En consecuencia, la visin de dicho hombre, ahora, situado a menos de una yarda de ella, aparentemente inconsciente de su presencia, contemplando los libros exhibidos con el mismo solemne inters que pocos das antes haba dedicado generosamente a la propia Charlie, fue causa y motivo de que sta se sintiera profundamente agitada. Charlie se volvi hacia l, fij la mirada en sus ojos tranquilos, y, durante un segundo, Charlie mir al hombre con mucha ms intensidad de lo que jams el hombre la hubiera mirado a ella. Y Charlie tena la ventaja de llevar gafas de cristales oscuros que se haba puesto para ocultar un morado. Visto de cerca, el hombre pareci a Charlie mayor de lo que antes haba supuesto, ms delgado y de aspecto ms fatigado. Charlie pens que a aquel hombre le haca falta dormir, y se pregunt si acaso padeca las consecuencias de rpidos viajes en avin, s, ya que el punto externo de unin de los prpados apuntaba hacia abajo. Sin embargo, el hombre no daba la ms leve muestra de excitacin o de reconocimiento. Devolviendo el Herald Tribune al montn, Charlie emprendi una rpida retirada hacia el seguro territorio de una taberna del puerto.
Mientras con mano temblorosa se llevaba la taza de caf a los labios, Charlie pens: Estoy loca. Todo es invencin ma. Es su doble. No hubiera debido tomarme esa pldora euforizante que Lucy me dio para levantarme los nimos, despus de que Long Al me atizara con el cinturn. Charlie haba ledo en alguna parte que la sensacin de deja-vu era la consecuencia de un fallo en las comunicaciones entre el cerebro y la vista. Pero cuando Charlie mir hacia la carretera, en la direccin por la que ella haba llegado, le vio all sentado, perfectamente perceptible para la vista y para el cerebro, en una cercana taberna, tocado con un gorro de golf, con visera, levemente inclinada hacia adelante para que le diera sombra a los ojos, leyendo un libro en ingls, debido al francs Debray, titulado Conversaciones con Allende. Ayer mismo, Charlie tuvo tentaciones de comprar aquel libro.
Este hombre ha venido a rescatar mi alma -pens Charlie mientras pasaba negligentemente ante l, con el fin de demostrarle que era inmune-. Sin embargo, cundo le ped a este hombre que rescatara mi alma?
Aquella misma tarde, cmo no, el hombre fue a la playa y se situ a menos de sesenta pies de distancia del lugar en que haba acampado la familia teatral. Llevaba unos calzones de bao muy castos, de monje, negros, e iba provisto de una cantimplora metlica de la que de vez en cuando tomaba cortos sorbos de agua, como si el prximo oasis se encontrara a un da de marcha. Y as estuvo sin jams lanzar una mirada, sin prestarles la menor atencin, leyendo a Debray, con los ojos a la sombra de la visera de la abollada gorra de golf blanca. Sin embarg, a Charlie le constaba que el hombre segua cada uno de sus movimientos, y le constaba en mritos de la mismsima inclinacin e inmovilidad de la hermosa cabeza del hombre. De entre todas las playas de Mikonos, el hombre haba elegido la de la familia teatral de Charlie. De entre todos los lugares de esta playa, el hombre haba elegido aquel punto elevado, entre las dunas, desde el que se dominaban todas las entradas y salidas, con lo que poda observar a Charlie cuando se chapuzaba al igual que cuando iba a la taberna a buscar otra media botella de retsina para Al. Desde su alto punto de observacin, el hombre la poda contemplar tranquilamente, en tanto que ella no poda hacer absolutamente nada para desalojarle de all. Decir lo que ocurra a Long Al era exponerse al ridculo o a algo peor. Charlie no tena la menor intencin de dar a Long Al tan magnfica ocasin para que se burlara de lo que l denominara otra de sus fantasas. Y decirlo a cualquier otra persona era lo mismo que decirlo a Long Al. Si, se enterara antes de que terminara el da. Charlie no tena otra solucin que guardar el secreto en su fuero ntimo, que era exactamente lo que ms deseaba.
Charlie nada hizo, y el hombre nada hizo. Pero Charlie saba que, a pesar de todo, el hombre estaba a la espera. Charlie tena clara conciencia de la paciente disciplina con que el hombre contaba las horas. Incluso cuando el hombre se tumbaba y quedaba tan quieto como si estuviera muerto, su cuerpo enjuto y tostado emita una misteriosa seal de alerta que el sol transmita a Charlie.
A veces, la tensin de la espera, en el hombre, pareca quebrarse bruscamente, y el hombre se pona en pie de un salto, se quitaba la gorra de golf, bajaba gravemente de la duna camino del agua, con el aire de individuo de una selvtica tribu, aunque sin lanza, y se zambulla silenciosamente, sin apenas alterar la tranquila superficie del mar. Charlie esperaba; y esperaba ms y ms tiempo. Sin duda alguna, el hombre se haba ahogado. Hasta que, por fin, cuando Charlie ya le daba por muerto, el hombre sala a la superficie, en un punto muy lejano de la ensenada, nadando en estilo libre, despacito, como si se dispusiera a recorrer millas y millas, mientras su corto cabello negro reluca cual el pelo de las focas. Haba motoras que surcaban las aguas de un lado para otro, pero el hombre no les haca el menor caso. Haba chicas, pero el hombre jams volva la cabeza hacia ellas, mientras Charlie le vigilaba para ver si lo haca. Y despus de haber nadado, el hombre haca lentos y metdicos ejercicios fsicos, antes de volverse a poner la gorrita de golf, inclinada hacia delante, y dedicar de nuevo su atencin a Allende y Debray.
Quin es el empresario de este hombre?, se preguntaba Charlie intilmente. Quin le escribe el libreto y le dirige? El hombre actuaba en un escenario para ella, de la misma manera que ella lo haba hecho para l en Inglaterra. El hombre era un animal de escena, igual que ella. Con aquel sol de justicia temblando entre el cielo y la arena, Charlie era capaz de mirar el cuerpo cuidado y maduro de aquel hombre durante minutos y minutos, y utilizarlo como instrumento de sus excitadas especulaciones. T para m, pens; y yo para ti; esos cros no lo comprenden. Pero cuando lleg la hora del almuerzo y todos pasaron cansinamente ante el castillo en que se guareca el hombre, camino de la taberna, Charlie vio, con rabia, que Lucy soltaba el brazo de Robert, y saludaba coquetamente al hombre, agitando la mano y moviendo las caderas.
En voz alta, Lucy dijo:
-Verdad que el tipo es fabuloso? Cualquier da me lo voy a comer con ensalada.
Willy, en voz ms alta todava, dijo:
-Yo tambin. Y t no, Pauly?
Pero el hombre no les hizo caso. Por la tarde, Al llev a Charlie a la casa de campo, en donde hicieron el amor con feroz desamor. Cuando regresaron a la playa, al atardecer, el hombre se haba ido, y Charlie se sinti desdichada por haber sido infiel a su hombre secreto. Charlie se pregunt si acaso sera aconsejable recorrer los lugares de diversin nocturna, a ver si le encontraba. Charlie haba decidido que si no poda comunicar con l de da, ello se deba seguramente a que el hombre era de hbitos nocturnos.
La maana siguiente, Charlie decidi no ir a la playa. Durante la noche anterior, la fuerza de su fijacin en aquel hombre divirti a Charlie, luego la asust, y, al despertar, estaba plenamente dispuesta a acabar con aquella situacin. Mientras yaca al lado del voluminoso cuerpo dormido de Al, Charlie se imagin a s misma locamente enamorada de alguien con quien ni siquiera haba hablado, amndole de las maneras ms fantasiosas, abandonando a Al para huir, para siempre jams, en compaa del desconocido. A los diecisis aos, semejantes locuras eran permisibles. Pero a los veintisis eran indecentes. Abandonar a Al era una cosa, cosa que ocurrira tarde o temprano. Perseguir un sueo con gorrita de golf era una cosa absolutamente diferente, incluso en la isla de Mikonos. Por lo tanto, Charlie repiti el paseo del da anterior, pero en esta ocasin, con el consiguiente desencanto de Charlie, el hombre no apareci a su espalda en la tienda de libros, ni se tom un caf en la taberna contigua a la suya. Cuando Charlie anduvo mirando los escaparates de las tiendecillas del paseo martimo, la imagen del hombre no apareci junto a la suya, reflejada en el vidrio del escaparate, tal como Charlie haba alentado esperanzas de que ocurriera. Al reunirse con la familia en la taberna para almorzar, Charlie se enter de que, en su ausencia, haban bautizado al hombre con el nombre de Joseph.