo quitó y lo puso en el cesto con todo lo demás, y simplemente pagó y se fue.
Probablemente era el artículo del tique que faltaba, el de 5,95 dólares. Se lo había probado para asegurarse de que le serviría para usarlo como máscara.
– Es probable que haya sido con eso con lo que borró sus propias huellas dactilares. ¿Sabe la mujer cómo se llama ese hombre?
– No. Pero puede describirle bastante bien.
– Haremos un retrato robot y batiremos las calles -dijo Sachs. Cogió de un manotazo su bolso, y estaba ya en la puerta cuando se dio cuenta de que el corpulento detective no estaba a su lado. Se detuvo. Miró hacia atrás.
– Lon, ¿vienes?
Sellitto pareció no oírla. Ella repitió la pregunta y el detective pestañeó. Apartó la mano de su mejilla enrojecida y sonrió.
– Disculpa. Desde luego. Vamos a coger a ese hijo de puta.
ESCENARIO DEL MUSEO DE CULTURA E HISTORIA AFROAMERICANA
• Bolsa con objetos para violación:
• Carta de tarot, duodécima de la baraja, el hombre colgado, significa búsqueda espiritual.
• Bolsa con carita sonriente:
• Demasiado genérica para seguir su pista.
• Cúter.
• Condones Trojan.
• Cinta adhesiva para tuberías.
• Perfume de jazmín.
• Artículo desconocido comprado por 5,95 $. Probablemente gorro de lana.
• Tique, que indica que la tienda está en la ciudad de Nueva York, en un baratillo de artículos varios.
• Muy probablemente compra hecha en una tienda en la calle Mulberry, Little Italy. Sujeto identificado por cajera.
• Huellas dactilares:
• El sujeto utilizó guantes de látex o vinílicos.
• Las huellas en los artículos de la bolsa de los objetos para la violación pertenecen a persona con manos pequeñas, sin registro en el AFIS. Posiblemente son de la cajera.
• Restos:
• Fibras de cuerda de algodón, con vestigios de sangre humana. ¿Garrote para estrangulamiento?
• Fabricante no identificado.
• Enviadas a CODIS:
• Sin concordancias de ADN en CODIS.
• Palomitas de maíz y algodón de azúcar con vestigios de orina canina:
• ¿Relación con feria ambulante o mercadillo? Se están comprobando en tráfico los permisos recientes. En este momento, agentes recorriendo ferias ambulantes, según la información provista por tráfico.
• Confirmación festival, fue en Little Italy.
• Armas:
• Porra o arma de artes marciales.
• Pistola, una 22 mágnum tipo Rimfire, de North American Arms, Black Widow o Mini-Master.
• Fabrica sus propias balas, proyectiles perforados rellenos con agujas. Sin concordancias en IBIS ni DRUGFIRE.
• Móviclass="underline"
• Incierto. Probablemente el intento de violación fuera simulado.
• El móvil verdadero puede haber sido robar microficha que contiene número del 23 de julio de 1868 de la revista Coloreds' Weckly lllustrated y matar a G. Settle a causa de su interés en un artículo, por razones desconocidas. El artículo se refería a un antepasado de Geneva, Charles Singleton (ver tabla adjunta).