—Me parece correcto —dijo Brachis—. ¿Algo más?
—Estamos de acuerdo en todos los dígitos —asintió Mondrian, que recogió los dos aparatos y los miró—. Vamos a conservar esta secuencia en la cabeza el resto de nuestra vida, Luther. Pero seguiremos haciéndolo para asegurarnos. No quiero pasarme aquí el resto de mis días.
—¿Sigues sin querer decirle a Godiva la secuencia? ¿Cómo medida de precaución?
—Tú, Kubo y yo. Nadie más. Y nada en ningún banco de datos. Así lo mantendremos hasta que estemos completamente seguros de que todo, ahí abajo —indicó el oscuro disco de Travancore—, esté bajo control.
—Los informes del equipo de Chan parecían buenos.
—Hasta ahora. Creo que el equipo se las arreglará con Nimrod por nosotros. Pero no estoy seguro. Y Nimrod es demasiado peligroso para correr riesgos. Es una forma de vida extraña de la que nunca nos habíamos tenido que preocupar antes.
—¿Y por qué lo hacemos ahora? —Brachis imitó a Mondrian y miró también a Travancore—. Creo que sabemos dónde está. ¿Por qué no disparamos las armas a toda potencia, enviamos a Nimrod al infierno y acabamos con él?
—No —el tono de Mondrian era firme—. Eso no. No arriesgaré la Criatura de Morgan. No hemos localizado a ninguna otra, y estoy convencido de que nunca volveremos a hacerlo. No me arriesgaré a destruir la única que tenemos. Iremos despacio, presuponiendo que podemos ganar.
Brachis empezó a protestar, pero en seguida se encogió de hombros. Godiva le esperaba. No quería perder el tiempo discutiendo.
Mondrian verificó por última vez la llegada de algún nuevo mensaje. Nada de Kubo Flammarion, excepto las quejas de costumbre de Dougal Macdougal sobre el enorme gasto de energía necesario para mantener abierto el Enlace Anábasis-Travancore. Mondrian lo ignoró. Estaba a más de cincuenta años luz de distancia, y no podía llegar a Travancore.
Después de un momento de duda, Mondrian borró la grabación que tenía en la mano. La secuencia del Enlace desapareció.
En el mapa entrecruzado y multiconectado que proporciona el Enlace Mattin, el espaciotiempo carece de conexiones y métrica. Hay sólo una transformación de punto a punto, con su propia topología discontinua. Mientras el enlace se mantenga entre dos emplazamientos, serán vecinos en un espacioenlace. La Nave en torno a Travancore y la sala de control en el Cuartel General de la Anabasis están cerca, a una distancia infinitesimal. El Enlace sólo proporciona el impulso necesario para mover materia a través de la barrera.
El Enlace Mattin parece cosa de magia, pero no perdona. La transmisión debe ser específicamente correcta dentro de una Constante de Planck; diez a la menos treinta y tres centímetros. Se necesitan cincuenta y tres dígitos decimales para especificar cada coordenada espacial dentro de la esfera de cien años luz del Perímetro; ciento cincuenta y nueve dígitos decimales para almacenar una posición en un banco de datos, o para recordarla, si todas las formas de almacenaje, excepto la memoria humana, son rechazadas.
Día y noche, Luther Brachis y Esro Mondrian se repiten mutuamente la secuencia de 159 dígitos del Enlace Mattin. Es su salvoconducto para regresar al resto del universo. Sin él, quedarían atrapados el resto de sus vidas en la órbita de Travancore.
29
LA FUSION
Chan se despertó tarde y vio que estaba solo en la tienda. Cuando se sacudió el sueño de los ojos, salió y descubrió que durante la noche habían llegado todos los miembros del otro equipo.
El grupo estaba extrañamente tranquilo. Todos parecían estar esperando alguna señal. Los dos Ángeles se habían plantado al borde de la tienda y ahora se hacían compañía en silencio, con las hojas desplegadas absorbiendo la luz de la mañana de Talitha. S'glya y S'greela habían salido juntas de caza, colgándose con facilidad de las delgadas ramas superiores del bosque hasta que se perdieron de vista. E Ismael y Shikari se habían descompuesto. Toda la zona de la tienda la llenaban sus componentes inmóviles que cubrían toda la superficie libre.
Chan cogió uno de la pared de la tienda. La criatura desplegó las alas e hizo un débil intento de echar a volar. Un anillo de pequeños ojos verdes le observó sin ningún signo de comprensión. Lo soltó, y el componente se marchó volando de inmediato hacia la capa de vegetación. Chan lo vio colgarse allí y se preguntó cómo conservaban los dos Compuestos Remiendos sus identidades separadas. ¿Qué regla le decía a un componente individual adonde ir?
Bueno, ¿qué le decía a una célula humana que formaba parte del hígado y no de uno de los pulmones? Chan renunció en seguida a la pregunta. El y Leah tenían sus propias preocupaciones: desayuno y conversación, y aparentemente en ese orden, juzgando por la conducta de Leah.
Ella se había atado su negro pelo con un lazo escarlata, proporcionando con ello la mancha de color más brillante en Travancore. Ahora estaba sentada con las piernas cruzadas en el suelo de la tienda, comiendo tan deprisa como Chan pensaba que se podía comer. No podía creer cuánto estaba engullendo.
—Ya basta —dijo por fin. Se recostó contra la pared flexible, se palpó el vientre y suspiró—. Me has pagado con esto las mil comidas que he cocinado para ti. Sigue mi consejo y aliméntate también. Necesitarás todas las calorías y toda la energía que puedas conseguir —lanzó un gruñido de satisfacción y cerró los ojos.
Demasiado indiferente. Todos eran demasiado indiferentes. Chan parecía ser el único pesimista sobre sus posibilidades de salir de Travancore.
Recordó la cara de Mondrian, sabia y resuelta. Era fácil sentirse omnipotente cuando la mentalidad estaba fusionada, pero Mondrian no tardaría mucho en descubrir sus limitaciones. Unos pocos minutos de unión habían dejado a Chan exhausto durante horas. Y, durante la unión, el grupo estaba inmovilizado. Una mentalidad no podía moverse como una unidad, y si se disolvía para moverse, la unión quedaría destruida. Leah creía que las mentalidades eran el paso siguiente en la evolución para todos los miembros del Grupo Estelar. Tal vez. Pero, a menos que pudieran acceder a la Nave y derrotar a la Anabasis, era un camino sin salida.
El regreso de las dos Tubo-Rillas puso súbito fin a sus preocupaciones. Se dejaron caer a través de una capa de hojas y se acurrucaron junto al Ángel. Como si estuvieran esperando una señal, todos los componentes de los Remiendos se alzaron desde su posición. Revolotearon por la tienda y, con una velocidad y precisión sorprendentes, se situaron sobre cada miembro de los equipos. A medida que los individuos se unían, las mentalidades despertaron. Un fino cable de Componentes Remiendos ayudó a proporcionar una conexión mental directa.
BIENVENIDOS, CONDUCTA DE NAVE IMPREVISIBLE... POCO TIEMPO... NECESARIA ACCIÓN DE MENTALIDAD... (La milésima de segundo del saludo de Nimrod a Barchan llegó a través de un ancho canal de comunicaciones que llevaba un centenar de mensajes paralelos. La evaluación empezó de inmediato. Los análisis paralelos proporcionaron las probabilidades y las opciones para la acción de las mentalidades.)
OPCIÓN 1. NINGÚN MOVIMIENTO DE LA CÁPSULA A LA NAVE. NINGUNA COMUNICACIÓN DEL EQUIPO CON NAVE.
PROBABLE RESULTADO: DESTRUCCIÓN DE NIMROD Y BAHRAM A UN NIVEL DE P=0,58 DURANTE LOS PRÓXIMOS DOS DÍAS DE TRAVANCORE; A UN NIVEL DE P=0,71 EN TRES DÍAS; A UN NIVEL DE P = 0,93 DENTRO DE CUATRO DÍAS.
(Chan estaba dentro de la mente grupal de Bahram, pero esta vez, por primera vez, conservó algunos elementos de conciencia individual. Los pensamientos fluían entre Nimrod y Bahram, dejando ecos en su mente, débiles rastros de la fuerte corriente principal... Ideas de los otros miembros del equipo llegaban rápidamente, extrañas pero accesibles... A veces convertidas en sonidos, en imágenes, en ilusiones transitorias de contacto físico. Chan sintió la fertilización cruzada de las mentes. Llegaban a él como imágenes, vividos modelos y diseños. Las transferencias de nuevas ideas y especulaciones eran como naves en llamas, moviéndose para encender convoyes de lógica en cada miembro del grupo... Del componente Ángel llegó una conclusión que atravesó a Chan como una estrella de mar escarlata con su análisis...)