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-Y la ltima ocasin se produjo, tal como Mike acaba de recordarme, en el mes de febrero del presente ao, cuando t y Alastair honrasteis con vuestra presencia una sesin cuyo tema te has empeado obstinadamente en borrar de tu memoria, siempre, con la sola salvedad de un momento en que has insultado al Estado de Israel. En esta ocasin, el coloquio se centr exclusivamente en la lamentable expansin del sionismo mundial y en sus vinculaciones con el imperialismo norteamericano. El principal personaje era un caballero que afirm representar a la revolucin palestina, aun cuando se neg a decir a qu ala de este grandioso movimiento perteneca. Tambin se neg a revelar su personalidad, en el ms literal sentido de la palabra, ya que llevaba un casco o caperuza negra que le ocultaba la cara, dndole un aire siniestro que le sentaba muy bien. Ni siquiera de este orador te acuerdas?

Kurtz no dio a Charlie tiempo para contestarle.

-El tema del que habl fue su heroica vida, en cuanto a gran luchador y matador de sionistas. Este caballero declar: Las armas son mi pasaporte a mi patria. Ya no somos refugiados, sino que somos un pueblo revolucionario! Este hombre produjo cierta alarma, y una o dos voces, entre las que no estaba la tuya, dijeron que haba ido demasiado lejos.

Kurtz hizo una pausa, y Charlie sigui en silencio. Kurtz acerc a s el reloj y dirigi una sonrisa un tanto hueca a Charlie. Dijo:

-Por qu no nos cuentas esas cosas, Charlie? Por qu te dedicas a saltar de un tema a otro, sin conexin alguna, y sin saber qu vas a decir a continuacin? No te he dicho que necesitamos conocer tu pasado? Que tu pasado nos gusta mucho?

Una vez ms, Kurtz aguard pacientemente la contestacin de Charlie, pero esper en vano. Kurtz dijo:

-Sabemos que tu padre jams estuvo en prisin. Sabemos que los agentes judiciales no fueron a tu casa, y que nadie te quit la jaca. El pobre caballero, tu padre, tuvo una pequea quiebra, motivada por su incompetencia, y a nadie perjudic, como no fuera a un par de directores de pequeas agencias bancarias. Fue declarado inocente, con todos los honores, si es que as se puede decir, mucho antes de su muerte. Unos cuantos amigos reunieron algn dinero para ayudarle, y tu madre fue fiel a tu padre, comportndose como una amante y devota esposa. Tu padre ninguna culpa tuvo de que t dejaras la escuela prematuramente. La culpa la tuviste t. La verdad es que t te mostraste excesivamente propicia a otorgar tus favores a unos cuantos muchachos del pueblo inmediato al internado, de lo cual se enteraron los profesores. En consecuencia, fuiste expulsada de la escuela a toda prisa, por cuanto te consideraron elemento corruptor y potencialmente escandaloso, y volviste a casa de tus padres, tremendamente benvolos para contigo, quienes perdonaron como siempre tus transgresiones, con gran frustracin por tu parte, e hicieron cuanto pudieron para creer todo lo que les contaste. Al paso de los aos has urdido una ingeniosa novela alrededor del mentado incidente, con el fin de darle un carcter tolerable, y has llegado a creer tus propias invenciones, a pesar de que de vez en cuando se revuelven los recuerdos en tu interior, y ello te impulsa a desviarte en las ms insospechadas direcciones.

Una vez ms, Kurtz traslad el reloj a un lugar ms seguro, encima de la mesa. Sigui:

-Somos amigos, Charlie. Crees que somos capaces de acusarte por cosas como las que acabo de decirte? Crees que no sabemos que tus tendencias polticas son manifestaciones externas en busca de unas dimensiones y de unas respuestas que no te dieron cuando ms las necesitabas? Somos amigos tuyos, Charlie. No somos unos conformistas mediocres, aburridos y apticos, como los que viven en caras zonas residenciales. Queremos compartir contigo, queremos que seas til. Por qu ests ah, ante nosotros, dedicada a engaarnos, cuando lo nico que queremos es orte decir la verdad objetiva y sin adornos, de cabo a rabo? Por qu pones obstculos a quienes son tus amigos, en vez de darles tu confianza, con toda cordialidad?

La ira domin a Charlie como el oleaje de un mar al rojo vivo. La ira la levant, la limpi. Charlie sinti cmo su ira creca y se hinchaba, y Charlie abraz la ira, cual si fuera su nico aliado. Con la calculada manera propia de su oficio, Charlie dej que la ira se impusiera totalmente sobre ella, en tanto que su genuina personalidad, aquella minscula y giroscpica criatura situada en lo ms hondo de su fuero interno, que siempre consegua mantenerse erguida, se alejaba de puntillas, grcilmente, para contemplar la representacin desde un extremo del escenario. La ira dej en suspenso su pasmo, amortigu el dolor de su vergenza. La ira aclar su mente y dio luz a su visin. Charlie avanz un paso, y levant el puo dispuesta a golpear a Kurtz, pero Kurtz era ya muy viejo, tena una personalidad dominante, y ya haba sido golpeado muchas veces con anterioridad. Adems, Charlie tena cuentas pendientes a su espalda, exactamente detrs de ella.

Ciertamente, Kurt fue quien con su deliberada provocacin haba prendido la cerilla que desencaden el estallido de Charlie. Pero fue la astucia de Joseph, fue el cortejo de que Joseph la hizo objeto, y fue el sibilino silencio de Joseph, lo que haba provocado la genuina humillacin de Charlie. La muchacha dio media vuelta, dio dos pasos hacia Joseph, y esper a que alguien la contuviera, pero nadie la contuvo. Ech una pierna hacia atrs, y atiz una patada a la mesa, y contempl cmo la lamparilla trazaba una grcil curva en el aire, camino de ir a parar sabe Dios dnde, hasta que el cordn lleg a su lmite y la lmpara se apag con un sorprendido plop. Charlie ech el puo hacia atrs, esperando que Joseph se defendiera. Joseph no se defendi, por lo que Charlie le golpe, estando Joseph sentado, y el golpe dio de lleno, con toda su fuerza en el pmulo de Joseph. Charlie insultaba a Joseph, con sus ms sucios insultos, los mismos que antes dirigiera a Long Al, y que tambin diriga al vaco de su vida, a la penosa nada de su enmaraada y pequea vida. Pero Charlie deseaba que Joseph levantara un brazo o le devolviera el golpe. Charlie golpe a Joseph por segunda vez, con la otra mano, animada por el deseo de dejarle marcas, de causarle el mayor dao posible. Tambin esper a que Joseph se defendiera, pero sus tan conocidos ojos castaos siguieron mirndola con la fijeza con que brillan las luces de la costa contempladas desde una tormenta en el mar. Volvi a golpearle con el puo medio cerrado y sinti dolor en los nudillos, pero vio cmo la sangre se deslizaba por la barbilla de Joseph. Charlie grit:

-Fascista, hijo de la gran puta!

Y sigui gritndole, sintiendo cmo la fuerza se le iba con el aliento. Vio a Raoul, el hippy con el cabello del color del lino, junto a la puerta, en pie, y tambin vio que una de las chicas, la africana Rose, se pona ante la ventana y abra los brazos en cruz, por si acaso a Charlie le diera por saltar a la galera exterior que haba abajo. Y Charlie dese ardientemente perder la razn, con el fin de que todos se apiadaran de ella. Dese estar loca de atar, para que todos se dispusieran a internarla a la fuerza, en vez de ser una estpida insensata, actriz de ideas radicales, que se inventaba dbiles historias acerca de s misma a medida que iba hablando, que renegaba de su padre y de su madre, y que predicaba una fe poco convincente, pero que no tena el valor suficiente para abandonarla, aunque, de todas maneras, con qu poda sustituir dicha fe? Oy la voz de Kurtz que, en ingls, ordenaba a todos que se mantuvieran quietos. Vio que Joseph volva la cara y se sacaba un pauelo del bolsillo con el que se secaba la sangre del labio, haciendo de Charlie tanto caso como hubiera podido hacer de una mal educada nia de cinco aos. Charlie volvi a llamarle hijo de mala madre, y volvi a golpearle, aunque esta vez en un lado de la cabeza y con la palma abierta, en un golpe sonoro que le torci la mueca y le dej momentneamente la mano insensible. Pero ahora Charlie estaba agotada y sola, y slo quera que Joseph le devolviera los golpes.