En las embajadas, los consulados y las legaciones que encontraba a su paso, Kurtz se mantena al tanto de las intrigas y acontecimientos de su pas, y de los progresos que haca su gente en otras partes del globo. Durante los viajes en avin mantena su familiaridad con todo gnero de literatura radical revolucionaria. El flaco y plido sacasillas, cuyo verdadero nombre era Shimon Litvak, conservaba una seleccin de esta literatura en su barata cartera de hombre de negocios, y se la entregaba a su jefe en los momentos ms inoportunos. En la tendencia dura tena a Fanon, Guevara y Marighella. En la tendencia blanda tena a Debray, Sartre y Marcuse. Tampoco faltaban las dulces almas que escriban principalmente sobre las crueldades de la educacin en las sociedades de consumo, sobre los horrores de la religin, y el mortal encogimiento del espritu entre los nios de las sociedades capitalistas. Cuando se encontraba en Jerusaln o en Tel Aviv, en donde tales debates no son desconocidos, Kurtz guardaba silencio, hablaba con sus colaboradores, esquivaba rivalidades, y examinaba exhaustivos perfiles de personalidad sacados de viejos archivos y, ahora, cauta pero meticulosamente puestos al da y ampliados. Un da, se enter de que se alquilaba por un precio muy bajo una casa en la calle Disraeli, nmero once, y Kurtz, para guardar mejor sus secretos, orden a todos los que trabajaban en el caso que se trasladasen all, disimuladamente.
El da siguiente, Misha Gavron y Kurtz se reunieron para tratar de otro caso, y Gavron observ escpticamente:
-Me han dicho que nos dejas.
Si., ya que Gavron algo saba de la marcha de los asuntos, aunque no lo saba con la debida exactitud. Sin embargo, Kurtz no cedi. No haba llegado el momento todava. Aleg la autonoma de los departamentos de operaciones, y, luego, se cerr de banda.
El nmero once de la calle Disraeli era una hermosa villa rabe, no muy grande pero fresca, con limoneros en el jardn delantero, y unos doscientos gatos, que las funcionarias sobrealimentaron de una manera absurda. Por esto la casa fue inevitablemente denomi nada The Cathouse (Cathouse: casa de gatos, casa de prostitucin), y dio nueva cohesin al grupo, con lo que qued asegurado, en mritos de la proximidad fsica de los escritorios, que no se produjeran lamentables lagunas entre los diversos campos especializados, y que tampoco ocurrieran filtraciones. Tambin sirvi para elevar la categora de la operacin, lo cual era de suma importancia para Kurtz.
El da siguiente, lleg el golpe que Kurtz haba estado esperando y que todava no poda evitar. Fue terrible, aunque til a sus fines. Un joven poeta israelita que visitaba la Universidad de Leyden, en Holanda, en donde iba a recibir una distincin, fue destrozado a la hora del desayuno, por una bomba en un paquete que fue entregado en el hotel en que se hospedaba, en la maana del da en que cumpla veinticinco aos. Kurtz estaba en su despacho cuando lleg la noticia, y la recibi igual que un veterano boxeador encaja un duro golpe: se tambale, se le cerraron los ojos durante un instante, y al cabo de pocas horas ya estaba en el despacho de Gavron, con un montn de carpetas bajo el brazo y dos versiones de su plan de operaciones en la otra mano, una de ellas para Gavron y la otra, mucho ms vaga, para el comit de direccin de Gavron, integrado por nerviosos polticos y por generales ansiosos de guerras.
Lo que ocurri entre los dos hombres no se supo, ya que tanto Kurtz como Gavron no eran hombres dados a hacer confidencias. Pero la maana siguiente, Kurtz comenz a actuar abiertamente, sin duda gozando de permiso para ello, con el fin de reclutar ms efectivos. Para ello utiliz como intermediario al diligente Litvak, que era sabra y un funcionario del servicio desde los pies a la cabeza, capaz de moverse debidamente entre los altamente motivados jvenes del equipo de Gavron, a los que Kurtz, personalmente, estimaba un tanto rgidos y de difcil manejo. El miembro ms joven de esta familia rpidamente reunida era Oded, de veintitrs aos de edad, procedente del mismo kibbutz de Litvak, y graduado, lo mismo que ste, en el prestigioso Sayeret. El mayor tena setenta aos de edad, era georgiano y se llamaba Bougaschwili, aun cuando, para abreviar, le llamaban Schwili. Schwili tena una calva brillante y pulida y era cargado de hombros. Sola llevar pantalones de payaso, es decir muy largos en el escroto y de perneras cortas. Su raro aspecto quedaba coronado por un negro sombrero de alas vueltas que sola lucir tanto al aire libre como en lugares cerrados. Schwili haba comenzado su carrera en los oficios de contrabandista y timador, profesiones en modo alguno raras en su regin natal, pero hacia la mitad del camino de la vida se especializ en falsificaciones de toda ndole. Llev a cabo su mayor hazaa en la Lubianka, en donde falsific documentos para sus compaeros de reclusin utilizando al efecto nmeros atrasados de Pravda, cuyo papel macer, fabricando de esta manera su propio papel virgen. Despus de ser por fin liberado, Schwili haba aplicado su talento al mundo de las bellas artes, tanto en concepto de falsificador como en concepto de perito, contratado por las ms destacadas galeras. Aseguraba que varias veces haba tenido el placer de certificar la autenticidad de cuadros por el falsificados. Kurtz amaba a Schwili, y siempre que tena diez minutos libres, sala en su compaa y le llevaba a una heladera que se encontraba al pie de la colina, en donde le invitaba a un helado doble de caramelo, que era el helado que ms gustaba a Schwili.
Kurtz tambin suministr a Schwili los dos ayudantes ms inslitos que quepa imaginar. El primero de ellos -descubrimiento de Litvak- era un graduado de la Universidad de Londres, llamado Leon, israelita que, por razones ajenas a su voluntad, tuvo una infancia inglesa, debido a que su padre era un dirigente de kibbutz que fue enviado a Europa, como representante de una cooperativa de marketing. En Londres, Leon cogi aficiones literarias, dirigi un semanario y public una novela que pas totalmente inadvertida. Los tres aos de servicio militar obligatorio en Israel le dejaron en estado de tremenda depresin. Cuando fue licenciado, Leon aterriz en Tel Aviv, en donde comenz a trabajar en uno de esos semanarios intelectuales que nacen y mueren como las moscas. Leon termin escribiendo l solito el semanario entero. De todas maneras, entre los jvenes de Tel Aviv, claustrofbicos y obsesionados con la paz, Leon experiment un profundo despertar de su identidad en cuanto a judo y, juntamente con ello, el ardiente deseo de desembarazar a Israel de sus enemigos pasados y futuros.
Kurtz le dijo: A partir de ahora, escribirs para m. No tendrs muchos lectores, pero, por lo menos, tu trabajo ser apreciado.
Despus de Leon, el segundo ayudante de Schwili era cierta seorita Bach, mujer de negocios, con suaves modales, procedente de Indiana. Impresionado por su inteligencia, as como por su poco judo aspecto, Kurtz la reclut, la prepar ensendole diversas especialidades, y luego la mand a Damasco, en calidad de instructora de programas de ordenadores. Despus y durante varios aos, la serena seorita Bach inform a sus jefes israelitas, acerca del alcance y la disposicin de los sistemas de radar de Siria. Llamada por fin a Israel, la seorita Bach haba hablado con ilusin de la posibilidad de llevar una vida errante de los colonos de la orilla occidental, cuando la llamada de Kurtz le evit tal incomodidad.