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—Los registros, por favor. Nos gustaría analizar sus posibles destinos. Y, para hacerlo, debemos saber algo mas sobre la naturaleza del proyecto.

Brachis volvió la cabeza.

—Para eso, debo remitirles al comandante Mondrian. Mis registros les serán enviados de inmediato. Estaré disponible para contestar cualquier pregunta posterior.

Dio un paso atrás. La mirada que dirigió a Esro Mondrian era una extraña mezcla de antiguo antagonismo y nuevos problemas compartidos.

Mondrian había estado observando detenidamente a los embajadores. Sabía que no tenía esperanza de reconocer ninguna estructura especial de un Compuesto Remiendo, pero los Ángeles y los Tubo-Rillas tenían ambos una estructura estable, y era posible que hubiera conocido a alguno de ellos anteriormente en sus planetas natales. En cualquier caso, tenía que olvidar a Dougal Macdougal e intentar conseguir apoyo de los otros embajadores.

—Soy Esro Mondrian —empezó a decir—, jefe de las fuerzas de seguridad de Investigación de Fronteras. He trabajado en el pasado con cada uno de sus grupos locales de investigación, y he visitado sus planetas natales, en los que vivimos en regiones estables y civilizadas, donde hay pocos peligros desconocidos. Pero la mayor parte de mi trabajo tiene lugar cerca del Perímetro, en la región del Límite, a cincuenta años luz del Sol.

Mondrian oyó algo procedente del atrio ante éclass="underline" Dougal Macdougal se aclaraba la garganta. El embajador estaba impacientándose. Mondrian se maldijo. El hecho de que necesitara tiempo para explicar la razón de sus recientes acciones no significaba nada para el embajador.

—En el Perímetro —se apresuró a continuar—, las distancias son enormes y nuestros recursos limitados, y las incertidumbres son muchas. Hace pocos años, decidimos que necesitábamos un nuevo tipo de instrumento de seguridad allí. Uno que pudiera funcionar con apoyo mínimo de las bases, y en su operación fuera más duro y más flexible que los cerebros paninorgánicos. Mientras sopesábamos las alternativas, la científica Livia Morgan se puso en contacto conmigo. Tenía una proposición intrigante. Decía que podía crear formas simbióticas que combinaran componentes orgánicos e inorgánicos, perfectos para nuestras necesidades. —Sonrió, sombrío, y movió la cabeza ante las figuras colocadas frente a él—. Conocía al menos un ejemplo natural que probaba que tal cosa era posible.

El Ángel en la conexión se inclinó lentamente adelante y atrás agitando su follaje verdiazulado. Era a su vez una criatura simbiótica, descubierta un siglo y medio antes de que el frente expansor del Perímetro alcanzara Capella. La pane visible del Ángel era el Chasselrosa, una forma vegetal sin mente y de lento movimiento. Escudado en su pulposa sección central, vivía el Cantante cristalino sensible, confiado en el Chasselrosa, en el que encontraba hábitat, transporte y comunicación con el mundo externo.

—La imitación es... la forma más sincera de adulación —dijo la voz computerizada del Ángel.

—Las Criaturas construidas por Morgan iban a ser diseñadas para patrullar el Perímetro —continuó Mondrian, después de dirigir una dura mirada al Ángel. (Los Ángeles tenían el desconcertante hábito de emplear clichés y proverbios humanos. Nadie estaba nunca seguro de si eso representaba una perversa modalidad de cortesía racial por parte del simbionte o algún extraño sentido del humor)—. Teníamos especificaciones bastante precisas sobre las Criaturas. Las unidades individuales serían móviles, resistentes y altamente inteligentes. Livia Morgan dijo que serían «indestructibles». Ahora tenemos razones para creer que estaba exagerando. Surcarían las áreas inexploradas del Perímetro e investigarían formas de vida hostiles a las inteligencias del Grupo Estelar. Sin embargo, no importaba lo que descubrieran, tendrían solamente una función informativa. Bajo ninguna circunstancia podrían dañar a ninguna forma de vida inteligente, ni forma alguna de vida que pudiera tener inteligencia.

»Estuve presente durante las demostraciones iniciales de las Criaturas de Livia Morgan. Fueron expuestas a cada una de nuestras cuatro especies, a los otros siete organismos posiblemente inteligentes conocidos en el Perímetro, y a una variedad de simulacros de diferentes grados de inteligencia aparente. Las Criaturas de Morgan reconocieron cada una de las formas y respondieron ante cada una amistosamente y sin causarle daño. Trataron a los simulacros con apropiada cautela y respeto. Autoricé el desarrollo del proyecto, permitiendo el pase de las Criaturas al siguiente nivel de sofisticación. Livia Morgan empezó a trabajar. Pero en algún lugar de la Estación Tela de Araña algo debe de haberse torcido —se volvió hacia Dougal Macdougal—. ¿Puedo mostrar las imágenes obtenidas por nuestra sonda?

—Adelante —asintió el embajador—. Y espero que sea breve. No podemos mantener el Enlace todo el día.

Mondrian no replicó. A sus espaldas empezó a formarse una esfera de oscuridad. En su interior titiló el áspero ovoide de la Estación Tela de Araña mostrado desde el punto de vista de una sonda de rastreo. Al principio, toda la estación fue visible. Entonces el campo de visión se redujo, aumentando su resolución. Al poco rato, los objetos retorcidos y aplastados más allá de las compuertas de aire fueron reconocibles: eran los restos de seres humanos vestidos con trajes espaciales. Las cámaras se acercaron a ellos, inmisericordes. Si estos cuerpos hubieran estado vivos cuando fueron expulsados por las compuertas, no habrían sobrevivido mucho tiempo. Las imágenes mostraron miembros arrancados, troncos y cuerpos sin cabeza. Las cámaras se acercaron a una figura, un cadáver que giraba sin manos y sin pies.

—Éstos son los restos mortales de la doctora Livia Morgan —dijo Mondrian sin expresión—. Aunque ni ella ni los guardias pudieron enviar ninguna señal de aviso desde la Estación Tela de Araña, los monitores hicieron un registro completo de sus últimas horas de vida. Sucedió sin previo aviso. Las Criaturas se volvieron locas de repente. Acosaron a los guardias sin piedad, en el interior de la estación. Livia Morgan intentó negociar con dos de ellas. Fue capturada y desmembrada sistemáticamente. A menos que insistan, espero no tener que dar detalles de las escenas. Acepten mi palabra: las Criaturas de Morgan son astutas, y mortíferas, y parecen completamente hostiles respecto a la vida humana. Todo nos hace suponer que no se mostrarán más amistosas con respecto a cualquier otra raza del Grupo Estelar.

Detrás de Mondrian, las imágenes se desvanecieron.

—Pero esto no es lo peor —continuó—. Las Criaturas fabricadas por Morgan han desaparecido. Después de los sucesos que han visto, consiguieron de alguna manera poner en funcionamiento el Enlace Mattin, algo que debiera haber sido completamente imposible para ellas. Esto prueba su extraordinaria inteligencia. Las diecisiete se transmitieron a través del Enlace con destinos desconocidos. Estamos poniendo todo nuestro empeño en localizarlas, pero por el momento, nuestra hipótesis de trabajo es la siguiente: Se encuentran en algún lugar en el radio de cincuenta y ocho años luz de la Esfera Conocida. Esperamos que estén en los alrededores del Perímetro y no cerca de ninguno de nuestros mundos natales. Sabemos que tenemos diecisiete amenazas formidables, de magnitud desconocida. Añadiría que no creo que estemos, ninguno de nosotros, en peligro inmediato. Puesto que las Criaturas fueron diseñadas y entrenadas para trabajar cerca del Perímetro, es altamente probable que decidieran huir a ese lugar, pero no tenemos idea de cuánto tiempo permanecerán en esa región. El propósito de la reunión de hoy es informarles de los hechos, y considerar las formas de afrontar esta situación.