—¡Órbitas y posiciones planetarias del sistema Eta Cass!
De repente, los Caparazones dejaron de ser un alimento. Sueñomar fue declarada zona protegida y los Caparazones una especie protegida. Tenían conocimientos suficientes de astronomía, matemáticas y mecánica celestial como para saber la posición de los principales planetas del sistema Eta Cass, sin que les influyera la visibilidad o la época del año. Trabajaban en equipo, y ningún Caparazón duplicaba los esfuerzos de otro. Pero, de manera exasperante, rehusaban mostrar otros signos de inteligencia.
Las reglas del Grupo Estelar eran explícitas y se llevaban a cabo rigurosamente. Los Caparazones eran una especie posiblemente inteligente, aunque la naturaleza de su inteligencia no se comprendiera todavía. Por lo tanto, su protección fue total. No podían ser cazados, y su entorno, que incluía todo Sueñomar y la zona de tierra alrededor, quedaba completamente fuera de los límites de cualquiera, incluyendo el Equipo Rubí. Con esto, la misión de Chan y los otros parecía imposible.
Después de la consternación inicial de Shikari y su dispersión, el Remiendo volvió a reagruparse y reformó su boca, la volvió hacia Chan, emitió un par de silbidos preliminares y por fin habló.
—¿Bien?
Chan miró al Remiendo y luego se volvió hacia S'greela y el Ángel. Los tres parecían estar mirándole de manera expectante; incluso el Ángel había movido las ramas parecidas a brazos que tenía en la sección inferior para acercarle el micrófono, y la Tubo-Rilla se inclinaba hacia él.
—¿Bien? —repitió S'greela.
—¿Bien, qué?
—Estamos esperando.
—¿Esperando el qué? —Chan, de repente, se puso a la defensiva.
—Esperando para oír tu plan —dijo la voz computerizada del Ángel, con su peculiar tono—. ¿Cómo propones que capturemos y destruyamos al Simulacro Morgan, cuando está claro que no podemos entrar en el área protegida que rodea Sueñomar? Para nosotros parece una empresa totalmente imposible.
—No me miréis a mí —Chan sacudió la cabeza—. No tengo ningún plan. Mira, vosotros hicisteis el reconocimiento y localizasteis al Simulacro. ¿Por qué tengo que ser yo quien haga un plan?
Parte de la agrupación inferior de Shikari se dividió en una larga extensión de componentes que aleteó para reunirse alrededor de las piernas de Chan. Ahora, éste sabía que aquello era la manera que tenía el Remiendo de mostrar apoyo y simpatía.
—Porque tú eres humano —dijo la voz silbante.
—Porque tú puedes hacerlo y nosotros no —añadió S'agreela humildemente—. Siempre supimos que esto llegaría, si descubríamos al Simulacro. Sólo tú tienes los dones que nos permitirán actuar a todos.
—Lo hemos discutido entre nosotros —continuó Shikari—. Excepto en la mayor de nuestras formas compuestas, sabemos que los Remiendos no tenemos el poder intelectual de los Ángeles y las Tubo-Rillas. Pero sabemos que las tres formas tienen habilidades mentales que exceden las de los humanos... Por favor, no discutas este punto ahora. Y sin embargo, también sabemos que la lógica, la velocidad, la creatividad, la memoria y la precisión no lo son todo. Hay otra dimensión en el pensamiento humano de la que carecemos los otros tres. Una dimensión desafortunada para la mayoría de los propósitos. Pero no podemos planear una acción militar, organizar una guerra o combatir en una batalla. Esas palabras sólo existen en los idiomas humanos.
Hubo un largo silencio.
—Cuéntanos tu plan —dijo la voz metálica del Ángel.
—No lo comprendéis. No puedo. No tengo experiencia en la guerra, ni idea de cómo se conduce. Aunque algunos humanos son agresivos, nunca he estado envuelto en una batalla... ni siquiera en una pelea individual.
—Antes de que una Tubo-Rilla se aparee —dijo S'greela lentamente—, no puede ni imaginar que tal cosa sea posible. La misma idea de unir los cuerpos es grotesca, inquietante y repugnante. Pero cuando llega el momento y la necesidad de aparearse... se aparea. Sin pensarlo. La acción no viene de la experiencia, sino de alguna memoria somática almacenada en el interior de su cerebro y su cuerpo.
—Haz un plan para destruir al Simulacro —dijo el Ángel—. Eres humano. Eres grande, contienes multitudes. Puedes crear ese plan de tu interior.
Chan sintió que la furia crecía en él. ¡Rehusaban su responsabilidad personal! Miró la masa impasible del Ángel, la nerviosa inclinación de la Tubo-Rilla y el aleteo incesante del Remiendo, con sus componentes individuales desconectándose y reconectándose constantemente.
—Cuando me enviaron a Barján, me dijeron que formaría parte de un equipo. Cada uno de los miembros contribuiría por igual, no se sentaría a esperar que otro le diera órdenes. Me ordenáis que cree un plan. ¿Para qué estáis aquí? ¿Qué es lo que pensáis que vais a hacer?
—Te ayudaremos a cumplir el plan en lo que podamos —dijo Shikari—. Chan, la furia humana es una cosa terrible. La vemos crecer en ti mientras hablamos. Pero la diriges al blanco equivocado. Solamente te estamos pidiendo que hagas lo que nosotros no podemos hacer. Siéntate. Piensa. No te apresures. Y entonces dinos adonde te han llevado tus pensamientos.
—Pero seguís sin comprender —empezó a decir Chan—. No estoy más capacitado que vosotros para imaginar lo que necesitamos. No tengo experiencia, ni forma alguna de... de...
Se detuvo. No tenía sentido seguir hablando. Inclinó la cabeza y contempló el suelo. Sólo se estaba repitiendo, y esto no llevaría a ninguna parte. ¿De verdad el Ángel no podría hacerlo mejor que cualquier cosa que Chan pudiera concebir? Ya había visto pruebas sorprendentes de sus poderes intelectuales. O el Remiendo... Shikari podría aumentar su poder cerebral sólo con añadir más componentes e incrementarlo hasta el punto en que Chan tuviera problemas para seguir las pautas de pensamiento. Pero mientras se quedara allí, el Simulacro continuaría a salvo en su escondite.
—¿No queréis invadir el área protegida de Sueñomar? —preguntó, alzando la cabeza.
Shikari emitió un agudo silbido de horror y S'greella rechinó con desaprobación.
—Eso es un acto impensable —dijo—. Ni siquiera lo habíamos considerado.
—¿Ni siquiera como observadores, si hubiera garantías de que ningún Caparazón sería tocado?
—Esa garantía no puede probarse. Si el Simulacro te localizara y te atacase, insistirías en devolver el ataque.
Chan asintió.
—Probablemente tenéis razón, si fuera necesario como autodefensa. Pero no estaba pensando en mí; ni en ninguno de vosotros.
—¿En quién, entonces? —La Tubo-Rilla agitó sus miembros segmentados—. Somos las únicas especies indiscutiblemente inteligentes del planeta.
—No hablo de inteligencia. Según nuestros informes, el Simulacro localizaría cualquier signo de inteligencia —se volvió hacia Shikari—. Me has dicho que tus componentes individuales tienen dos millones de neuronas. Pueden comer, aparearse, beber y unirse. Pero ¿y un compuesto pequeño? ¿Podrían unirse tan sólo seis o diez componentes?
—Claro. Pero ¿para qué querríamos hacer eso?
—No estoy seguro. ¿Podría un grupo tan pequeño seguir tus órdenes?
—Tendrían que ser muy simples.
—¿Serviría para recopilar información?
—Indudablemente —la superficie del Remiendo se erizó al moverse, como si quisiera dar a entender que se encogía de hombros—. Pero ¿para qué sería? No habría forma de que un grupo tan pequeño pudiera integrar su información con nada más. No podríamos combinarla.
—Tenemos un integrador soberbio aquí mismo —Chan señaló al Ángel—. Shikari, todo lo que tendrías que hacer sería formar un número de composiciones muy pequeñas y dirigirlas para que exploren la región cercana al escondite del Simulacro. ¿Podrías hacerlo?