El director del peridico dio por terminada la polmica, y se tom un da de descanso.
Un avin de las fuerzas areas israelitas, sin distintivos que pudieran identificarle en cuanto a tal, procedente de Tel Aviv, aterriz en el extremo del aeropuerto, se prescindi de todo gnero de formalismos administrativos, y comenz inmediatamente la colaboracin, que fue un trabajo incesante, noche y da. Alexis haba recibido severas rdenes de no negar nada a los israelitas, aunque estas rdenes eran superfluas ya que Alexis era un philosemitisch harto conocido. Alexis haba efectuado su obligatoria visita de amistad a Tel Aviv, y haba sido fotografiado, baja la cabeza, en el Museo del Holocausto. En cuanto al lento hombre de la Silesia, tal como l mismo jams se cansaba de recordar a cuantos quisieran escucharle, las dos partes interesadas iban a la caza del mismo enemigo. O sea, los rojos, claro est. En el cuarto da de trabajo, a pesar de que muchas investigaciones estaban an pendientes, la mentada comisin conjunta haba trazado un convincente cuadro preliminar de lo ocurrido.
En primer lugar, se lleg unnimemente a la conclusin de que no se haba establecido servicio alguno de vigilancia especial en la casa objeto del atentado, y tambin se concluy que en los acuerdos entre la embajada y las autoridades de Bonn no se estableca que la casa tuviera que ser vigilada. La residencia del embajador de Israel, situada tres manzanas ms all, estaba vigilada las veinticuatro horas del da. Una verde camioneta de la polica estaba de guardia ante la embajada, parejas de jvenes centinelas, tan jvenes que no podan estar preocupados por las histricas paradojas de su presencia, patrullaban por los jardines, armados con metralletas. El embajador tambin gozaba de un automvil acorazado y de una escolta policial que acompaaba al automvil. A fin de cuentas era embajador y judo, por lo que necesitaba doble proteccin. Pero un simple agregado laboral ya era harina de otro costal y, por otra parte, tampoco hace falta exagerar. La casa del agregado laboral se hallaba bajo la general proteccin de la patrulla mvil diplomtica, y slo cabe aadir que, por ser el hogar de una familia israelita, era objeto de especial vigilancia, cual lo demostraban los libros de la polica. Para mayor precaucin, las seas de las casas en que vivan los funcionarios diplomticos israelitas no figuraban en las listas oficiales del cuerpo diplomtico, con el fin de evitar actuaciones impulsivas, en unos tiempos en que Israel no gozaba de grandes simpatas. Polticamente hablando, claro est.
Acababan de tocar las ocho de la maana de aquel aciago lunes cuando el agregado laboral abri la puerta del garaje de su casa y, como de costumbre, inspeccion los tapacubos de su automvil, as como la parte inferior del chasis, con la ayuda de un espejo unido a un palo de escoba, aparato que le haban entregado a este fin. El to de su esposa, que se dispona a viajar con l, confirm estos extremos. El agregado, antes de darle a la llave del contacto, mir debajo del asiento del conductor. Desde que comenzaron los atentados mediante bombas, estas precauciones eran obligatorias para todos los funcionarios israelitas destinados en pases extranjeros. El agregado saba, igual que todos saban, que para rellenar de material explosivo un normal tapacubos bastan cuarenta segundos, y que para deslizar una bombita debajo del tanque de gasolina bastan menos segundos todava. Tambin saba, al igual que todos saban, ya que se lo haban metido en la cabeza cuando tardamente le dieron un cargo diplomtico, que era mucha la gente dispuesta a hacerle volar por los aires. Adems, lea los peridicos. Seguro de que el automvil no ofreca riesgos, se despidi de su mujer y de su hijo, y se dirigi a su trabajo.
En segundo lugar, la chica au pair de la familia, una sueca de impecable historial llamada Elke, el da anterior haba comenzado una semana de vacaciones en el Westerwald, con su igualmente impecable novio alemn, Wolf, que gozaba de unos das de permiso que le haba concedido la Bundeswehr. Wolf haba recogido a Elke el domingo por la tarde, en su Volkswagen rojo, y todas las personas que pasaron ante la casa y las que la vigilaban vieron a Elke en el momento en que sali por la puerta principal vestida para el viaje, y vieron cmo se despeda con un beso del pequeo Gabriel, y se alejaba agitando alegremente la mano en direccin al agregado laboral, quien se encontraba ante la puerta para despedir a Elke, mientras su esposa, apasionada cultivadora de verduras, prosegua sus trabajos en el huerto trasero. Elke va llevaba ms de un ao con la familia y, dicho sea en palabras del agregado comercial, era como un querido miembro ms de la familia.
Estos dos factores, o sea, la ausencia de la amada muchacha au pair y la ausencia de vigilancia policial, hicieron posible el atentado. Y el factor que decidi el xito del atentado fue la fatal dulzura de carcter del propio agregado laboral.
A las seis de la tarde de aquel mismo domingo, dos horas despus de que Elke se fuera, mientras el agregado cultural sostena una difcil conversacin religiosa con su to e invitado y mientras su esposa cultivaba nostlgicamente tierra alemana, son el timbre de la puerta principal. Un timbrazo. Como de costumbre el agregado cultural peg el ojo a la mirilla antes de abrir. Como de costumbre, empu el revlver reglamentario mientras miraba, a pesar de que tericamente las restricciones locales le prohiban la tenencia de armas de fuego. Pero al travs de la mirilla slo vio a una muchacha rubia de unos veintiuno o veintids aos de edad, de aspecto frgil y atractivo, en pie, junto a una usada maleta gris, con tarjetas de una compaa de aviacin escandinava atadas al asa. Un taxi -o se trataba acaso de un coche privado?- la esperaba en la calle, a su espalda, y el agregado laboral oy claramente que el vehculo tena el motor en marcha. Si, sin la menor duda. Incluso tuvo la impresin de or el sonido propio de una buja que no funcionaba debidamente, pero esto lo dijo ms tarde, cuando ya se agarraba a un clavo ardiendo. A juzgar por la manera en que el agregado la describi, la muchacha era realmente atractiva, etrea y deportiva al mismo tiempo, con veraniegas pecas, Sornmersprossen, alrededor de la nariz. En vez de ir vulgarmente uniformada con tejanos y blusa, llevaba un discreto vestido azul, abrochado hasta el cuello, un pauelo de seda al cuello, blanco o de color crema, que resaltaba su cabello rubio. Y la muchacha, tal como confes el agregado en la primera y conmovedora entrevista, impresion muy favorablemente, por su sencilla respetabilidad, al agregado. En consecuencia, despus de devolver el revlver reglamentario al cajn superior de la cmoda, el agregado abri la puerta y sonri a la muchacha, debido a que sta era encantadora y el agregado era tmido y corpulento.