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Flammarion volvió, arrastrando a Chan con él. Cuando llegaron al alcance de la cámara, Leah desapareció bruscamente de la pantalla.

—Aquí está —dijo Flammarion. Entonces sus ojos se ensancharon y miró a la pantalla—. Maldición. ¿Dónde se ha metido ella ahora?

Tatty se volvió rápidamente en su asiento.

—Tuvo que irse. Su equipo tenía una reunión. Olvidémoslo por hoy, Kubo —se volvió a Chan—. He hablado con Leah. Te envía todo su amor, y está deseando verte.

Chan enrojeció de placer.

—¿De verdad? Gracias, Tatty. Ojalá le hubiera podido decir lo mismo.

—Yo lo hice, de tu parte. Pero tuvo que irse. Están siguiendo un programa estricto.

—Y que lo digas —acordó Flammarion—. Dentro de unos pocos días, el equipo Alfa estará rumbo a la superficie de Travancore... si puedes llamar a eso superficie. Ahora será mejor que dejemos de preocuparnos por ellos y te concentres en Barján, Chan; ésa será tu próxima parada.

Le guiñó un ojo a Tatty. No sabía lo que había pasado, pero sentía que había experimentado una situación incómoda. Ahora, necesitaban cambiar de tema y hacer que Chan pensara en otra cosa. Flammarion tecleó la secuencia para que volviera a aparecer la primera imagen.

—Barján. Échale un buen vistazo.

La escena cambió y Flammarion se echó hacia atrás, confundido. En lugar de la bola de polvo que sería el lugar de entrenamiento de Chan, en la pantalla apareció la cara de Esro Mondrian.

—Lo siento, Kubo... Necesito hablar con Tatty —sonrió con amabilidad, sin rastro de embarazo—. Mis felicitaciones, princesa. Lo hiciste. Sabía que lo harías. Y en cuanto a ti, jovencito —se dirigió a Chan—, bienvenido a Ceres. Por lo que he oído, vas a ser un complemento sobresaliente para el siguiente equipo perseguidor.

—Y ganarás tu apuesta —dijo Tatty amargamente—. Supongo que eso es lo único que te preocupa.

Mondrian la miró con aspecto herido.

—Sabes que eso no es cierto, Tatty. De todas formas, podemos hablarlo más tarde. Llamaba principalmente porque quería decirte que lo he preparado todo para que cenemos juntos esta noche, y que tendrás la oportunidad de saludar a una vieja amiga.

—No tengo amigos en Ceres. Ninguno, a menos que cuentes a Kubo.

—Sí que tienes. Más de los que crees —Mondrian sonrió—. Te recogeré a las siete. La cena será para nosotros cuatro: tú, yo, Luther Brachis... y Godiva Lomberd.

—¡Godiva!

Antes de que pudiera decir nada más, Mondrian desapareció de la pantalla. En su lugar, aparecieron las nubes de arena de Barján. Tatty cerró los puños.

—Maldito seas, Esro Mondrian. ¡Maldito, maldito! Me ignoras durante meses y luego crees que puedes llamarme e invitarme a cenar como si nada hubiera pasado. ¡No! —se volvió hacia los dos hombres—. Le veré en el infierno antes que en esa cena.

Se detuvo. Acababa de ver la cara de Chan. Estaba blanca, con una mirada vidriosa en los ojos.

—¡Chan! ¿Te encuentras bien?

—¿Quién... era... ése? —susurró—. Ese...

—¿Él? —Flammarion se encogió de hombros. No había advertido la expresión de Chan—. Es mi jefe. El comandante Mondrian, la cabeza de toda la operación de seguridad. ¿Quieres conocerle? Lo harás, en cuanto sigas con tu programa.

—Sí —asintió Chan, en voz baja, casi para sí. Sus puños estaban cerrados y temblaba—. Quiero conocerlo... —miró rápidamente a la cara de Tatty—. Quiere que vayas a cenar. ¿Irás?

—¡Nunca!

La mirada de Chan se hizo más intensa, leyendo la expresión facial de Tatty con una concentración total. Había recobrado su autocontrol con una velocidad sorprendente.

—Creo que irás —dijo por fin. Y asintió—. Sí, creo que irás.

14

EN CERES

Éstas son las Siete Maravillas del Sistema Solar:

* El Nexo de Vulcano.

* El Cosechador Oort.

* Las granjas marinas de Europa.

* El Sistema Elevador de Urano.

* El Enlace Mattin.

* Las Cúpulas de Venus.

* Los Tetraedros de Tortuga.

* La Cadena de fusión de Perséfona.

* La Cripta de Hiperión.

* La Estación Oberón.

* La Burbuja de Júpiter.

* Lagomarte.

Hay una docena de puntos en la lista. No se trata de un error. Aunque todo el mundo está de acuerdo en las cuatro primeras maravillas, las demás son motivo de fuertes discusiones. ¿Es la Cripta de Hiperión más impresionante que la Estación Oberón, simplemente porque es más grande? ¿Tiene más derecho a ser incluida la Burbuja de Júpiter que las Cúpulas de Venus, solamente porque es más difícil de mantener? ¿Cómo puede competir la sofisticación de la técnica contra la belleza y la elegancia, o —lo que es lo mismo—, contra la importancia para la raza humana? ¿Por qué los alienígenas se asombran tanto con el Cosechador y se aburren tanto con las granjas marinas? ¿Y es justo incluir los tetraedros metálicos de las Tortugas Áridas en la lista, si no son el resultado del esfuerzo humano?

Por alguna razón, nadie incluye la reconstrucción de Ceres en su catálogo de maravillas. Un planeta menor, de menos de mil kilómetros de diámetro, se ha convertido en el cuerpo más poblado e influyente del sistema solar. ¿No debería ser considerado un milagro importante?

Ah, pero el trabajo se realizó mucho tiempo atrás, usando la misma tecnología antiquísima que construyó los subterráneos de la Tierra y los Gallimaufries, y los resultados son demasiado familiares. Ceres no está incluida en la lista de nadie.

Debería estarlo. Después de siglos de intenso trabajo, la moderna Ceres posee menos de la mitad de la masa de la original. En lugar de un cuerpo de sólida roca con incursiones menores de material orgánico, Ceres es ahora un conjunto esculpido de conchas esféricas concéntricas. Una dentro de otra, variando en altura desde menos de diez metros a casi un kilómetro, las cámaras internas se extienden desde el centro del planetoide hasta la superficie. El cuerpo original ofrecía menos de dos millones de kilómetros cuadrados de área disponible; el trazado de la moderna Ceres se extiende a casi dos mil millones..., más de diez veces el área original de la Tierra.

Y por si Ceres no basta para calificarla, por sí sola, como una maravilla importante, entonces el término hay que aplicarlo seguramente a su sistema de transporte. Fue diseñado para mover personas y material con eficiencia a través del laberinto esférico y tridimensional de túneles y cámaras. Es una pesadilla topológica; un complejo entrelazado de vías de alta velocidad, caminos, pozos de gravedad, ascensores y pozos de gravedad. El viaje desde un punto a otro puede hacerse en menos de una hora... con la ayuda de un ordenador guía. Nadie lo intentaría sin eso. Un viaje sin guía, si tal cosa pudiera hacerse, llevaría días.

Después de unas pocas sesiones de instrucción a cargo de Kubo Flammarion, Tatty había alcanzado el punto en que podía manejar las instrucciones de ruta proporcionadas por el ordenador de viaje. Lo hacía con cautela, verificando cada intersección que encontraba en su camino. En su primera visita, antes de su estancia en Horus, había tenido que guiar a Chan por todas partes. Pero esta vez, él echó un vistazo al plano general, escuchó con impaciencia las instrucciones de Flammarion y desapareció de inmediato, hacía ya varias horas. Cuando regresó parecía haber recorrido todo el planetoide y conocer el trazado interno de Ceres al detalle.