Fue aproximadamente en este momento, en el momento culminante del combate, cuando Joseph hizo su entrada. Aunque nadie supo de cierto por dnde entr, y tal como dijo Pauly, pareca que alguien hubiera hechizado la lmpara y de ella hubiera salido Joseph. En la medida que luego se pudo concretar, Joseph entr por la izquierda, procedente de la playa. El caso es que apareci bruscamente, con su chaqueta rayada de mltiples colores y su gorrilla de golf echada hacia adelante, llevando en la mano el pasaporte de Alastair, su billetero y su billete de avin, todo lo cual, al parecer, Joseph haba recogido del suelo, junto a los peldaos de la taberna. Sin expresin en el rostro, un poco pasmado a lo sumo, Joseph contempl la escena de la lucha entre los dos amantes, y, como un distinguido mensajero, esper que le prestaran atencin. Entonces, dej lo hallado sobre la mesa. Pieza por pieza. De repente, en la taberna imper un absoluto silencio solamente roto por el leve sonido producido por cada uno de los objetos al chocar contra la mesa. Por fin, Joseph habl:
-Les ruego me disculpen, pero he pensado que alguien iba a echar en falta esos objetos muy pronto. Debiera ser posible vivir sin ellos, supongo, pero mucho me temo que en los presentes tiempos ha de ser bastante difcil.
Hasta el presente momento, nadie, salvo Lucy, haba odo la voz de Joseph, y Lucy, cuando la oy, estaba tan afectada por la marihuana que no pudo percibir acento o inflexin alguna en aquella voz. En consecuencia, no haba odo el ingls liso y llano, bien ordenado, del que haba quedado eliminado el ms leve rastro extranjero. Hubo un momento de pasmo, y luego risas en las que Joseph, ruborizndose, particip. Luego hubo gratitud. Le pidieron que se sentara con ellos. Joseph se excus y la familia insisti estridentemente. Joseph se haba convertido en Marco Antonio ante la muchedumbre clamorosa. Le obligaron a sentarse con ellos. Joseph los estudi. Sus ojos se fijaron en Charlie, miraron a los otros y regresaron a Charlie. Por fin, con una sonrisa de aceptacin, Joseph capitul:
-Si tanto insisten
Lucy, como si fuera una vieja amiga de Joseph, le abraz. Pauly y Willy hicieron los honores. Por riguroso turno, cada miembro de la familia se enfrent con la recta mirada del recin llegado, hasta que, de repente, el enfrentamiento fue entre los duros ojos azules de Charlie y los castaos de Joseph, entre la furiosa confusin de Charlie y la perfecta compostura de Joseph, de la que toda expresin de triunfo haba sido cuidadosamente eliminada, a pesar de lo cual a Charlie le constaba que no era ms que una mscara para ocultar otros pensamientos y otros motivos.
Con calma, Joseph dijo:
-Mucho gusto, Charlie.
Y se estrecharon la mano. A continuacin se produjo un instante de teatral silencio e inmovilidad. Y, luego, como si al fin hubiera sido liberada de su cautividad y volara libremente por vez primera, en el rostro de Joseph apareci una ancha sonrisa, joven como la de un colegial y dos veces ms contagiosa. Joseph dijo:
-Pensaba que Charlie era un nombre de chico.
Charlie dijo:
-Pues soy una chica.
Y todos rieron, incluida Charlie, antes de que la luminosa sonrisa de Joseph se retirara bruscamente a los estrictos lmites de su confinamiento.
Durante los pocos das de libertad que a la familia le quedaban, Joseph se convirti en su mascota. Con el alivio de la partida de Alastair aceptaron cordialmente a Joseph. Lucy le hizo proposiciones, pero Joseph declin cortsmente la oferta, e incluso cabe decir que declin con renuencia. Lucy comunic tan triste noticia a Pauly, quien tambin hizo proposiciones a Joseph, slo para recibir otra negativa un poco ms firme que la dirigida a Lucy, lo cual era otra confirmacin de que Joseph haba hecho votos de castidad. Despus de la partida de Alastair, la familia comenz a pensar en la posibilidad de relajar un poco las normas de su convivencia. Sus breves matrimonios se estaban rompiendo y las nuevas combinaciones que idearon de nada sirvieron para salvarlos. Lucy crea que probablemente estaba embarazada, aunque esto era algo que Lucy crea a menudo, y casi siempre con toda la razn del mundo. Los grandes debates polticos se haban extinguido por falta de fuerza impulsora de ellos, ya que lo nico que los miembros de la familia saban era que el Sistema estaba en contra de ellos y que ellos estaban en contra del Sistema. Pero en Mikonos es un poco difcil encontrar al
Sistema, principalmente cuando el Sistema le ha enviado a uno all, en avin, pagando el Sistema. Por la noche, en la casa de campo, mientras cenaban con pan, tomate, aceite de oliva y retsina, comenzaron a hablar nostlgicamente de la lluvia y de los fros das de Londres, y de las calles en las que se ola al desayuno dominical de tocinilla. La partida de Alastair y la incorporacin de Joseph les dio una nueva perspectiva. Aceptaron a Joseph vidamente. No contentos con recabar la compaa de Joseph en la playa y en la taberna, le ofrecieron una velada en la casa de campo, una Joseph-Abend, como la llamaron, y Lucy en su papel de futura madre sac platos de papel, taramasalata, queso y fruta.
Charlie, sintindose a merced de Joseph, en mritos de la partida de Alastair, y atemorizada por sus propios y desordenados sentimientos, fue el nico miembro de la familia que se mantuvo alejado de Joseph, diciendo:
-Es que no veis, idiotas, que es un falsario de cuarenta aos? No lo veis? Claro, es que no podis verlo. Sois un hatajo de falsarios drogados y por esto no lo podis ver. No lo podis ver literalmente.
El comportamiento de Charlie les dej a todos intrigados. Qu haba sido de su antigua generosidad espiritual? Argan: Cmo puede ser un falsario si no pretende nada? Vamos Chas, dale una oportunidad! Pero Charlie no quera. En la taberna se estableci de forma espontnea un orden de lugares en la mesa. Joseph, por voluntad popular, presida la alargada mesa, sentndose en medio, siempre discreto, con la mirada atenta, y diciendo muy poco. Pero Charlie, en el caso de que acudiera a la taberna, se sentaba, nerviosa o atontada, lo ms lejos posible de Joseph, a quien despreciaba por ser demasiado accesible a todos. Charlie dijo a Pauly que Joseph le recordaba a su padre. Y lo dijo como si ello fuera un dramtico descubrimiento. Joseph tena el mismo encanto hipocritn que su padre: Aunque retorcido, Pauly, retorcido, pero no lo digas a nadie. Si, Charlie se haba percatado de ello con una sola mirada.
Pauly jur que nada dira a nadie.
Aquella misma noche, Pauly explic a Joseph que a Charlie le haba dado una de sus manas en contra de los hombres. No, no era nada personal, era antes bien poltico. La asquerosa madre de Charlie era una maldita conformista, y su padre era un chorizo, dijo Pauly.
Joseph, con una sonrisa que indicaba que conoca bien a los chorizos, dijo:
-Su padre es un chorizo? Me parece maravilloso. Hblame del padre de Charlie.
As lo hizo Pauly, a quien le gust mucho poder hacer confidencias a Joseph. En lo tocante a confidencias, Pauly no fue el nico en hacrselas a Joseph, ya que despus del almuerzo o de la cena, siempre haba dos o tres miembros de la familia que se quedaban para hablar de su talento teatral con su nuevo amigo, o bien hablaban de sus amoros o de los grandes sufrimientos que ser artista comporta. Si sus confesiones corran peligro de carecer de picante inters, les aadan datos imaginarios, con el fin de que Joseph no se aburriera. Joseph los escuchaba gravemente, efectuaba graves movimientos afirmativos con la cabeza, e incluso rea un poco, gravemente. Pero jams les daba consejos, ni tampoco, cual no tardaron en descubrir con gran pasmo y admiracin, difunda lo que le comunicaban. Guardaba dentro de s todo lo que le decan. Mejor an, Joseph jams contestaba con sus monlogos los monlogos de los dems, ya que prefera estimular soterradamente el habla de los otros mediante cautelosas preguntas acerca de ellos mismos, e incluso acerca de Charlie, ya que sta estaba muy presente en los pensamientos de los miembros de la familia.