Y, desde Munich, Kurtz se traslad en avin a Atenas, prosiguiendo su avance hacia el
sur.
El buque lleg al Pireo con dos horas de retraso, y si Joseph no se hubiera guardado en el bolsillo el billete de avin de Charlie, sta hubiera muy bien podido dejarle plantado, sin ms. Aunque, por otra parte, tampoco era muy capaz de hacer tal cosa, debido a que bajo sus enrgicas apariencias externas, Charlie padeca la maldicin de tener una personalidad muy propensa a depender de los dems, lo cual difcilmente se notaba cuando se hallaba en compaa de la gente con quien sola tratar. Adems, Charlie haba tenido mucho tiempo para pensar, demasiado tiempo, y aun cuando ahora estaba convencida de que el espectral observador de Nottingham, York y East London o bien era otro hombre o bien era un ser inexistente, senta todava una inquietante voz interior que no poda acallar. Tampoco hay que olvidar que comunicar sus planes a la familia teatral no haba sido tan fcil cual Joseph haba supuesto. Lucy haba llorado y se empe en darle dinero -mis ltimos quinientos dracmas, Chas, todos para ti-, Willy y Pauly, que estaban borrachos, se haban puesto de rodillas ante Charlie, en el puerto, con un pblico que se poda estimar en miles de personas, y haban gritado: Chas, Chas! Cmo puedes hacernos esto? Para escapar, Charlie tuvo que abrirse paso a codazos por entre una multitud de gente sonriente. Y luego recorrer una calle entera, con la correa de su bolsa de viaje, para llevar al hombro, rota, y con la guitarra inestablemente sostenida bajo el otro brazo, mientras ilgicas lgrimas de remordimiento le resbalaban por las mejillas. Quien la salv fue nada menos que el chico hippy con el cabello del color del lino, al que haba conocido en Mikonos, quien forzosamente tuvo que hacer la travesa en el mismo barco, a pesar de que Charlie no le vio. El muchacho pasaba a bordo de un taxi, recogi a Charlie, y la dej a cincuenta yardas de su destino. El chico dijo que era sueco y que se llamaba Raoul. Su padre se encontraba en Atenas, en viaje de negocios. Raoul tena esperanzas de encontrar a su padre y pegarle un sablazo. Charlie qued un poco sorprendida al ver a Raoul en tal estado de lucidez, y al percatarse de que ni una sola vez hizo referencia a Jess.
Mientras se diriga hacia el hotel, Charlie tom una decisin e incluso ensay las palabras con que la expresara: Lo siento mucho, Joseph, pero no es el momento oportuno ni el lugar pertinente. Lo siento, Joseph, fue una gran fantasa, pero las vacaciones han terminado, y Charlie se va a esfumar, dame el billete de avin y desaparezco.
O quiz escogiera un medio ms fcil y le dijera que le haban ofrecido un contrato.
Sintindose muy desaliada e impresentable con sus tejanos y sus gastados zapatos, Charlie avanz por entre las mesillas puestas en la calle, y entr en el local. Charlie pens que de todas maneras lo ms probable era que Joseph se hubiera ido, ya que quin espera dos horas para acostarse con una chica, en los presentes tiempos?, por lo que encontrara el billete de avin en conserjera del hotel, situado al lado. Quiz esto me ensear a no ir a la caza de vagabundos playeros procedentes de la Europa central, en Atenas, pens. Para complicar ms la situacin, anoche Lucy le dio unas cuantas pldoras, las horrendas pldoras que tomaba Lucy, que tuvieron la virtud de iluminar a Charlie cual si fuera una bombilla, para despus hundirla en un negro hoyo del que todava pugnaba por salir. Charlie no usaba esas pldoras por lo general, pero el hecho de encontrarse vacilando entre dos amantes -ya que as haba Charlie formulado su situacin-, la hizo vulnerable al uso.
Charlie se dispona a entrar en el restaurante, cuando de l salieron violentamente dos griegos que se rieron de Charlie por llevar rota la correa de su bolsa. Charlie se dirigi hacia ellos y los insult ferozmente, llamndolos cerdos machistas. Temblorosa, abri la puerta con el pie y entr. El aire era fresco, el murmullo de las conversaciones era apagado, y Charlie se encontr en un restaurante suavemente iluminado, con paneles de madera en las paredes, y all, en su particular zona de penumbra, estaba sentado San Jos de la Isla, artero y conocido causante de los remordimientos y desrdenes espirituales de Charlie, con un caf griego junto a un codo, y un libro de bolsillo abierto ante l.
Mentalmente, mientras Joseph se acercaba a Charlie, sta le advirti: No me toques; ni siquiera pienses que vas a poseer ni un solo dedo mo; estoy cansada y hambrienta, estoy presta a morder, y he renunciado a la sexualidad durante los prximos doscientos aos.
Pero Joseph se limit a coger la guitarra y la bolsa con la correa rota. Y lo nico que Joseph hizo fue darle un rpido y prctico apretn de manos, desde la otra orilla del Atlntico. En consecuencia, lo nico que a Charlie se le ocurri decir fue:
-!Llevas camisa de seda!
Si, se trataba de una camisa de seda de color de crema, con gemelos de oro del tamao de tapones de botella. Mientras Charlie se fijaba en los restantes metales que Joseph luca, exclam:
-Vas hecho un brazo de mar! Brazalete de oro, reloj de oro! En cuanto te dejo un momento solo, encuentras a una rica protectora.
Palabras que Charlie solt en parte histricamente, en parte agresivamente, quiz con la instintiva finalidad de hacer que Joseph se sintiera tan incmodo por su apariencia, cual ella se senta por la suya. Furiosamente, Charlie se pregunt: Y qu esperabas que llevara? Sus asquerosos calzones de monje para baarse y su cantimplora?
De todas maneras, Joseph prefiri pasar por alto las palabras de Charlie, a quien dijo:
-Hola, Charlie. Tu barco ha sufrido un retraso, no sabes cunto lo siento por ti. Pero en fin, da igual, el caso es que ya ests aqu.
Este, por lo menos, era el Joseph de siempre. En l no haba triunfo, no haba sorpresa, solamente una grave salutacin bblica, y un movimiento de la cabeza para llamar al camarero. Joseph dijo:
-Qu prefieres en primer lugar, tomar un bao o un whisky? El servicio de seoras est
all.
Charlie dijo: -Un whisky.
Y se dej caer sentada en la silla frontera a la de Joseph. Charlie se dio cuenta inmediatamente de que el restaurante era un buen establecimiento, uno de esos establecimientos que los griegos se reservan para s mismos. Mientras con una mano buscaba detrs de l, Joseph dijo: -Perdn, antes de que me olvide
Cogindose la cabeza con las manos y mirando fijamente a Joseph, Charlie pens: Olvidarte de qu? Vamos, Joseph, vamos. En tu vida has olvidado nada.
Ahora Joseph sostena en la mano un bolso de lana griego, muy colorido, que ofreci a Charlie con ostentosa falta de ceremonia, diciendo:
-Como sea que vamos a recorrer el mundo juntos, ah tienes tu equipo de escape. Dentro encontrars un billete de avin desde Tesalnica a Londres, todava canjeable si es que deseas canjearlo; tambin tienes los medios precisos para ir de compras, para huir o, simplemente, para hacer lo que se te ocurra, si cambias de parecer. Fue difcil librarte de tus amigos? Estoy seguro de que lo fue. Siempre es desagradable engaar a la gente, sobre todo a la gente a la que se quiere.
Haba hablado como si supiera del derecho y del revs el tema del engao. Como si se entregara diariamente al engao, aunque lamentndolo mucho. Charlie ech una ojeada al bolso y dijo:
-No hay paracadas. De todas formas, muchas gracias, Joseph. Es bonito. Y, por segunda vez, Charlie dijo: -Muchas gracias.
Pero Charlie tena la impresin de haber dejado de creer en sus propias palabras. Pens que quiz se deba a las pldoras de Lucy. O a la velocidad del vapor. Joseph dijo:
-Qu te parece una langosta? En Mikonos dijiste que la langosta era tu plato favorito. Es verdad? El chef ha guardado una para ti, y la matar en el mismo instante en que t lo ordenes. De acuerdo?