El hecho que dio motivo a que los dos se conocieran ocurri la tarde siguiente, y Alastair fue la causa. Long Al se iba. Su agente le haba enviado un telegrama de contenido milagroso. Hasta el presente momento se haba credo, justificadamente, por cierto, que el agente de Alastair ignoraba que existiera este caro medio de comunicacin. El telegrama fue transportado en Lambretta, a las diez de la maana, a la casa de campo, y Willy y Pauly, quienes haban prolongado su estancia en cama, juntos, lo llevaron a la playa. En el telegrama se ofreca lo que el agente denominaba posible papel en importante pelcula, lo cual era un gran acontecimiento para la familia, debido a que Alastair slo tena una ambicin, que era interpretar papeles en pelculas largas y caras, o, como decan ellos, dar el golpe en el cine. Siempre que las empresas de cine le rechazaban, Alastair explicaba: Soy demasiado fuerte para ellos, tendran que modificar todo el reparto para que estuviera a mi altura, y esto es algo que los muy cerdos saben perfectamente. El caso es que cuando el telegrama lleg, todos se alegraron por Alastair, aunque en secreto se alegraron mucho ms por s mismos, ya que la violencia del carcter de Alastair haba comenzado a asquearlos. Les asqueaba por las consecuencias que de ella sufra Charlie a quien los ataques de Alastair estaban dejando entre negra y morada, y tambin les haca temer que el comportamiento de Alastair hiciera peligrar la presencia de todos ellos en la isla. Slo Charlie se sinti preocupada ante la perspectiva de que Alastair se fuera, pero su preocupacin se proyectaba en ella misma, en Charlie. Lo mismo que el resto de la familia, Charlie llevaba ya das deseando que Alastair desapareciera de su vida de una vez para siempre. Pero ahora que el telegrama haba dado cumplida respuesta a sus rezos, Charlie se sinti dominada por los sentimientos de culpabilidad y de temor al ver que otra de sus vidas terminaba.
La familia llev a Alastair a la delegacin de la empresa de aviacin griega Olympic Airways, en la ciudad, tan pronto esta oficina abri, despus de la siesta, a fin de tener la seguridad de que en la maana siguiente tomara el vuelo que le llevara a Atenas. Charlie tambin fue con ellos, pero estuvo en todo momento plida y con aspecto de mareada, y con los brazos prietamente cruzados sobre el pecho, como si se estuviera helando de fro.
Charlie haba advertido al resto de la familia:
-Este maldito vuelo estar ms que completo. Tendremos que aguantar durante varias semanas a ese hijo de mala madre.
Pero Charlie se equivoc. No slo haba una butaca libre para Alastair, sino una butaca reservada para l, con su nombre completo, lo cual se haba hecho desde Londres haca tres das, y se haba reconfirmado el da anterior. Este descubrimiento disip las ltimas dudas de la familia. Long Al iba camino de las alturas. A ninguno de ellos le haba ocurrido jams algo parecido. Incluso la filantropa de sus mecenas quedaba plida al lado de esto. Un agente -y entre todos los agentes el de Al era, por unnime acuerdo, el ms bruto en todo el mercado ganadero- haba reservado billetes de aviacin por tlex, en nombre del gran Al!
Despus de haber tomado unos cuantos ouzos, mientras esperaban el autobs que los devolvera a la playa, Alastair les dijo:
-A ese tipo le voy a recortar la comisin. No estoy dispuesto a que un maldito parsito me quite el diez por ciento durante el resto de mis das.
Un joven hippy, de cabello del color del lino, tipo raro que de vez en cuando se una a la familia de actores, record a Alastair que toda propiedad es un robo.
Absolutamente separada de Alastair, aunque desendolo dolorosamente, Charlie estuvo con las cejas fruncidas y sin beber. En una ocasin, Charlie musit:
-Al
Y alarg la mano en busca de la de Alastair. Pero Long Al no era ms dulce en los momentos de triunfo que en los momentos de fracaso o en los momentos de amor, en demostracin de lo cual Charlie llevaba, aquella maana, un labio partido, labio que exploraba nostlgicamente con las puntas de los dedos. De nuevo en la playa, el monlogo de Alastair, con la ayuda de la retsina sigui tan implacable como el sol. Dijo que exigira conocer al director de la pelcula y dar su aprobacin al mismo, antes de firmar. Y anunci:
-No estoy dispuesto a que me dirija un maricn ingls de provincias. No, hija ma, no. Y, en lo tocante al guin debes saber que yo no soy esa clase de actor, que ms que actor es un dcil histrin, que se est siempre sentado, calentndose las nalgas, dispuesto a recitar cuanto le echen, como si fuera un loro. Ya me conoces, Charlie. Y si esa gente quiere conocerme, si quiere saber cmo soy de verdad, ms valdr que comiencen a enterarse ahora, Charlie, porque, de lo contrario, esa gentuza y yo vamos a tener una batalla en toda la regla, s, una de esas batallas en las que no hay prisioneros. S, muchacha, s.
En la taberna, para que todos se fijaran en l, Long Al se sent en la cabecera de la mesa, y ste fue el momento en que todos se dieron cuenta de que Long Al haba perdido su pasaporte, su billetero, su carta de crdito, su billete de avin, y casi todo aquello que un buen anarquista considera basura de la sociedad esclavizada y que, como tal basura, debe tirarse.
El resto de la familia no comprendi el asunto, cual por lo general el resto de la familia no comprenda esos asuntos. Pensaron que se trataba de otra negra pelea entre Alastair y Charlie. Alastair haba agarrado la mueca de Charlie y, torcindole el brazo, se la oprima contra el omplato. La cara de Charlie estaba contorsionada, mientras Alastair la insultaba en voz baja con su cara muy cerca de la de ella. Charlie solt un ahogado grito de dolor e inmediatamente despus, en el silencio subsiguiente, todos oyeron por fin lo que Alastair haba estado diciendo, de una forma u otra, a Charlie, durante un buen rato:
-Te dije que lo pusieras todo en la maldita bolsa, te lo dije, estpida vaca. Estaba todo all, en el mostrador de la compaa de aviacin, y te lo dije, te lo dije, te lo dije: Cgelo todo y ponlo en tu bolsa, Charlie; s, en la bolsa que llevas colgada al hombro. S, porque los hombres, a no ser que sean puercos maricones, como Willy y Pauly, los hombres no llevan bolsos ni bolsas, no es cierto, pequea? Si o no, pequea? Y ahora quiero que me digas dnde lo has escondido, dnde? No hay manera de impedir que un hombre vaya al encuentro de su destino, puedes estar segura de ello. No hay manera de refrenar el compaerismo entre los hombres, por mucha envidia que tengan del xito de un camarada. Tengo mucho que hacer all, pequea, tengo que conquistar muchos xitos!