Los libros de Grandes Smials tenían menos interés para las gentes de la Comarca, aunque son en verdad importantes para la historia más general. Ninguno de ellos era de mano de Peregrin, pero él y sus sucesores reunieron muchos manuscritos de los escribas de Gondor, principalmente copias y resúmenes de historias y leyendas relativas a Elendil y sus herederos. Sólo aquí en la Comarca es posible encontrar abundante material para la historia de Númenor y el ascenso de Sauron. La Cuenta de los Años 4fue compuesta sin duda en Grandes Smials a partir de unos textos reunidos por Meriadoc. Aunque las fechas son a menudo conjeturales, sobre todo para la Segunda Edad, merecen alguna atención. Es posible que Meriadoc haya obtenido información de Rivendel, que visitó muchas veces. Aunque Elrond habìa partido, sus hijos permanecieron largo tiempo junto con algunos Altos Elfos. Se dice que Celeborn fue a vivir allí tras la marcha de Galadriel, pero no hay ninguna noticia sobre el día en que partió al fin hacia los Puertos Grises, y con él desapareció el último testigo de los Días Antiguos en la Tierra Media.
LIBRO PRIMERO
1
UNA REUNIÓN MUY ESPERADA
Cuando el señor Bilbo Bolsón de Bolsón Cerrado anunció que muy pronto celebraría su cumpleaños centesimodecimoprimero con una fiesta de especial magnificencia, hubo muchos comentarios y excitación en Hobbiton.
Bilbo era muy rico y muy peculiar, y había sido el asombro de la Comarca durante sesenta años, desde su memorable desaparición e inesperado regreso. Las riquezas que había traído de aquellos viajes se habían convertido en leyenda local, y era creencia común, contra todo lo que pudieran decir los viejos, que en la Colina de Bolsón Cerrado había muchos túneles atiborrados de tesoros. Como si esto no fuera suficiente para darle fama, el prolongado vigor del señor Bolsón era la maravilla de la Comarca. El tiempo pasaba, pero parecía afectarlo muy poco. A los noventa años tenía el mismo aspecto que a los cincuenta. A los noventa y nueve comenzaron a considerarlo «bien conservado», pero «sin cambios» hubiese estado más cerca de la verdad. Había muchos que meneaban la cabeza pensando que eran demasiadas cosas buenas; parecía injusto que alguien tuviese (en apariencia) una juventud eterna, y a la vez (se suponía) bienes inagotables.
—Tendrá que pagar —decían—. ¡No es natural, y traerá problemas!
Pero tales problemas no habían llegado, y como el señor Bolsón era generoso con su dinero, la mayoría de la gente estaba dispuesta a perdonarle sus rarezas y su buena fortuna. Se visitaba con sus parientes (excepto, claro está, los Sacovilla-Bolsón) y contaba con muchos devotos admiradores entre los hobbits de familias pobres y poco importantes. Sin embargo, no tuvo amigos íntimos, hasta que algunos de sus primos más jóvenes fueron haciéndose adultos.
El primo mayor, y el favorito de Bilbo, era el joven Frodo Bolsón. Cuando Bilbo cumplió noventa y nueve, adoptó a Frodo como heredero y lo llevó a vivir consigo a Bolsón Cerrado; las esperanzas de los Sacovilla-Bolsón se desvanecieron del todo. Ocurría que Bilbo y Frodo cumplían años el mismo día: el 22 de septiembre. «Mejor será que te vengas a vivir aquí, muchacho», dijo Bilbo un día, «y así podremos celebrar nuestros cumpleaños cómodamente juntos». En aquella época, Frodo estaba todavía en la «veintena», como los hobbits llamaban a los irresponsables veinte años que median entre los trece y los treinta y tres.
Pasaron doce años más. Los Bolsón habían dado siempre bulliciosas fiestas de cumpleaños en Bolsón Cerrado; pero ahora se tenía entendido que algo muy excepcional se planeaba para el otoño. Bilbo cumpliría ciento once años, un número bastante curioso y una edad muy respetable para un hobbit (el viejo Tuk había alcanzado sólo los ciento treinta; y Frodo cumpliría treinta y tres, un número importante: el de la mayoría de edad).
Las lenguas empezaron a moverse en Hobbiton y Delagua: el rumor del próximo acontecimiento corrió por toda la Comarca. La historia y el carácter del señor Bilbo fueron de nuevo el tema principal de conversación, y las gentes más viejas descubrieron que los cuentos del pasado eran de pronto bien recibidos por todos.
Nadie tuvo auditorio más atento que el viejo Ham Gamyi, conocido comúnmente como «el Tío». Contaba sus historias en La Mata de Hiedra, una pequeña posada en el camino de Delagua, y hablaba con cierta autoridad, pues había cuidado el jardín de Bolsón Cerrado durante cuarenta años, y anteriormente había ayudado al viejo Cavada en esas mismas tareas. Ahora que envejecía y se le endurecían las articulaciones, el trabajo estaba a cargo generalmente de su hijo más joven, Sam Gamyi. Tanto el padre como el hijo tenían muy buenas relaciones con Bilbo y Frodo. Vivían en la Colina misma, en Bolsón de Tirada número 3, justo debajo de Bolsón Cerrado.
—El señor Bilbo es un caballero hobbit muy bien hablado, como he dicho siempre —declaró el Tío.
Decía la verdad, pues Bilbo era muy cortés con él, y lo llamaba «maestro Hamfast» y lo consultaba constantemente sobre el crecimiento de las legumbres; en materia de tubérculos, especialmente de patatas, reconocía al Tío como autoridad máxima en las vecindades (incluyéndose él mismo).
—¿Quién es ese Frodo que vive con él? —preguntó el viejo Nogales de Delagua—. Se apellida Bolsón, pero dicen que es mitad Brandigamo. No entiendo por qué un Bolsón de Hobbiton ha de buscar esposa en Los Gamos, donde la gente es tan extraña.
—Claro que son extraños —intervino Papá Dospiés, el vecino del Tío—. Sí, viven en la orilla mala del Brandivino y a la derecha de Bosque Viejo. Un lugar siniestro y tenebroso, si es cierto la mitad de lo que se cuenta.
—¡Tienes razón, Pa! —dijo el Tío—. No porque los Brandigamo de Los Gamos vivan en Bosque Viejo; pero son una familia rara, parece. Se divierten con botes en ese gran río, y eso no es natural; no me asombra que no salga nada bueno; pero de cualquier modo el señor Frodo es un joven hobbit tan agradable como el que más. Muy parecido al señor Bilbo, y no sólo en el aspecto. Al fin y al cabo, el padre era un Bolsón. Hobbit decente y respetable, el señor Drogo Bolsón; nunca dio mucho que hablar, hasta que se ahogó.