Chan suspiró. Yacía en el suelo húmedo, con Leah a su lado. Sentía su cerebro dolorido y confuso, con la agonía familiar de una mala sesión en el Estimulador Tolkov. Durante unos cuantos minutos permaneció allí en silencio, contento de sentir pero sin pensar.
—Chan. —La voz de Leah le susurraba de nuevo al oído. Se había dado la vuelta y se tocaban mutuamente desde el pecho a los muslos—. Sé lo terrible que ha sido para ti. Pero no te habrías fusionado por propia voluntad. La única forma que conocíamos era tomarte cuando tus emociones fueran más intensas. Quiero que sepas que lamento que tuviera que suceder de esa manera.
Chan suspiró y no dijo nada.
—Lo siento, Chan. Si te sientes traicionado, te prometo que no volveré a utilizar el amor de esa manera. Por favor, no te sientas utilizado... solamente queríamos que formaras parte rápidamente de una unión parcial.
—¿Quién eres? —preguntó Chan hoscamente.
—¿Yo? —la voz en la oscuridad parecía sorprendida—. Soy Leah.
—Ya no. Eres Nimrod. ¿Qué le sucedió a la Leah que conocía?
—Ah —hubo un suspiro de comprensión—. Nimrod, sí. Pero de verdad que soy Leah, Chan. No soy menos Leah que antes. Soy más. Ahora también soy parte de Nimrod.
—Mi Leah ya no existe.
—¡Tonterías! —la voz de Leah perdió buena parte de su paciencia—. ¿De qué hablas? Soy yo. La misma Leah de siempre.
Golpeó su pecho con la mano abierta y él dio un respingo ante el golpe inesperado.
—¿He desaparecido? —continuó, inclinándose sobre él—. ¿Crees que soy alguna especie de ilusión? ¿Sólo una parte de algo más? Pues entonces estás completamente equivocado. Parece que imaginas que sólo soy como una célula en tu cuerpo, sin existencia propia separada. No lo soy. Todavía pienso, respiro, río y amo. Métete esto en la cabeza, Chan Dalton. Cuando te toqué hoy por primera vez, era yo, no Nimrod —volvió a golpear el pecho—. Tienes serrín en la cabeza. ¿Te sentiste menos tú cuando estuviste fusionado?
Chan meneó lentamente la cabeza en la oscuridad. Era Leah quien estaba junto a él, de eso no cabía duda. Le golpeaba igual que en los viejos tiempos.
—Menos no. Diferente.
—Diferente, y más —ella se incorporó—. Recuerda esto, Chan. Te amo, y sigo siendo todo lo que era. Hay otra cosa que tienes que saber. Los humanos somos el elemento más difícil. Somos el factor que crea el ritmo en todo. Así que cuando suceda, relájate. Ahora estás a medio camino gracias a lo que ha sucedido aquí.
—¿A medio camino de dónde?
—Ya lo verás. Todo fue necesario —hubo un último beso en su mejilla—. Y fue divertido también. Tan bueno como lo había soñado.
Chan oyó alejarse unos pasos en la suave alfombra del bosque. Antes de que pudiera moverse, una luz se acercó, ondulando entre las enredaderas. Era S'greela. La Tubo-Rilla se movía con rapidez, transportando al Ángel entre dos de sus brazos. La oscura nube de Shikari venía detrás.
—¿Estás bien? —preguntó la Tubo-Rilla.
Chan estuvo a punto de replicar. Aparentemente, el hecho de que estuviera arañado, mojado, con los ojos desencajados y casi desnudo era un hecho indiferente para los otros. Pero entonces advirtió algo nuevo: una instrucción que Nimrod había deslizado en su mente, junto con el flujo de información. La orden estaba allí, una bomba de tiempo a punto de explotar. Y era la pieza necesaria. Sabía lo que tenía que hacer.
Se tumbó y esperó, mientras Shikari los envolvía y los conectaba. Chan examinó su interior, en busca de la primera sacudida de interacción. Ahí estaba. Los otros estaban listos, lo habían estado desde hacía mucho tiempo. Leah tenía razón. Los humanos eran el elemento más difícil. En el momento adecuado, Chan cerró los ojos. Y abrió la mente.
Contacto... poderoso e inmediato. Chan sintió como si una corriente eléctrica surcara todas y cada una de las células de su cuerpo. Notó una oleada de placer y satisfacción. Era la sensación que había experimentado algunas noches cuando el equipo perseguidor se sentaba junto, amplificada un millón de veces.
Su mente se reorientó, mezclada con las otras tres, para crear una mentalidad colectiva total. El primer contacto estaba completo.
La transmisión de datos no requirió mucho tiempo. Los contenidos de los archivos primarios, secundarios y terciarios que habían pasado de Nimrod a Chan ocuparon la nueva mentalidad por menos de veinte segundos. Al final, la Mentalidad sabía tanto como Nimrod acerca de su propio origen y naturaleza.
La corriente de datos cuaternarios era la más pequeña en volumen. Nimrod la había etiquetado como digna de atención especial. La mentalidad la almacenó en los bancos de datos del Ángel y empezó a revisarlos. La corriente de datos era un registro completo de las primeras horas siguientes a la formación de Nimrod. Completa, con los análisis de situación de Nimrod, fue percibida por la nueva mentalidad como un flujo de múltiples canales, una mezcla de hechos, conjeturas y conclusiones.
SITUACIÓN.
El equipo Alfa, lleno de excitación y temor ante el milagro de la creación. Hubo un primer nombre entre los nombres: Nimrod, la fusión de voluntad, información, deseo y comprensión. Entonces la Criatura de Morgan fue preparada para una larga inmovilización, hasta que la fuente y causa de su enfermedad pudiera ser comprendida y remediada. Finalmente, Nimrod dio el paso más difíciclass="underline" disolverse para volver a los miembros individuales del equipo. Leah, S'glya, Ismael y el Ángel permanecieron en silencio, mirándose mutuamente. Por fin, regresaron a los niveles superiores del bosque de Travancore. Como los componentes de un Compuesto Remiendo, cada parte de la Mentalidad tenía sus necesidades de comida, descanso y movimiento.
ACCIÓN.
Nimrod se reunió en la tienda. Se creó un mensaje complejo y completo para transmitirlo a través del Enlace a los Cuarteles de la Anabasis. Su tono era quizás un poco autocomplacido, y asumía que la noticia de la existencia de Nimrod sería recibida con el mismo entusiasmo. Nimrod pidió que le llevaran de nuevo a la Nave junto con la Criatura de Morgan, ahora inofensiva.
RESPUESTA.
Una larga demora. La inescrutable cara de Mondrian. Nimrod pidió disculpas por la inadecuación de pensamiento de especies singulares. La mentalidad esperó. La respuesta de la Anabasis llegó por fin: Dejar a la Criatura de Morgan en animación suspendida en Travancore, y volver de inmediato a la nave de cuarentena.
Nimrod poseía la empatia de una Tubo-Rilla, la viva lógica de un Remiendo, la capacidad analítica de un Ángel., y las irracionales sospechas de un humano. El mensaje chocó con la percepción de Nimrod sobre la respuesta posible. Nimrod envió la cápsula al encuentro de la Nave en órbita. Cuando la cápsula se encontraba a cuarenta kilómetros de distancia, fue desintegrada por una salva de máxima intensidad.
Pero Nimrod estaba aún en la tienda, vigilando. La cápsula había sido enviada por control remoto. Nimrod se había quedado en la superficie de Travancore. Y ahora había mucho para ocupar los poderes del intelecto de la Mentalidad.
PREGUNTA. (La corriente de datos añadió un campo para indicar el cambio del informe de hechos probados al análisis de probabilidades.)
La Anabasis no quería capturar a Nimrod, solamente destruirlo. ¿Por qué no conseguir ese efecto simplemente apartando la Nave de la órbita en torno a Travancore, y borrando todas las coordenadas del Enlace de los archivos centrales?
CONJETURA.
Travancore seguía interesando a la Anabasis. Y como Nimrod y el equipo perseguidor no eran la fuente de interés, éste debía derivarse de la Criatura de Morgan. La Anabasis está interesada en la existencia continuada de la Criatura de Morgan.