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-Seor Quilley, nosotros viajaremos con esta compaa, compartiremos los vehculos en que se traslade, la ayudaremos a transportar los decorados Nosotros, el pblico, compartiremos los problemas de la compaa, sus asquerosos hoteles, nos preocuparemos por sus amores y por sus peleas. Nosotros, el pblico, ensayaremos juntamente con los actores, compartiremos los nervios de las primeras representaciones, leeremos las crticas periodsticas del da siguiente, nos alegraremos con sus xitos, nos entristeceremos con sus fracasos, escribiremos cartas a sus familiares. Devolveremos al teatro su carcter de aventura. El espritu primario del teatro, la interrelacin entre actores y pblico.

Por unos instantes, Quilley pens que Litvak haba terminado. Pero, en realidad, Litvak se limitaba a seleccionar otro de sus dedos al que hablar. Litvak prosigui:

-Seleccionaremos obras clsicas, todas ellas de derecho pblico, con lo que rebajaremos los costes. Nos serviremos de actores y actrices nuevos, relativamente desconocidos, aun cuando tendremos de vez en cuando, para animar un poco la cosa, a un actor invitado. Pero bsicamente nos dedicaremos a promover actrices y actores prometedores, invitndolos a demostrar la gama completa de su talento durante un perodo mnimo de cuatro meses, que esperamos podamos ampliar. S, y reampliar. Veremos si es bueno para los actores el que gocen de amplia publicidad, de constante exhibicin pblica, interpretando buenas obras, obras limpias y sin guarradas. Este es nuestro concepto, seor Quilley. Y parece que este concepto gusta a nuestros clientes.

Entonces, incluso antes de que Quilley hubiera tenido tiempo para felicitar a sus visitantes, lo cual siempre le gustaba hacer, cuando alguien le explicaba una idea, Kurtz volvi a entrar impetuosamente en accin. Dijo:

-Ned, queremos contratar a su Charlie.

Lo dijo con una ancha y feliz sonrisa, con el entusiasmo de un mensajero shakesperiano al dar la noticia de una victoria. Kurtz haba levantado el brazo y lo dej en lo alto.

Muy excitado, Ned se dispuso a hablar. Pero una vez ms tuvo que desistir porque Kurtz le volva a someter a un chaparrn de palabras:

-Ned, estamos convencidos de que su Charlie es una actriz muy ingeniosa, de gran ductilidad, apta para abarcar un amplio repertorio. Si puede usted aclararnos un par de puntos dudosos, estimo que podemos ofrecer a Charlie la oportunidad de ocupar, en el firmamento teatral, un lugar del que ni ella ni usted se arrepentirn.

Una vez ms, Ned intent hablar, pero en esta ocasin fue Litvak quien se le adelant:

-Estamos plenamente dispuestos a llevarnos a Charlie, seor Quilley. Si nos da un par de respuestas a un par de preguntas, Charlie entrar por la puerta grande en nuestro proyecto.

Se produjo un brusco silencio. Y lo nico que Ned poda escuchar era el canto de su corazn. Oprimi los labios, y, efectuando un esfuerzo para adquirir aspecto de hombre de negocios, dio un tirn a los puos de su camisa, primero uno y luego el otro. Reafirm en su sitio la rosa que Marjory le haba puesto aquella maana en el ojal de la chaqueta, mientras, como de costumbre, le recomendaba que no bebiera demasiado durante el almuerzo. Pero Marjory no hubiera dicho esto ltimo, si hubiera sabido que aquellos visitantes, lejos de querer regatear el dinero de Ned, le proponan dar a su queridsima Charlie la oportunidad que tanto haban esperado. Si Marjory hubiera sabido esto, hubiera levantado todas las restricciones que sola imponer a Ned.

Kurtz y Litvak bebieron t durante el almuerzo, pero en el restaurante The Ivy se tomaban con tranquilidad estas excentricidades. En cuanto a Ned, poco esfuerzo le cost decidirse por una muy decente media botella de la carta de vinos, y tambin se tom, debido a lo mucho que sus visitantes insistieron, una gran copa neblinosa del Chablis de la casa, para acompaar el salmn ahumado. Antes, en el taxi que tomaron para hurtarse a la lluvia, Ned comenz a contar a sus visitantes la divertida historia del modo en que Charlie lleg a ser su representada. Ya en The Ivy, Ned prosigui el relato:

-Me entusiasm con ella totalmente y sin reservas. Lo cual jams haba hecho con anterioridad. Me comport como un viejo insensato, a pesar de que no era tan viejo como ahora, aunque s insensato. El espectculo no era gran cosa. En realidad, se trataba de una anticuada revistilla, un poco arreglada para que pareciera moderna. Pero Charlie estaba maravillosa. Ternura defendida, esto es lo que me gusta en las chicas.

En realidad esta definicin era del padre de Ned, quien ahora sigui:

-Tan pronto baj el teln, me fui directamente al camerino de Charlie, si es que a aquello se le poda llamar camerino, me port como un Pygmalion, y le propuse firmar contrato en aquel mismo instante. Al principio, Charlie no me crea. Me parece que me tom por un viejo verde. Tuve que ir a buscar a Marjory, mi esposa, para que la convenciera.

Ofrecindole ms pan moreno y mantequilla, Kurtz le pregunt con amable inters:

-Y qu ocurri despus? Fue todo un camino de rosas? Con toda inocencia, Ned protest:

-No, no, qu va! Charlie era como la mayora de las actrices de su edad. Recin salidas de la escuela de arte dramtico, con los ojos brillantes de ilusin, y llenas de promesas, consiguen un par de papeles, comienzan a comprarse un piso o cualquier otra estupidez parecida, y, de repente, se quedan varadas, con una mano delante y la otra detrs. Es el momento de la penumbra, como digo yo. Algunas lo superan y otras no. Salud!

Despus de tomar unos sorbitos de t, Litvak dijo suavemente:

-Pero Charlie lo super.

-Digamos que supo mantenerse en su puesto. Con mucho esfuerzo y mucho trabajo. No fue fcil, pero esto nunca es fcil. Charlie estuvo aos as. Demasiados aos, ciertamente.

Con sorpresa, Ned se dio cuenta de que estaba conmovido. Y, a juzgar por la expresin del rostro de sus visitantes, stos tambin lo estaban. Ned dijo:

-Pero ahora ya ha salido definitivamente de este estado, no es cierto? Me alegro por ella! S, realmente, me alegro mucho.

Y he aqu que se estaba dando, en aquella entrevista, otra circunstancia extraa, tal como Ned explic despus a Marjory. O quiz dicha extraa circunstancia fue constante resultado de un mismo comportamiento. Con ello, Ned se refera al modo en que la personalidad de los dos hombres iba cambiando al paso del tiempo. Por ejemplo, cuando estuvieron todos de nuevo en el despacho de Ned, ste apenas pudo meter baza en la conversacin. Pero en The Ivy le cedieron ntegramente el centro del escenario, efectuaron constantes movimientos afirmativos, y apenas dijeron palabra. Pero despus Bueno, despus todo fue completamente diferente.

Con orgullo, Ned dijo:

-La chica tuvo una infancia terrible, desde luego. He advertido que esto les ocurre a muchas chicas. Quiz esa clase de infancia sea lo que las impulse hacia el mundo de la fantasa. A representar un papel. A ocultar sus emociones. A imitar a las personas que parecen ms felices que ellas. 0 ms desdichadas. O a robar parte de su personalidad, lo cual es parte esencial del arte escnico. Desdicha. Robo. Bueno, en fin, me parece que hablo demasiado. A su salud!

Respetuosamente, Litvak pregunt:

-En qu sentido fue terrible, seor Quilley? Me refiero a la infancia de Charlie. Terrible, s, pero cmo?

Litvak haba formulado la pregunta como si fuera una persona que estuviera investigando en toda su integridad la naturaleza de lo terrible.

Haciendo caso omiso de lo que nicamente despus advirti era una creciente gravedad en los modales de Litvak, as como en la mirada de Kurtz, Ned les comunic cuantos conocimientos haba adquirido incidentalmente, durante los modestos almuerzos de confesin con que Ned obsequi de vez en cuando a Charlie en Bianchi, que era el establecimiento al que las llevaba a todas. La madre tonta, dijo Ned. El padre una especie de estafador, agente de cambio y bolsa que se hundi, y que, ahora, afortunadamente, ya haba muerto, y uno de esos verosmiles embusteros que creen que Dios les puso el quinto as de la baraja en la manga. Acab en la crcel. Muri en ella. Espantoso.