– ¿Y mucha paciencia?
– Sí, también.
A la señora Pilar Seixón le llaman la Virgen, con uve mayúscula, aunque había tenido tres maridos y amores pasajeros con todos los curas que habían ido pasando por la parroquia de San Cristóbal de Donalbai, algunos hacen terminar este nombre en y griega, con todos los curas sin dejar ni uno. Matilde Verdú puso la voz adecuada y le dijo a su confesor,
– Mire, usted, don Walter, yo soy una mujer que jamás acertó a ser feliz, quizá esté pagando ahora las atroces culpas de cualquier encarnación anterior, eso es algo que nunca podré saber, el pretérito de las almas es siempre un arcano en el que no se puede bucear, es inútil querer ver en la tiniebla, tan inútil como buscar nécoras en el horno de cocer las empanadas.
– Bien, hija, arrepiéntete de no haber sido feliz y aparta de tu mente las filosofías engañosas, reza con unción y recogimiento el confíteor, reza también un paternóster y tres avemarías de penitencia y vete en paz y gracia de Dios.
– Sí, padre.
A don Walter le gustaba mucho desayunar un cruasán relleno de tortilla francesa, jamón de York y lechuga, todo bien espolvoreado con azúcar de flor, para beber tomaba té de jazmín como los chinos y una o dos copitas de vino dulce, de oporto o málaga o pedrojiménez, don Walter era muy sibarita y laminero. Mackinlay's discoteca club y el gran conjunto Doble Sonido les esperan a ustedes en el Puente del Pasaje (enfrente de la gasolinera) para hacerles pasar un rato muy agradable en un ambiente acogedor y a precios normales.
– ¿Eres de La Coruña?
– ¿No lo ves?
– ¿Bailamos?
– ¿Me invitas?
– ¿A qué?
– ¿A ti que más te da?
– ¿Te dejas?
– ¿Tú qué crees?
– Bueno, ¿bailas?
– Sí.
Betty Boop, aunque se lleva mal con Enriqueta, las nueras se suelen llevar siempre mal con las suegras, es un uso admitido, se encuentra relativamente a gusto en Porriño, esto es un piadoso fingimiento y un caritativo decir, esto no pasa de ser una manera de hablar sin comprometerse porque, mirándolo bien, costaría mucho trabajo admitir que Betty Boop se encontrase a gusto en Porriño o en ningún lado, ni relativamente siquiera, nadie habría de creérselo porque se le ve un poco desazonada y como nerviosa, también empieza a abandonarse J y a salir de casa despeinada y sin pintar, ella, que había sido siempre tan coqueta y presumida, Betty Boop se pasa el día en la calle yendo de un lado para otro, a la cafetería, al despacho de Robert, al supermercado, a la iglesia, todas las mañanas va a la iglesia y está de rodillas y con los ojos cerrados más de media hora, los domingos lo pasa muy entretenida en el mercado al aire libre de los invasones, de los coreanos, aquí llaman los invasores y los coreanos a los portugueses que vienen a vender ropa, cacerolas y loros y a comprar muñecas, chocolate y bacalao, en La Coruña llaman coreanos a las bandas de mozalbetes del barrio de La Bañou, más allá de San Roque de Afuera, a espaldas del Hospicio Provincial y del Patronato de la Caridad Padre Rubiños, que rompen farolas, apedrean parejas, atacan señoritas y hacen burla a los viejos que salen a pasear, los portugueses de Porriño cocinan el bacalao en el hornillo de butano que instalan detrás del puesto, en aceite casi hirviendo fríen la cebolla, cuando se empieza a dorar le echan el bacalao en migajas bien limpio y sin espinas, lo revuelven con un palito y lo ponen a fuego manso durante unos minutos, cuando lo sacan de la lumbre lo adornan con perejil picado y va está, los portugueses tienen que vigilar que los niños españoles no les echen tierra en la cazuela, los niños son unos desalmados que gozan haciendo el mal, a Betty Boop también le dan ganas de echarles tierra en el bacalao o de pegarle una patada al tingladillo, los portugueses se defienden bien y vigilan todo con cien ojos porque se juegan las ganancias, decir que les va la vida sería decir demasiado, los portugueses vienen en unos autocares lujosos que ya los quisiéramos nosotros para los días de fiesta, tienen hasta televisión y guaterclós.
– ¿Usted juraría por sus difuntos que Clara Erbecedo, q.e.p.d., la abuela de Betty Boop, era una buena cristiana, una mujer digna de consideración y respeto?
– Sí, sin duda alguna.
Clara Erbecedo, hace ya algunos años, tampoco muchos y no siendo ya ninguna niña, murió pasados los sesenta y esto que ahora se cuenta sucedió poco antes, se acostó una noche en la playa de Riazor con un marinero que hablaba una lengua desconocida, no era holandés, ni danés, ni noruego, a lo mejor era finés, estaba subiendo la marea y las olas le mojaron el culo.
– ¿Al marinero?
– No, a la señora.
Hay dos usos que se permiten entre desconocidos, por lo menos en España, pedir fuego y preguntar la hora.
– ¿Puede usted decirme qué hora es?
– Sí, con mucho gusto, son las siete y veinte o sea las diecinueve veinte.
– Muchas gracias.
– No se merecen.
Da risa pensar en las aventuras de las señoras mayores muertas, a Clara le gustaba ver orinar a Fifí, vamos, a Javier Perillo, el muchacho tenía que cerrar los ojos cuando se le empinaba, que era casi siempre, ¡no me mires!, ¿no ves que no puedo concentrarme?, llega un momento en el que toda experiencia empieza a ser aburridora, a resultar monótona y cargante, el demonio Satán Vilouzás, Licorín, tentó al comandante don Alfonso a pesar de que éste estaba in albis y no conocía mayores precisiones del asunto; en la romería del Espíritu Santo se toma un pulpo buenísimo, un pulpo de primera calidad, hay gente que no se cansa nunca de comer pulpo, el que vendió su parte en la fábrica de gomas higiénicas La Alsaciana, ¿de quién era marido?, no lo sé, lo que sí recuerdo es que se ponía a comer pulpo y no paraba, el pulpo lo preparan muy bien, entre otros sitios en Melide, en el camino de Lugo, y en Carballiño, en el camino de Orense, las dos villas quedan muy lejos de la costa.
– ¿Usted considera que el pulpo es saludable para el cuerpo?
– Sí, sin duda.
– ¿Y para el alma?
– También, para el alma también, incluso aún más.
A Clara Erbecedo le picó la tarántula de la espigaruela y no pudo resistir el embate, al poco tiempo tenía todo el organismo sembrado de miseria, ése es el doloroso final del cáncer de útero, los aquí reunidos pedimos a Dios Nuestro Señor que le haya concedido a Clara Erbecedo el eterno y merecido descanso.
– Amén.
– Amén. Todo el que nace tiene derecho a descansar.
– Hagamos votos porque así sea siempre.
– Amén.
– Amén.
El consumero Abeleira Cedeira iba de putas todos los primeros y terceros viernes de mes, el orden es el orden y no sobra jamás, al contrario, facilita las cosas tanto materiales como espirituales y da flexibilidad y realce a las relaciones entre los seres humanos, el consumero Abeleira Cedeira se ocupaba siempre con la Orensana, doscientas y la cama, también le satisfacía el comportamiento y el buen deseo de acertar de Marica la Caralluda de Valadouro, pero no tanto, cuando mataron a la Orensana el consumero se sintió como huérfano, ¿se puede decir una misa por el alma de una puta?, pero cuando se descrismó contra las peñas que baña la mar volvió todo a su equilibrio.
– ¿Le gusta el jarrete de toro de Karabuk?
– Bueno, sí, ¡qué quiere que le diga!, la verdad es que lo encuentro muy bueno, aunque quizá prefiera el de vaca del país, ya sabe usted que en esto de los gustos influye mucho la costumbre.
Cuando Betty Boop se queda embarazada por segunda vez empieza a acentuársele el desequilibrio, cada día está un poco peor y más desarreglada, más abandonada; la niña, de esta vez también le nació una niña, Inesita, fue a tenerla a La Coruña, a la sombra de su madre, dio a luz en el Sanatorio Modelo, en la Ciudad Jardín, y se conoce que perdió el control porque sus gritos se oían desde la calle, ¡qué manera de alborotar!