Выбрать главу

CONTRADICCIÓN.

El equipo perseguidor, supuestamente, había sido enviado a Travancore para destruir a la Criatura fabricada por Morgan.

HECHO.

En Barján, el Equipo Alfa no había destruido a su Simulacro. Igual que el equipo de Chan, lo habían neutralizado y habían tratado de ocultar la evidencia.

PREGUNTA.

¿Había tenido éxito el intento de esconder el Simulacro?

CONJETURA.

La Anabasis sabía que el Equipo Alfa no había destruido el Simulacro. Creía, con más de un nivel de 0,83 de probabilidad, que el Equipo Alfa también sería incapaz de destruir a la Criatura fabricada por Morgan.

ALTERNATIVAS PERCIBIDAS POR LA ANABASIS.

El equipo Alfa había sido enviado a Travancore por la Anabasis en anticipación de sólo tres alternativas posibles:

(1) La Criatura destruiría al Equipo Alfa.

(2) El Equipo Alfa destruiría a la Criatura.

(3) El Equipo Alfa neutralizaría a la Criatura, pero no la destruiría.

ANÁLISIS DE SITUACIÓN ADSCRITO A LA ANABASIS.

En el caso (1), un segundo grupo perseguidor podría ser enviado a Travancore para intentarlo de nuevo. No habría peligro para la Anabasis.

En el caso (2), el Equipo Alfa volvería desarmado a la Nave. Se enviaría un equipo perseguidor distinto y menos feroz cuando se descubriera a la siguiente Criatura de Morgan. No habría peligro para la Anabasis.

En el caso (3), el Equipo Alfa y la Criatura de Morgan ahora controlada regresarían a la Nave. El primer objetivo de la Anabasis se habría conseguido.

CONCLUSIÓN DE NIMROD

La Anabasis no había estado amenazada por ninguna de las operaciones previstas en Travancore. Pero la creación de Nimrod había introducido una nueva variable. Nimrod fue considerado una amenaza por la Anabasis... tanto que tenía que ser destruido. Salvar la Criatura de Morgan incapacitada era sólo de importancia secundaria.

ACCIONES ANTICIPADAS DE LA ANABASIS.

Un segundo grupo perseguidor sería empleado en Travancore, con instrucciones explícitas de destruir a Nimrod apenas verlo.

ACCIÓN DE NIMROD.

Ya que Nimrod no tiene forma de escapar de la superficie del planeta, debe esperar la llegada del segundo equipo.

FIN DEL ARCHIVO DE DATOS.

La revisión ocupó a la mentalidad un minuto, llevándola a las tres siguientes conclusiones. Si la Anabasis llegaba a saber que los dos grupos perseguidores se habían unido para formar mentes grupales, haría nuevos planes. La Criatura de Morgan incapacitada sería abandonada, y las armas de la Nave serían lanzadas contra Travancore. Tanto Nimrod como la nueva mentalidad serían igualmente vulnerables al ataque.

Era el momento de hacer un cambio. La mentalidad se apiñó un momento, vibrando en una afinidad de sentimiento. Entonces la unión terminó y empezó la disolución. Chan descubrió que estaba sentado en el suelo del bosque, medio desnudo y exhausto. Las imágenes de Nimrod habían sido tan claras y tan ricas en detalles que había sentido que estaba con ellos en la tienda, en plena jungla de Travancore.

Los otros tres esperaron en silencio mientras Chan se vestía y se incorporaba. Con S'greela abriendo la marcha, volvieron a subir lentamente por los túneles en espiral. Después de su lazo intenso y total, el habla parecía inadecuada. Solamente Shikari hablaba mientras ascendían hasta las capas superiores de vegetación. El Remiendo charloteaba por todos, mencionando todo tipo de trivialidades.

Naturalmente —pensó Chan, cansado—. Mezclar unidades no es nada del otro mundo para un Remiendo. Lo hace todos los días. Shikari probablemente se pregunta por qué le darnos tanta importancia.

Por fin llegaron a la tienda cuando los últimos rayos del sol cortaban el bosque ondulante. Sorprendentemente, habían estado fuera menos de un día. Cada uno se dirigió a su lugar de descanso favorito. Chan no tenía apetito, pero se obligó a engullir un bloque de grumo... y de pronto se sintió hambriento. Vio son sorpresa que devoraba masas de compuestos sintéticos ricos en proteínas y bebía dos litros de dulce líquido. La demanda de energía de la fusión debía ser formidable.

—Por fin simpatizo con Vayvay —dijo de pronto S'greela. La Tubo-Rilla había estado comiendo con atención concentrada y total—. Creo que siente un hambre así todo el tiempo. Tenemos que volver con él.

—Mañana —dijo el Ángel—. Tiene comida de sobra. Le agradará esperarnos.

Hubo otro largo silencio.

—Y debemos decidir nuestro propio nombre —dijo finalmente Shikari, mientras Chan, exhausto, estaba a punto de sumirse en un profundo sueño.

—Eso es fácil —dijo el Ángel—. Se suponía que teníamos que cazar a las Criaturas. Si ellos son Nimrod, nosotros seremos Bahram, otro gran cazador de los primeros días de la Tierra. Dejadme que os cuente su historia...

La historia de la Tierra. Ángel era el narrador más aburrido del universo en ese tema. Chan debería aprender más... pero no hoy. El Ángel continuaba hablando, pero Chan no le oía. Había caído en el sueño más profundo de su vida. Su último pensamiento fue para la Nave, que se encontraba en algún lugar, allá arriba. Mañana, también tendrían que decidir qué hacer sobre eso... o pasarían el resto de su vida en Travancore...

Chan despertó unas horas antes del amanecer. Un cálido cuerpo se deslizó bajo la sábana que le cubría, y se apretó junto a él. Se despertó lleno de terror ante la suave presión de unos dedos sobre sus labios.

—Sshh —susurró una voz en su oído—. Soy yo, Leah. No podía dormir. Fue magnífico cuando era parte de Nimrod, pero tenía que venir para tranquilizarte. No dejarás de disfrutar de tu propia vida cuando tu equipo forme una unión.

—Lo sé. Ya ha sucedido —Chan aún estaba medio dormido. Miró a Leah, pero la oscuridad era casi total y no pudo ver nada más que una mancha pálida y difusa. Suspiró y la rodeó con los brazos—. Todo este tiempo he esperado para verte la cara... y sigues siendo invisible.

—No he cambiado nada —rió ella—. Me verás mañana a la luz del día. Las dos mentalidades tendrán su primer encuentro completo. Ya nos hemos trasladado cerca de aquí —se acomodó junto a él—. Esa unión tendrá lugar muy pronto. Pero ahora, esta unión es sólo para nosotros.

Su abrazo fue lento y cálido, sin ninguna urgencia. Fue la tranquila culminación de veinte años de amor y afecto. Después, Leah se quedó dormida rápidamente, acunada sobre el pecho de Chan. Él permaneció largo rato despierto, convencido de que no volvería a dormirse antes del amanecer.

Una nueva preocupación le asaltaba. Desde Horus se había preguntado por su identidad. ¿Quién era? ¿Qué era? Ahora, pese a lo que Leah asegurase, se preguntaba si Chan Dalton, el individuo, desaparecería para siempre antes de que descubriera las respuestas.

¿No voy a ser más que una pieza de una unión, como uno de los componentes de Shikari? Esa idea me asusta. Quiero ser yo. No quiero desaparecer. Tal vez debería escribir mi epitafio ahora, mientras todavía existo. Epitafio. ¿Qué diría? Chan Dalton, muerto a los veinte años. ¿O sólo vivió tres meses? ¿Expansión vital mental, o física? Preguntas difíciles.

Su mente recorría círculos. Permanecería despierto para siempre.

Y con este pensamiento, Chan se durmió.

A veinte mil kilómetros sobre él, la impresionante masa de la nave de cuarentena continuaba su vigilia. La energía había sido reducida al mínimo para que los instrumentos funcionaran mejor. Ahora, los sensores enfocaban la parte nocturna de Travancore y todos los sistemas de armas permanecían alerta.

Esro Mondrian y Luther Brachis estaban sentados en la sala de control central de la Nave, cumpliendo un curioso ritual. Cada uno de ellos sostenía un aparato registrador, y cada uno introducía una secuencia de dígitos. Cuando terminaron, intercambiaron los aparatos e inspeccionaron las anotaciones del otro.