—Esro, te dije que el Equipo no conseguiría eliminar a la Criatura. Se echaron atrás, ¿no? Conoces a los Rillas y los Remiendos. Te dije que ese puñado de alienígenas no tendrían las agallas necesarias para hacer el trabajo. ¿Por qué no me creíste?
Mondrian se detuvo en mitad de la preparación de la secuencia del monitor.
—¿Quién dice que no te creí, Luther? Pero eso ahora no tiene importancia. Tenemos que establecer un bloqueo.
—¿Bloquear Travancore?
—No, sólo el planeta... Todo el sistema estelar de Talitha. Que nada pueda entrar ni salir. —La pantalla empezó a fluctuar con los preliminares de una transmisión grabada de Enlace Mattin—. Y eso es sólo el principio. Podemos discutir qué más tendremos que hacer. Brachis golpeó la mesa con la palma de la mano.
—¡Maldición! Esro, ¿te has vuelto loco? ¿Te das cuenta de lo que cuesta bloquear un sistema estelar?
—Sé lo que cuesta. Y sé que no será fácil. —Mondrian sonrió, sin ningún rastro de humor—. Siéntate, Luther. No quiero discutir contigo ahora. Estarás completamente de acuerdo conmigo... en cuanto hayas visto esta transmisión de Travancore.
22
ENCUENTRO EN BARJÁN
Los simulacros utilizados en el entrenamiento de los grupos perseguidores estaban modelados siguiendo las Criaturas fabricadas por Livia Morgan; pero habían sido diseñados y construidos por el margrave de Fujistu y éste, inevitablemente, había introducido en sus procesos mentales algunos de sus propios gustos estéticos.
Ciertamente, el hábitat y modo de vida del Simulacro de Barján sugerían algo de la sensibilidad y la apreciación de la belleza del margrave. El Simulacro había escogido una posición relativamente expuesta en las costas de Sueñomar, una donde podían obtenerse las mejores vistas de las largas puestas de sol de Barján. Cada atardecer, Cassay brillaba rojo y dorado a través de la atmósfera polvorienta, y la puesta de Cassby poco después iluminaba con ámbar, granate y azabache las oscuras arenas basálticas.
Según las subcomposiciones del Remiendo que habían explorado la costa de Sueñomar, el Simulacro se movía poco a partir de su escondite preferido. Descansaba, pero oculto por un arrecife que sobresalía de las amargas aguas de Sueñomar, y contemplaba el cielo desde la costa sin mareas.
El plan de ataque final sería de Chan. Tenía que serlo. El humano se sentía escéptico con respecto a sus habilidades, pero los otros no le habían dejado otra opción. Admitían la capacidad superior de los humanos en un solo campo: la lucha.
En cualquier otra materia, estaban más que dispuestos a dar consejos.
—Vigila y sospecha, sin duda —dijo el Ángel, mientras los otros se reunían y le escuchaban con atención. El Ángel había estado experimentando con los procesos de pensamiento del Simulacro y estaba por fin seguro de que su limitación era la mejor que podía obtenerse sin contacto directo—. Pero su tendencia a la destrucción es indeterminada. El Simulacro no destruye todas las formas de vida que ve. Mató unos cuantos caparazones cuando llegó a Barján y se estableció aquí, pero parece como si se tratara de accidentes. Ha mostrado poca curiosidad o miedo hacia las cosas vivas pequeñas. Los vuelos de Shikari a su cubil no han despertado ningún interés ni ninguna acción aparente. No se moverá de su posición para atacar sin provocación.
—¿Y para alimentarse? —preguntó S'greela.
La Tubo-Rilla había plegado y replegado su cuerpo multicompuesto en una masa compacta. Ahora parecía una sola cabeza que asomara desde el interior de un montículo de componentes de Shikari.
—No se moverá en busca de comida. Hay amplio sustento cerca de donde vive.
—¿Son importantes todas estas cosas? —dijo Shikari.
Estaba casi dormido, sin mover apenas un solo componente.
—No lo sabemos —dijo Chan—. Ignoramos todavía lo que es importante. Todo lo que sé es que no podemos atacarlo donde está. Así que tenemos que encontrar algún método para hacerlo salir de Sueñomar. Ángel, hasta ahora no nos has dado más que negativas. ¿Qué es lo que le interesa o le alarma?
—No lo sé. Si sugieres alternativas, puedo confrontarlas con sus pautas de pensamiento. Pero no he podido encontrar nada que proporcione un fuerte estímulo.
El Remiendo estiró lentamente su masa y se soltó parcialmente de S'greela. Los otros esperaron. Shikari estaba casi en su tamaño máximo, y ahora ya se habían acostumbrado al largo tiempo de integración del Remiendo en esas condiciones. Apenas notaban ya la lentitud de la respuesta.
—Nos sentimos idiotas por sugerir esto —dijo Shikari por fin—. Pero quizás un estímulo sea la astronomía. El Simulacro observa los soles, la luna y algunas estrellas. ¿No querrá moverse para observarlas mejor?
Chan se volvió hacia la figura inmóvil del Ángel.
—¿Puedes confrontar esto?
—Un momento.
Hubo un nuevo silencio. Éste duró al menos veinte segundos y sólo se vio interrumpido por los sonidos chirriantes del comunicador del Ángel. Chan había aprendido a asociar esos crujidos y chasquidos con los procesos que operaban en el interior de la matriz cristalina del Cantante.
—La sugerencia de Shikari es correcta —dijo el Ángel—. A un nivel de probabilidad de 0,98 el Simulacro se mueve para responder a los sucesos celestes. Ningún otro estímulo tiene una correlación superior al 0,35 con los movimientos observados. —Hubo un silencio más breve, un culebreo de las hojas inferiores del Ángel, y una especie de suspiro muy humano surgió del comunicador—. Desgraciadamente, esta información no parece tener ningún valor. He comprobado las efemérides de Barján y no se espera ningún suceso celeste de importancia en los próximos treinta días.
—Entonces, ¿que hacemos ahora? —dijo S'greela alegremente—. ¿Rezar para que se produzca una supernova?
—No tenemos que llegar a tanto —dijo Chan—. Los sucesos celestiales no ocurren cuando los necesitas... a menos que los hagas por ti mismo —se volvió hacia S'greela—. Conoces la mecánica de la nave mejor que nosotros. ¿Podrías hacer que gravitara sin nadie a bordo, bajo control automático y a una altura predeterminada?
—Ciertamente.
—¿Y sería posible que se moviera con las estrellas para que parezca que está lejos, más allá de la atmósfera de Barján?
—Probablemente —hubo un zumbido especulativo por parte de la Tubo-Rilla—. Haría falta una programación meticulosa para simular un marco de referencia sideral, pero creo que puede hacerse.
—¿Y podría estar escudada o iluminada desde dentro, de forma que les parezca un fenómeno estelar o planetario natural a los sensores de la Criatura de Morgan?
—Posiblemente —los otros tres miembros del grupo esperaron en un silencio cortés pero desconcertante—. Pero ¿con qué motivo? —dijo S'greela por fin.
—Como señuelo. Ya conocernos al detalle el terreno alrededor del Simulacro. Conocemos la topografía, lo que sería visible por una ruta particular. Si planeamos el movimiento de la nave, durante varias noches, de manera que pretender una observación continuada haga necesario que se siga un rastro para seguir viéndola, lejos de la costa de Sueñomar...
—Un problema inverso difícil de computar —dijo el Ángel—. Dado el terreno, definir los movimientos plausibles de la nave que creen un sendero que sea seguido desde el suelo sin que se quiera asegurar la visibilidad...
—Pero justamente el tipo de cosa que sabes hacer, Ángel. Le tendemos un cebo al Simulacro para que salga del territorio de los Caparazones y entonces lo... —Chan miró a los otros dos. Estaban esperando sus palabras—. Entonces... bueno, entonces lo neutralizamos.