-Y un huevo!
-Por ejemplo, cierta repulsin con respecto a todo tipo de ordenamiento. La conviccin de que todo gobierno es malo, por lo que el estado nacional es malo, y la conciencia de que estos dos factores juntos atacan el natural desarrollo y la natural libertad del individuo. A esto t aades ciertas actitudes modernas. Tales como la inquina contra el aburrimiento, contra la prosperidad, contra lo que, si no me equivoco, se llama la miseria con aire acondicionado del capitalismo occidental. Y tienes presente la genuina miseria de las tres cuartas partes de la poblacin mundial. No es as, Charlie? Vas a contradecir lo que acabo de explicar? O bien, en esta ocasin, debemos dar por supuesto que tambin dirs Y un huevo!?
Charlie hizo caso omiso de las palabras de Kurtz y se dedic a mirarse fijamente las uas. De buena gana hubiera dicho: Por el amor de Dios! Es que todava importan las teoras? Las ratas se haban apoderado del barco. Si., en muchos casos es as de sencillo. Todo lo dems no era ms que una trampa narcisista. Forzosamente tena que ser as.
Imperturbable, Kurtz prosigui:
-En el mundo de nuestros das, en el mundo actual, yo dira que tenemos razones ms poderosas para adoptar este punto de vista que aquellas que tuvieron nuestros antepasados, debido a que en nuestros das las naciones-estado son ms poderosas que en ningn momento anterior, y lo mismo cabe decir de las sociedades annimas, y, en consecuencia, de las oportunidades para imponer ordenamientos.
Charlie se dio cuenta de que Kurtz la estaba induciendo a llegar a una conclusin a la que Charlie no quera llegar, pero Charlie no tena manera de hacerle callar. Kurtz haca pausas en espera de los comentarios de Charlie, pero lo nico que sta poda hacer era desviar la vista y ocultar su creciente inseguridad bajo una mscara de furiosa negacin.
En tono ecunime, Kurtz prosigui:
-Te opones a la enloquecida tecnologa. Bueno, esto ya lo hizo Huxley antes que t. Quieres dar lugar a motivaciones humanas que no sean competitivas ni agresivas. Pero para conseguirlo debes eliminar antes la explotacin. Ahora bien, cmo?
Kurtz hizo otra pausa. Y ahora, las pausas de Kurtz eran para Charlie ms amenazadoras que sus palabras. Eran pausas entre peldao y peldao de la escalera que conduce al patbulo. Charlie dijo:
-Mart, basta ya de sermonearme! Lo entiendes? Basta! Con implacable buen humor, Kurtz prosigui:
-Y es precisamente en el tema de la explotacin, si es que te he comprendido bien, Charlie, donde nos pasamos del anarquismo observado, como bien podramos decir, el anarquismo practicado.
Kurtz se volvi hacia Litvak, con la idea de lanzarlo tambin contra Charlie, y le pregunt:
-Tienes algo que decir al respecto, Mike?
En voz baja, Litvak repuso:
-Yo creo que la explotacin es el quid de la cuestin. Si traducimos explotacin por propiedad todo queda clarificado. En primer lugar, el explotador le da en la cabeza al obrero con salarios de esclavitud, y le propina este golpe con el arma de su superior riqueza. Despus le hace un lavado de cerebro para que el obrero-esclavo crea que la bsqueda de la propiedad es un motivo vlido que justifica que el amo destruya al obrero trabajando en la cantera. De esta manera le somete a dos ataduras.
Kurtz, muy tranquilo, dijo:
-Magnfico. La bsqueda de la propiedad es malo, ergo la pro-piedad en s misma es mala, ergo aquellos que defienden la propiedad son malos, ergo (como sea que hemos proclamado que no tenemos paciencia para aguantar el proceso evolutivo de la democracia) destruyamos la propiedad y asesinemos a los ricos. Ests de acuerdo, Charlie?
-No seas estpido! Yo no soy de sos!
Marty pareci un poco defraudado. Dijo:
-Quieres decir que no ests dispuesta a desposeer al estado ladrn? Qu te pasa? Tienes miedo, as de repente?
Kurtz se volvi hacia Litvak y le dijo:
-Si, di, Mike, di.
Dispuesto a ser til, Litvak dijo:
-El estado es tirnico. Estas son exactamente las palabras que Charlie ha dicho. Tambin se ha referido a la violencia del estado, al terrorismo del estado y a la dictadura del estado.
Con acentos un tanto sorprendidos, Litvak, despus de una pausa, concluy:
-Se ha referido a casi todo lo malo que un estado puede llegar a ser.
-Esto no significa que vaya por ah asesinando a gente y robando malditos bancos! Cristo! Dnde estoy?
La alarma de Charlie no impresion a Kurtz, quien dijo:
-Charlie, t misma nos has dicho que las fuerzas de la ley y el orden no son ms que sicarias de una falsa autoridad.
Litvak remach, recordndoselo a Kurtz:
-Y tambin ha dicho que las masas no pueden alcanzar la verdadera justicia mediante los tribunales y juzgados.
-Y as es! El sistema entero es una mierda! Es una farsa, es corrupto, es paternalista
Con toda amabilidad, Kurtz pregunt a Charlie:
-En este caso, por qu no lo destruyes? Por qu no lo vuelas, por qu no le pegas un tiro a todo polica que intente evitar que lo hagas, o, mejor dicho, a todo polica que se te ponga a tiro? Por qu no te cargas a todos los imperialistas y colonialistas, estn donde estn? Qu se ha hecho de tu tan cacareada integridad? Qu ha pasado?
-No quiero volar nada! Quiero paz! Quiero que todos seamos libres!
Con estas palabras, Charlie procur refugiarse en su ms segura tesis. Pero Kurtz no dio muestras de haberla odo, e insisti:
-Me defraudas, Charlie. De repente demuestras que eres in-coherente. Has llegado a conclusiones. Ahora bien, por qu no actas en concordancia con ellas? Por qu en un determinado momento te comportas como una intelectual con la vista y el intelecto precisos para ver lo que las engaadas masas no pueden ver, y en el instante siguiente careces del valor suficiente para prestar un pequeo servicio, como un robo, un asesinato o la voladura de algo, como, por ejemplo, una comisara de polica, en beneficio de aquellos cuyas mentes y cuyos corazones estn esclavizados por los capitostes capitalistas? Vamos, vamos, Charlie: dnde est tu accin? T eres el alma libre, aqu. No nos des palabras, danos actos.
La contagiosa alegra de Kurtz haba alcanzado ms altura. Sus prpados se haban fruncido de tal manera que en los extremos externos formaban negras curvas incisas en la curtida piel. Pero Charlie tambin saba luchar. Habl directamente a Kurtz, utilizando las palabras tal como ste haca, golpendole con ellas, intentando abrirse a golpes un camino que, derribando a Kurtz, la llevara a la libertad:
-Oye, Mart, soy superficial, comprendes? No he ledo, soy analfabeta, no s razonar, ni s analizar. Fui a caras escuelas de tercera clase desde un punto de vista docente, y me hubiera gustado, ms que cualquier otra cosa en el mundo, haber nacido en una calleja de cualquier pueblo, y que mi padre hubiera sido un trabajador manual, en vez de dedicarse a quedarse con los ahorros acumulados por viejecitas a lo largo de toda una vida. Estoy harta de que me laven el cerebro, estoy harta de que me digan quince mil razones todos los das en cuyos mritos no debo amar de igual a igual al prjimo. Y ahora quiero irme a la maldita cama!
-Quieres decir con esto, Charlie, que reniegas de la postura por ti adoptada?
-Yo no tengo una postura adoptada!
-No?
-No!
-No has adoptado una postura, no te has comprometido con el activismo, salvo en el aspecto de ser una no alineada.
-Esto!
Muy satisfecho, Kurtz aadi:
-Pacficamente no alineada. Perteneces al extremo centro.
Kurtz se desabroch despacio el bolsillo izquierdo de la camisa, meti en l sus gruesos dedos, y extrajo, de entre una porcin de objetos heterogneos, un recorte de prensa, doblado y muy largo, que, a juzgar por el lugar excepcional en que haba estado guardado, era diferente de aquellos otros guardados en la carpeta. Mientras desdoblaba lentamente el recorte, Kurtz dijo:
-Charlie, no hace mucho has dicho incidentalmente que Al y t asististeis a un congreso, en no s qu lugar de Dorset. Creo que calificaste este congreso como Un curso de pensamiento radical, en un fin de semana. No hemos hablado con detalle de lo que all pas. Creo recordar que, por alguna razn u otra, pasamos como sobre ascuas por este tema. Te molestara que hablramos de ello un poco ms?