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Los otros tres intercambiaron una mirada... una mirada de presunción. Chan estuvo seguro de ello.

—Ah, pero eso no nos sucederá a nosotros —dijo Shikari, confiado—. Estamos seguros de que el Equipo Alfa estaba compuesto por seres de inteligencia y talento excepcionales, el proceso de selección lo asegura, pero no pudieron haber sido un equipo completo, como nosotros.

Aquello era un callejón sin salida. Nada de lo que dijera Chan haría cambiar la opinión de los otros tres. En pocos días habían pasado de la indiferencia general a una convicción absoluta de que juntos podrían enfrentarse a cualquier situación... ¡y ganar!

Era difícil discutir su lógica. Después de los primeros pasos, habían hecho muchos progresos, hasta el punto de que ahora Chan podía leer mensajes complicados a partir de un simple agitar de las hojas laterales de Ángel, o un revuelo en la base de Shikari, o un movimiento de cabeza de S'greela.

Pero eso era sólo una pequeña parte de la historia. Los otros tres no habían visto el mensaje que Leah le había enviado a Chan. Ella también había hecho mención del extraordinario nivel de comunicación de que habían disfrutado el Equipo Alfa. ¡Y este equipo había fracasado!

Había también otros problemas que Chan no había mencionado a los demás hasta el momento. Tenía periodos en blanco en los que no recordaba dónde había estado, qué había estado haciendo, o qué le habían dicho. Los ataques llegaban sin advertencia, y podían durar desde unos minutos hasta varias horas. Hasta el momento sólo habían sucedido en los momentos más críticos... incluso durante su inminente enfrentamiento con Nimrod. En secreto, le había preguntado a Kubo Flammarion, mediante una conexión Enlace desde la Nave, si podían haber efectos secundarios en el tratamiento del Estimulador Tolkov. Como respuesta, había recibido únicamente un asombrado encogimiento de hombros. Nadie sabía lo suficiente sobre el Estimulador como para predecir efectos colaterales en un tratamiento rematado con éxito.

Chan se preguntaba si debería decirles a los otros lo que le sucedía; eso, al menos, abriría unas cuantas fisuras en la sólida muralla de autoconfianza que ahora tenían. Allí estaban ahora, observando la aproximación a la órbita de Travancore con la misma alegre curiosidad de un grupo de turistas.

Un intento más.

—Mirad, tenéis que meter una cosa en vuestro cerebro, o tendremos problemas. Por mucho que se parezcan, un Simulacro no es una Criatura de Morgan. Un Simulacro está menos armado y es menos agresivo. Sé que nos las arreglamos bien con el de Barján, pero este trabajo será diez veces más difícil.

—Y somos un equipo más compenetrado ahora que entonces —replicó S'greela. Sonaba alegre, por supuesto, y estaba alegre; Chan podía leer su estado bastante bien—. Chan, normalmente es función de un Tubo-Rilla ponerle pegas a todo. Pero me encuentro bastante tranquila. ¡Somos un equipo!

Y eso era todo. No se bajarían del burro.

Parecían creer que se dirigían a Travancore para tener una confrontación clara y racional. Incluso la destrucción de Nimrod, si pensaban en ella, era imaginada como algo breve y ordenado. Tal vez contemplar el vídeo en que el Equipo Alfa fue aniquilado les haría pensar de modo distinto. Chan odiaba la idea de ver aquel encuentro, pero eso arrastraría a los otros miembros de su grupo a comprender lo que su propio encuentro con Nimrod podría hacerles realmente.

Desgraciadamente, no había grabaciones de aquel hecho. El último vídeo en los archivos de la Anabasis mostraba a Nimrod dirigiéndose tranquilamente por el pozo hacia el Equipo Alfa. La criatura no parecía beligerante o particularmente poderosa. Pero lo era. ¿Y si los miembros del Equipo Alfa habían sobrevivido, horriblemente heridos, durante días y días?

El Equipo Rubí había estudiado todas las transmisiones que el otro grupo había enviado a la Anabasis. Esos registros, completos, se encontraban ahora en la memoria del Ángel, dispuestos para ser analizados en una fracción de segundo cuando hiciera falta. Shikari había realizado una exploración de todo el planeta desde la Nave. El Ángel había utilizado esa investigación, más los registros del Equipo Alfa, para marcar una docena de zonas donde pudieran localizar a Nimrod.

Chan los miró excitado. Pensó que un lugar cerca del ecuador de Travancore mostraba un punto de luz ligeramente más brillante en el radar. ¿Podría ser que allí hubiera metal sólido? Nimrod debía de ser el único componente metálico en la superficie del planeta. Pero la señal quedaba interferida por la densa vegetación.

—¿Qué piensas, Ángel? ¿No es en ese lugar donde es más probable que encontremos a Nimrod?

Hubo un lento e irritante movimiento de las hojas medias: el equivalente de una sonrisa escéptica en Ángel.

—Es un error capital teorizar antes de tener datos —dijo por fin.

Y ésa fue toda la respuesta que Chan pudo conseguir.

Mientras Chan estudiaba los registros efectuados por microondas, S'greela y Shikari habían realizado sus propios análisis del descenso del Equipo Alfa por los pozos. Llegaron a la conclusión de que la baja gravedad de Travancore haría que los túneles resultaran independientemente navegables para el Ángel, siempre que colocaran un cinturón gravitatorio alrededor de su sección media. Eso permitiría mayor movilidad a S'greela.

Su hallazgo fue el único resultado positivo que Chan pudo ver en los dos días de análisis. Llegó a una conclusión. Podrían observar a Travancore desde la órbita eternamente y nunca sabrían más de lo que sabían ahora. Les gustara o no, tendrían que bajar a la superficie.

Antes de entrar en la cápsula de aterrizaje, Chan dio a los otros un último aviso.

—Aseguraos de que tenéis todo lo que necesitaréis en Travancore antes de dejar la nave en cuarentena. La Anabasis tiene miedo de Nimrod, aunque vosotros no lo tengáis. Conocen todo el potencial de que disponen las Criaturas fabricadas por Morgan. No se nos permitirá volver a bordo hasta que podamos probar que hemos destruido a Nimrod. Y el peso de esa prueba recaerá en nosotros. Ni siquiera nos enviarán nada desde la órbita, a menos que estén seguros de que los envíos no le serán útiles a Nimrod si las cosas salen mal. ¿Comprendido?

Los otros gesticularon, asintiendo.

—Volveremos llevando nuestros escudos, o sobre ellos —dijo alegremente Ángel y Shikari lanzó la mejor de sus carcajadas estilo humano.

Chan renunció. Se acercó al comunicador e inició la secuencia de Enlace al Cuartel General de la Anabasis en Ceres. Esro Mondrian y Kubo Flammarion estaban en la sala de control.

—Vamos de camino —dijo Chan, en cuanto se estabilizó la conexión—. ¿Hay algo nuevo que tengan que decirnos?

Mondrian asintió.

—Hay un pequeño cambio, pero no afectará en nada a lo que estaréis haciendo. El Grupo Estelar insiste en que el Enlace Mattin con la Nave sea unidireccional todo el tiempo que paséis en la superficie de Travancore. Los mensajes y los materiales pueden llegar desde aquí a la nave, pero nada puede venir aquí. El Grupo Estelar no tolerará ninguna probabilidad de que Nimrod pueda escapar. Así que no podéis enviar más mensajes... y por supuesto, tampoco ningún objeto material.

—Pero si no podemos enviar mensajes, ¿cómo sabrán que hemos terminado nuestro trabajo y pueden recogernos?

—Enviaremos un equipo monitor desde aquí a la Nave. Podréis comunicaros con ellos —Mondrian sonrió sombrío—. Yo mismo formaré parte de ese equipo. Mientras Nimrod siga activo, estaremos en órbita alrededor de Travancore. Hasta que despachéis a Nimrod, es un viaje de un solo camino para todos nosotros. Estaremos con vosotros y observaremos todos vuestros pasos. Buena suerte, Chan.

Incluso a través de cincuenta y seis años luz, Chan pudo sentir la fuerza de la determinación de Mondrian. El otro hombre siempre puntualizaba que era el Grupo Estelar el que tomaba las determinaciones, pero Chan no tenía ninguna duda sobre quién estaba realmente detrás de todo. ¿Qué sabía el resto del Grupo Estelar acerca de batallas, cuarentenas y bloqueos? Nada. Mondrian los estaba manipulando, definiendo todas sus acciones, igual que Chan definía todos los procedimientos para el Equipo Rubí. Y Mondrian quería controlar a Chan y a los otros miembros cuando estuvieran en Travancore; ¿para qué otra cosa querría venir a la Nave?