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Charlie estuvo maravillosa. Se port como una fierecilla. Arroj la pluma contra la mesa, y dio a sta una fuerte palmada:

-Pues supones mal, maldita sea! He preguntado cunto durara, y quiero saber qu diablos va a pasar con mi representacin de Como gustis en otoo.

Kurtz no revel la satisfaccin que le haba producido el carcter eminentemente prctico de la reaccin de Charlie. Gravemente, Kurtz dijo:

-Charlie, tu proyectada representacin de Como gustis no va a quedar afectada en modo alguno. Esperamos que cumplas este compromiso, en el caso de que te concedan el crdito imprescindible. En cuanto a la duracin, tu compromiso con nuestro proyecto puede ser de seis semanas y puede ser de dos aos, aun cuando tenemos esperanzas de que esto ltimo no ocurra. Lo nico que queremos de ti ahora es si ests dispuesta a tratar con nosotros, o si prefieres decir buenas noches a todos los aqu presentes, y regresar a casa para llevar una vida ms segura y ms aburrida. Qu dices?

Kurtz haba situado a Charlie en situacin falsa. Kurtz haba querido darle una sensacin de que ella triunfaba y conquistaba, y, al mismo tiempo, haba querido dejarla en estado de subordinacin, en estado de haber elegido voluntariamente a sus raptores. Charlie vesta una chaquetilla vaquera de la que colgaba, casi desprendido, uno de sus botones de latn. Esta misma maana, al ponrsela, Charlie se haba propuesto coser el botn durante el corto viaje en barco, pero luego se olvid, llevada por su excitacin al pensar que pronto volvera a ver a Joseph. Ahora, Charlie cogi el botn y comenz a tirar de l, para comprobar la firmeza del hilo. Se encontraba en el centro del escenario. Poda sentir todas las miradas fijas en ella, miradas procedentes de la mesa, procedentes de las sombras, de su espalda. Poda sentir los cuerpos de los presentes rgidos por la tensin, incluido el de Joseph, y oa aquel sonido de crujidos, tenso, que el pblico produce cuando su atencin queda presa en el escenario. Poda sentir la potencia de sus propsitos y de su propia fuerza. Aceptara, no aceptara?

Sin volver la cabeza, Charlie dijo:

-Joseph?

-Si, Charlie.

Charlie sigui dando la espalda a Joseph, pero, a pesar de ello, saba con toda certeza que Joseph, desde su islote iluminado por la dbil luz, esperaba su contestacin con ms ansia que todos los dems juntos. Charlie dijo:

-Es esto, verdad? Nuestro gran viaje romntico por Grecia? Delfos y todos los lugares que en belleza slo son segundos en el mundo?

Joseph contest parodiando un poco el acento de Kurtz:

-Nuestro viaje al norte en modo alguno quedar afectado.

-Ni siquiera queda retrasado?

-Era inminente, no?

El hilo se rompi, y el botn qued en la palma de la mano de Charlie. Lo arroj sobre la mesa. Charlie contempl cmo el botn giraba sobre s mismo, como un trompo, y, por fin, quedaba quieto. Jugando con quienes la rodeaban, Charlie pens: Cara o cruz? Que suden un poco. Solt aire por la boca como si quisiera apartar de la frente un mechn de cabello.

Con la vista fija en el botn, Charlie dijo a Kurtz:

-Bueno, pues me quedar un rato. -Tras una pausa, aadi-: Nada tengo que perder.

Inmediatamente, lament haber dicho estas palabras. A veces, con la consiguiente irritacin de la propia Charlie, sta exageraba un poco su comportamiento, con la sola finalidad de hacer un buen mutis.

Ahora dijo:

-De todas maneras, nada he perdido, por el momento.

Charlie pens: Teln. Aplaude, por favor, Joseph, y luego esperaremos las crticas que se publiquen maana. Pero no hubo aplausos, por lo que Charlie volvi a coger la pluma y traz un crculo, aunque en esta ocasin con el smbolo femenino, para cambiar, mientras Kurtz, sin quiz siquiera darse cuenta, cambiaba de lugar el reloj, lo pona en un sitio mejor.

Ahora, el interrogatorio, con el corts asentimiento de Charlie, poda comenzar con toda seriedad.

La lentitud es una cosa y la concentracin otra. Kurtz no relaj la tensin ni un solo instante. No se permiti, ni permiti a Charlie, el ms leve respiro, mientras Kurtz la obligaba, la mimaba, la adormeca, la despertaba, y mediante todos los esfuerzos de su dinmico espritu se vinculaba a ella, en los inicios de su teatral asociacin. Slo Dios y poqusimas personas en Israel, se deca en los mbitos del servicio secreto al que Kurtz perteneca, saban dnde haba aprendido Kurtz sus habilidades, su hipntica intensidad, su campesina prosa norteamericana, su olfato, sus trucos de abogado criminalista. Su rostro surcado, que ahora aplauda, que luego se mostraba dolidamente incrdulo, que resplandeca dando las seguridades que la muchacha peda, se transform poco a poco en todo un pblico, de manera que la representacin de Charlie fue encaminada a merecer la desesperadamente ansiada aprobacin de Kurtz y de nadie ms. Incluso Joseph qued olvidado, puesto a un lado en vistas a otra vida.

Adrede, al principio Kurtz formul preguntas inofensivas y desperdigadas. A Charlie se le antoj que pareca que Kurtz tuviera en su mente un pasaporte en blanco, pasaporte que Charlie no poda ver, y que sta fuera dando las contestaciones de cada uno de sus apartados. Nombre y apellidos de tu madre, Charlie. Da y lugar de nacimiento de tu padre, si es que se sabe, Charlie. Ocupacin de tu abuelo, Charlie; no, el paterno. Y, a continuacin, sin que hubiera razn alguna para ello, ltimas seas de una abuela materna, lo cual fue seguido por una sibilina pregunta acerca de cierto aspecto de la educacin del padre. Ni una sola de estas primeras preguntas haca directa referencia a Charlie. Esta era algo as como el tema prohibido que Kurtz se esforzaba escrupulosamente en evitar. El nico propsito de esta alegre salva de fuego graneado inicial estaba muy lejos de pretender obtener informacin y se centraba en habituar a Charlie a la obediencia instintiva, a aquel s, seor; no, seor, propio de un aula escolar, obediencia en la que se basaran los subsiguientes perodos de preguntas. Y Charlie, por su parte, mientras la savia propia de su profesin la influa, ms y ms, actuaba, obedeca y reaccionaba con creciente flexibilidad. Lo mismo haba hecho ante directores y productores, centenares de veces, y en el contenido de una conversacin inoperante les haba dado una muestra de su gama de expresiones. Con mucha ms razn lo haca ahora, bajo la hipntica influencia de Kurtz.

Kurtz repiti:

-Heidi? Heidi? Es un nombre rarsimo el de tu hermana mayor, si tenemos en cuenta que es inglesa.

Charlie, con frvolos acentos, dijo:

-Bueno, a Heidi no le parece rarsimo.

Con lo cual se gan las carcajadas de los muchachos ocultos en las sombras. S, su hermana se llamaba Heidi, debido a que suspadres pasaron la luna de miel en Suiza, explic Charlie, y Heidi fue engendrada en Suiza. Con un suspiro, Charlie aadi:

-Entre edelweiss y en la postura del misionero.

Cuando las risas se acallaron por fin, Kurtz pregunt:

-Y a qu se debe que te llames Charmain?

Charlie alz la voz para imitar el remilgado acento de su maldita madre, y dijo:

-Me dieron el nombre de Charmain con la idea de halagar a una lejana y rica prima que se llama as.

Kurtz, mientras inclinaba la cabeza para or algo que Litvak le deca, pregunt:

-Y sirvi para algo?

Sin dejar de imitar los preciosistas acentos de su madre, Charlie repuso sibilinamente:

-Todava no. Como sabe, mi padre ha muerto, pero mi prima todava no ha seguido su ejemplo.

Y continuando este sinuoso camino de preguntas, Kurtz lleg poco a poco al tema de Charlie, en s misma.

Mientras anotaba el da del nacimiento de Charlie, Kurtz murmur con satisfaccin:

Meticulosa pero rpidamente, Kurtz investig la primera infancia de Charlie, escuelas, casas, nombres de amigas y nombres de jacas enanas, y Charlie contest las preguntas lentamente, a veces con sentido del humor, siempre voluntariamente, con su excelente memoria iluminada por el resplandor de la fija atencin de Kurtz, y llevada por la creciente necesidad de llegar a un entendimiento con l. Era natural que a partir de la infancia y las escuelas las preguntas pasaran al penoso tema de la ruina del padre de Charlie, aunque Kurtz dio este paso con suma cautela. Charlie contest serenamente, aunque con conmovedores detalles, explicando desde las primeras y brutales noticias hasta el trauma del juicio, la sentencia y el cumplimiento de la pena de presidio. Aunque tambin era cierto que, de vez en cuando, su voz enronqueca un poco, y que a veces su mirada se diriga hacia abajo para fijarse en sus propias manos, que mova de forma muy bella y expresiva, all en la penumbra. Pero luego reaccionaba valerosamente y soltaba una frase en la que se burlaba levemente de s misma, con lo que disipaba el ambiente trgico.