Aquella breve temporada en Visantoña le sentó de maravilla a Betty Boop, Xeliña la llevó a la romería del Espíritu Santo, tomaron pulpo y rosquillas y bebieron ribeiro tinto, un vino que dejaba la taza y la lengua de color morado, también bailaron el suelto y cantaron rianxeiras y no se acostaron con ningún hombre, ni se revolcaron siquiera con ningún forastero, porque tuvieron vergüenza la una de la otra, mozos que las rondaran no faltaron. Lucas Muñoz sabía más que nadie, eso ni se pone en duda, pero ante las mujeres siempre se cohíbe un poco, salta a la vista.
– ¿Pero estaba Lucas Muñoz en la romería del Espíritu Santo?
– No, mujer, no hubiera pegado nada.
Guillermina es amiga de las hermanas Tomasa y Rita, hermanas gemelas, y suele confundirlas, eso le pasa a casi todo el mundo, no se tratan siempre de usted pero sí casi siempre, a lo mejor algún día rompen a tutearse, Guillermina es procurador de los tribunales, ella dice procurador pero lo más seguro es que sea procuradora, las malas lenguas dicen que le gustan las mujeres, por los andares lo parece pero eso a mí no me importa, Guillermina me regaló tres rollos de papel de retrete marca La Condesita, es el mejor sin duda, pero ahora anda muy escaso, es más fácil escribir la crónica de un derrumbamiento en un papel de retrete bueno que en uno malo, en algunos ni se puede intentar porque se corre la sangre, se corre la tinta, los pavos de las ruinas de Kalekapi tienen muy justa fama de pendencieros y sabrosos, características, excelencias o virtudes que se expresan en razón directa, a mayor fiereza mejor gusto, en las ruinas de Kalekapi se cría la única raza de pavos de pelea del mundo, los giros türkköyüs, con plumas doradas o plateadas en el cuello y las alas, los propietarios ricos suelen engastarles sendos diamantes en los espolones, no debe tomarse a jactancia pero declaro por mi honor que soy capaz de aguantar más que una esclava gordísima alimentada con crestas de pavo de pelea y que Dios me perdone si miento.
– ¿Por qué te escudas una y otra vez en el precedente administrativo?
– Jamás he podido saberlo.
– ¿Por qué tu marido vendió su parte en la fábrica de condones La Alsaciana?
– Ni lo sabía siquiera, pero pienso que sus razones tendría.
En el salmo 90 de la Biblia se dice que mil años son como un día, no le falta razón, parece un tango pero no le falta razón, el mundo va a durar siete mil años, la cuenta no puede ser muy puntual porque el calendario tuvo varias confusas reformas, tampoco importa demasiado esa imprecisión, el advertirlo no pasa de ser sino una mera cautela, el mundo va a durar siete milenios, siete días, es cierto, pero también lo es que debe volvérsele la espalda puesto que no tiene posible arreglo, el alma es la esencia del individuo, el sindicato lo inventó el diablo para luchar contra el individuo y la salvación de su alma, nuestra salvación ha de ser individual y para conseguirla no debe descartarse el debido uso de cualquiera de los siete pecados mortales, todo se vuelve pálido ante el único gran negocio del hombre, la salvación de su alma. La cúspide de la pirámide, nuestro líder Amancio Jambrina, Amancio Villaralbo, exige ciega obediencia.
– Con la venia del señor jefe local de la Guardia de Franco, de la Guardia de Hierro y Pedernal camarada sir Winston Leonard Spencer Rodríguez II. Me llamo Matilde Lens, Matilde Meizoso, Matilde Verdú, y juro por Dios y digo ante quienes quieran oírme que no he tenido nada que ver, absolutamente nada que ver ni con el turbio asunto del alcohol metílico ni con el también turbio asunto del aceite de colza.
El nenúfar es una bellísima e inútil flor de poesía descriptiva, duele aun más la hermosura sin objeto que el desamor.
– Yo no bebo más que gaseosa La Flor de la Gramela, de mí nadie podrá decir nunca que soy gulosa ni lujuriosa.
Esquilo se dolía de que los poderosos no pudieran tener amigos, es amargo verse obligado a vender la primogenitura por un plato de lentejas, pero no lo es menos perderse en la isla de la soledad.
– ¿Aquella en la que sobre sus inaccesibles y fieros acantilados de basalto y piedra pómez baten las olas del poder que jamás es bastante?
– Sí.
El día del Juicio Final todos los resucitados hablarán sólo cuando se les ordene por Dios con muy generosa complacencia.
– Y yo he tenido una hija subnormal, se llama Esther, con una hache después de la te, pero ella no lo sabe.
– ¿Por qué a mi amigo Salvador Espriu -preguntó el veterinario a su amante sarda- se le cansan los ojos de la luz?
– Y yo soy hija de soltera y hacia mi madre no siento más que respeto, gratitud, lástima, cierto desprecio, duda, esperanza y caridad. Mi abuelo era militar, brigada de artillería, y murió en el cumplimiento del deber durante la guerra civil, lo mataron en el frente de Nules, le dieron un tiro en un oído y murió en el acto.
¡Pasa de largo, jinete, y no te detengas tomándole el pulso a la yerba!, no es prudente seguir a ciegas el ejemplo de Atila.
Las mujeres solemos tener espíritu de gobernanta y lo más grave es que creemos que eso es una virtud. Isolino Cospindo Balarés era empleado del Gobierno Civil, lo dejaron cojo en la guerra, medalla de sufrimientos por la patria y mutilado total, y don Julio lo metió en el Gobierno Civil, cuerpo de subalternos, para que pudiera comer caliente el resto de sus días, lo menos que se puede hacer para mantener los principios es premiar las conductas ejemplares, la conducta se gobierna por la voluntad y a Isolino lo habían dejado cojo a pesar suyo, pero eso no importa, don Julio además de gobernador justo y patriota era hombre misericordioso. Isolino se gastó su primer sueldo en comprarle una cafetera de peltre a su señora, Remedios Formoso, la de la mercería del Campo de la Leña.
– Mira, Remedios, lo que te compré, ¿te gusta?
– Mucho, Isolino, me gusta la mar, ¿para qué te molestaste?
Al Campo de la Leña le llaman ahora plaza de España, antes también se le decía Campo de las Piñas y Campo del Chambo, las cocinas económicas se prendían con piñas y allí era donde las vendían los piñeiros, daba gusto el olor, a las cocinas económicas la gente les llamaba cocinas bilbaínas; chambo es lo que se hace al chambar y chambón es el chamarilero o sea el que chamba o cambia, esto es en gallego, en castellano chamba es chiripa y chambón es el desmañado y también el chiripero, a mí me parece que en gallego a la chamba se le llama chimba, pero tampoco lo podría jurar, a lo mejor es en el gallego de mi aldea. En el Campo del Chambo tenía mucho renombre la Pichona, una mujer corpulenta, muy tetuda, que fumaba farias y tagarninas y que se pasaba el tiempo restaurando cómodas y camas y aparadores al aire libre, la Pichona era chambona de mucha confianza y su palabra era de oro, regateaba como una gitana pero cuando cerraba el trato no se volvía atrás jamás. Emilita, la amiga que le había buscado un puesto en Obras Públicas a Matty, la verdad es que sin suerte, le compró a la Pichona dos mecedoras cubanas de caoba bastante baratas.
– Cien pesos.
– ¡Qué disparate! ¿Hacen cinco?
– Noventa pesos y son suyas.
– Sigue siendo un robo.
– No diga usted eso, señorita. Ochenta pesos y cerramos.
– ¿Hacen diez?
– No, mi última palabra: setenta pesos.
– ¿Hacen cincuenta y me llevo las dos?
– Hacen, sí, señorita.
En el Campo de la Leña don Baltasar Pardal, que fue un sacerdote muy caritativo, fundó la Grande Obra de Atocha, ahora tiene una estatua, le ayudaron dos monjas, Teresa Correa y Amalita Barrié de la Maza, que era hermana del conde de Fenosa, por aquel barrio había mucha miseria, por las calles de Atocha Alta, Atocha Baja, San Roque, San Juan, San José, San Lorenzo, San Vicente de Paúl, San Ignacio, la caridad no es la justicia, eso lo sabe todo el mundo, pero ayuda a sobrellevar airosamente la injusticia; tampoco ignoro que el hombre no está en esta vida tan sólo para remediar o disfrazar la habitual injusticia, para engalanar la acostumbrada y acomodada injusticia, el hombre tiene otras muchas cosas que hacer, por ejemplo pescar pulpos y nécoras, bañarse en Riazor o andar en piragua.