A Eva se le llenaron los ojos de lágrimas, después sonrió y nos dio un beso a cada una. Eva ni sospechaba siquiera que la memoria es la fuente del dolor, sí, pero también su sumidero y el ancho mar en el que se vierte.
IV Nudo
My brain it’s my second favourit organ.
WOODY ALLEN, Sleeper
EN EL CAFÉ GALICIA don Pedro, que era muy ecuánime y sereno, don Pedro Rubiños, mientras Ana María había ido al servicio, se conoce que a orinar, fe estaba diciendo a Jesusa Cascudo:
– Yo no suelo tener suerte en los juegos, las damas, la correlativa, el julepe, el parchís, la oca, las siete y media, me consuela pensar en eso que se dice de que desgraciado en el juego, afortunado en amores, ¿lo había usted oído?
– Sí, sí, eso es mucha costumbre, lo dice todo el mundo.
El ajusticiado no siempre tiene la dignidad del cerdo, que muere blasfemando, rugiendo, aborreciendo y odiando, jamás las víboras verdes de Kinikdeliberi odiaron con más reverente maestría, el cerdo no perdona jamás al matarife al que, si pudiera: degollaría con el mismo cuchillo de hoja ancha con el que se le desangra parsimoniosamente, también con mucha crueldad e inquina, hasta la muerte, hay condenados a morir en el patíbulo, en el tajo, en la horca, en la guillotina, en el garrote, en la silla eléctrica, que sonríen al verdugo, que se esfuerzan por caerles inútilmente simpáticos.
– Repare usted en que el ejecutor de la justicia, en estrados se llama ejecutor de la justicia al verdugo, no mata por odio ni por asco ni por capricho, el verdugo procede por muy confusas motivaciones y mata por dinero, mata por unas escasas monedas de cobre e incluso sin deleitarse siquiera, si se le pagase en oro iba a haber muchas sorpresas.
Ayer tarde, a las cuatro, hallándose de servicio en los Pelamios, frente a la calle de Veramar, el consumero don Amable Abeleira Cedeira, resbaló yendo a caer sobre unas peñas que baña la mar; la muerte por fractura de la base del cráneo tuvo lugar media hora después de ingresar en la casa de socorro de Cuatro Caminos a donde fue llevado en camilla.
– ¿Ingresó el consumero de Pelamios?
– Sí, el finado está detrás del biombo. Escuchen, o se llevan el cadáver abonando el gasto, no creo que monte más de cuatro pesos, o se van de vacío, ustedes verán.
Mi marido no estuvo en el exilio ni un solo día, lo dejé entrever no más para que se callase Paula Fields y me dejaran de marear los asesores de Gardner Publisher Co., yo jamás me hubiera casado con carne de derrota, prefiero la carne de presidio, la carne de garito, la carne de horca, no es de la misma lujuriosa sustancia la carne de los maridos que la de los amantes, en esto debe una mostrarse inflexible.
Aquí, en estos rollos de papel de retrete marca El Gaitero Bucólico, voy narrando por regurgitación, también algo pasmada, la crónica de un naufragio en alta mar, a veces Dios prohíbe que se salven los náufragos pero aquí nadie aprende en cabeza ajena: recapitulemos con serenidad y deseemos que nos habite el escarmiento antes que el daño.
– ¿Por qué no le mandaste decir ni una sola misa a tu tía Marianita? No me parece que estuviera demasiado necesitada de sufragios porque era buena y dulce como el bienmesabe de las monjas, pero a Dios conviene recordarle el dolor de las ánimas del purgatorio.
En Madrid, en el estadium Santiago Bernabéu, Atlético de Bilbao 1, Elche 0; el Generalísimo, que asistió al partido acompañado de su distinguida esposa, entregó la Copa de España a Echeberría, capitán del equipo vasco. Ni me siento culpable ni me avergüenzo de que el hombre haya hecho almoneda de su doméstica conciencia, la verdad es que tampoco le servía para mucho, me confieso ante todos ustedes incluso con descaro porque no soy sino una mujer avinagrada, ni tengo ni tuve jamás amor, tampoco lo tendré; ni recibo ni recibí jamás amor, tampoco lo recibiré; ni doy ni di jamás amor, tampoco lo daré, no me da la gana de dar amor a nadie; ni brindo ni brindé jamás amor, tampoco lo brindaré, ¡antes muerta!; ni regalo ni vendo jamás amor, tampoco lo regalaré ni lo venderé aunque me hubiera gustado ser puta, me faltó belleza y resignación; ni incendio ni incendié jamás amor, tampoco lo incendiaré como si quemase muertos en la India, para comer vale todo; las vibraciones de mi energía vital se despeñan por la cuesta abajo de la venenosa mansedumbre, yo no soy más que una mujer casi vieja y con muy mala salud en cuyo corazón habitó siempre el olvido, es doloroso saber que el propio corazón pueda ser un vivero de vermes hediondos, no se debe odiar ni a los niños ni a los perros, la envidia tiene cara de hombre o de mujer, nunca de niño ni de perro, y el resentimiento muerde pero no nutre.
– ¿Y por eso las resentidas somos flacas?
Julito Hermoso, el escribiente del juzgado, por las noches es guarda del depósito de cadáveres, libra a las siete y media de la mañana, le da grasa de caballo al garrote para que no se oxide.
– Acaba de preguntar usted una gran verdad, algo que se responde solo.
A Camilito Méndez Salgueiro, a Julito Hermoso Muiños también, Julito tenía los ojos azules, le llamaban en diminutivo porque valía poco, la verdad es que era muy poquita cosa, Camilito acabó sin un patacón pero leía muy bien francés, Jean Anouilh, Eurydice, cuando se es de buena raza no hace falta creer exageradamente en la felicidad.
– ¿Tiene usted conciencia de que las putas también pertenecen al acervo de la humanidad, la Astorgana, doscientas y la cama, no es la Astorgana, es la Orensana, también hubiera podido ser la Zamorana, la Vallisoletana, la Sevillana, la Guipuzcoana, la Soriana, etc.? La Esperancita, la pupila de Concha, la de la casa de putas de la Malpiqueira, es como una garza, es igual que una garza, se la conoce en la forma de volar sobre el agua. Dígame, ¿tiene usted conciencia de que las putas pertenecen a la especie humana?
– No; yo propendo a negarme a todas las evidentes falsedades.
La señora Pilar Seixón, la milagrera de Donalbai, tenía un concepto muy flexible del orden, todo aquello que puede ser ordenado debe ser ordenado incluso con desorden y despreocupación, el demonio no cabe en las almas aseadas y huye del aire ventilado.
– ¿Usted cree que el demonio es anaerobio?
– Evidentemente, sí, recuerde que no hay virtud sin orden ni vicio con aura barredora.
Los deberes tienen muy escasa relación con la naturaleza y Camilito Méndez Salgueiro tampoco quiere ir contra nadie, el porvenir es siempre confuso y no conviene tentar al destino como si fuera san Antonio en el desierto, las mujeres desnudas ya no son causa de motín, Camilito Méndez Salgueiro se va durmiendo por todas partes, tiene siempre sueño, también tiene miedo aunque no sepa a ciencia cierta a qué, y le duele algo, el estómago, a lo mejor no es el estómago, el corazón, a lo mejor no es el corazón, los oídos, a lo mejor no son los oídos. La sangre triste debe tirarse por la ventana procurando que no llegue al suelo, que se quede en el aire para siempre, la sangre triste no es buena para hacer morcillas porque le corta el sabor a las pasas de Corinto y le merma el color y el aroma al azafrán: el vacío no existe, repugna al sentimiento e incluso al instinto el admitir lo contrario, el Rey no se deleita con el perfume de la violeta más que yo (Shakespeare).