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– ¿Usted piensa que es injusto todo lo que es natural?

– No, no, yo no pienso nada.

– Dicho de otra manera, ¿usted cree que la naturaleza tiende a la injusticia?

– No, no, yo no creo en nada.

Remedios Formoso presta dinero mientras vende hilos, cremalleras y botones, también medias, bragas y sostenes, por un duro te cobro un real los sábados durante un año o hasta que me devuelvas el duro, después ya quedamos en paz y así ganamos todos. Melquisedec no fue nunca mejor que Cristo, no fue jamás superior a Nuestro Señor Jesucristo digan lo que digan los que tengan o finjan tener algo que decir y quieran decirlo, quizá fuera prudente ahorcar a todos los melquisedecianos, la verdad es que yo sólo conozco a cinco.

– ¿Me puede usted prestar diez duros, señora Remedios?

– Sí, filliña, ¿pero vas a tener todos los sábados diez reales?

En medio de una gran tormenta de rayos y truenos y apagones de luz la narradora encendió una vela, se sentó ante el espejo, se sacó las tetas por el escote y dijo,

– Declaro que ni mi marido ni yo hemos sabido representar con la mínima calidad, con la necesaria dignidad exigible, el difícil papel de ajusticiados en la cruz de San Andrés, en ocasiones nos daba la risa, nos dio la risa lo menos tres veces, y eso es algo que el buen aficionado no perdona, nuestro papel lo llevamos poco y mal ensayado y los parlamentos, sobre todo los largos, no los tuvimos nunca automáticamente memorizados.

– ¿Terminó ya?

– No, todavía no. También declaro que el curso Cómo dejar de fumar en cinco días puede producir muy cuantiosos beneficios a la hermandad, debemos liberar el espíritu mediante el detallado análisis de nuestras propias contradicciones, los señoriales lacedemonios escupían en la cara a los esclavizados y estúpidos y ebrios ilotas para recordarles la ciega obediencia, desterremos de nuestra memoria la ofensa de considerar como propiedad privada los órganos sexuales, también las relaciones sexuales, y adoctrinemos a nuestras hermanas en la gimnasia intelectual, espiritual y vaginal, la propiedad de nuestros cuerpos, ese que se refleja en el espejo o cualquier otro, no nos pertenece a nosotras mismas sino al líder, Amancio Jambrina, Amancio Villaralbo, Amancio Moreira, antes os dije cómo se llamaba, lo que pasa es que no prestáis atención, cámbiate ahora mismo el nombre pensando que no hay más registro admisible que el divino, yo de ahora en adelante me llamaré Adoración Espantoso Naveira, que es nombre de comadrona titulada.

Conviene hacer determinadas mínimas y puntuales precisiones, la exactitud es un arte cornudo pero escasamente agradecido. Matty llevó muy mal que su hermana Betty Boop y su amiga Obdulita Cornide se casaran antes que ella y tan pronto como rompió con Hans Rückert se casó con Jaime Vilaseiro, no fueron novios más que un mes, no llegó a dos, la santa de Donalbai, o sea la señora Pilar Seixón, está muy orgullosa del ritmo de su crónica. Jaime Vilaseiro es inspector de policía, tampoco hubiera servido para otra cosa, cada cual sirve para dos o tres cosas pero no más, a Jaime Vilaseiro también pudiera una verlo de mártir en una misión remota en Borneo, en Java, en Sumatra, en Indonesia hay todavía mucho que convertir, y en Melanesia, las personas de carácter inestable dan muy buenos mártires y si son de temple violento, de temperamento agresivo, mejor aún porque facilitan el martirio, el alemán hubiera hecho un marido más práctico y conveniente aunque hubieran tenido que irse a vivir a Denver, Colorado, allí también existe alguna gente normal, no es cierto que haya sólo indios sioux y pastores vascos, además todo es cuestión de acostumbrarse, cuando Hans Rückert se esfumó a Matty se le viraron las tornas, con la vida no se puede jugar, es muy arriesgado jugar con la vida, en el póker puede muy arriesgado rehacerse pero en la vida, no, casi siempre suele uno darse cuenta cuando ya es tarde; en el bar de Xestoso se come barato y está todo bastante limpio, casi nunca hay moscas en la sopa ni en nada, don Jucundiano Pérez López, magistrado de la sala de lo criminal, come con frecuencia en el bar de Xestoso, sobre todo desde que está viudo, sopa o caldo, parrochas guisadas, jarrete de ternera, un plátano, pan y vino, 75 pesetas, a las parrochas se les llama xoubas de Santiago para abajo, a veces lo acompaña su hijo Sisinio, que vende tarjetas postales con vistas de la bahía, del castillo de San Antón y de la Marina y pinta a la acuarela, los límites de cada cual los conoce sólo la Divina Providencia, que es generosa, sí, pero también caprichosa y voluble.

– ¿Te gustan las mujeres, Sisinio?

– Mucho, sí, señora, me gustan mucho, Jaime Vilaseiro me regala páginas del Playboy, tengo ya lo menos cinco, usted dispense.

A la Orensana, doscientas y la cama, la encontraron una noche en el Relleno cosida a puñaladas, no estaba todavía muerta, se murió en la ambulancia camino del hospital, don Alfonso le pagó un nicho para que no fuese a la fosa común.

– ¿Usted cree que Javier Perillo terminará algún día sus estudios?

– Ya me lo preguntó usted otra vez. ¡Yo qué sé!

Isidoro Méndez Gil, cuando lo hicieron presidente de Aginpol, cambió la moto Vespa primero por un 600 y después por un 850.

– ¡Qué manía tiene la gente con esto de los respetos humanos y con aquello otro de vestir el cargo!

La boda de Betty Boop fue disparatada y grotesca, pero la de Matty quedó triste y aburrida, que es peor. Matty era una mujer exquisita y muy segura de sí misma, bueno, eso era lo que ella se creía aunque quizá no fuera cierto del todo, ninguna mujer suele conocerse bien por dentro, ningún hombre tampoco, y ella seguía la regla general, Matty lo cuidaba todo hasta el último detalle y procuraba aparecer siempre bellísima y resplandeciente y más aún, claro, en las ocasiones especiales, en los trances señalados, un baile en la Hípica o una fiesta de gala o la boda de alguna amiga, por ejemplo, entonces se preparaba durante una semana entera, hacía dieta vegetariana, iba a la sauna, tomaba rayos ultravioleta para tener buen color y se sometía a toda clase de tratamientos faciales, corporales y capilares. Al demonio Lucifer Taboadela le gustan el lujo y los ropajes solemnes, en Escornabois cría gusanos de seda en cajas de botas y de puros, más de dos mil, lo tiene todo limpio y ordenado, con las hojas de morera al fresco y los rimeros en perfecto orden y bien alineados.

– ¿Usted cree que el demonio influye en la buena o mala marcha de las cosas?

– Sí, sin duda, el demonio está siempre dispuesto a comprar el alma de quien quiera venderla, el demonio paga puntualmente en felicidad pero no perdona ni una sola deuda.

La holganza suele ser consecuencia desequilibradora, a veces es mejor trabajar, Baudelaire preconizaba trabajar, aunque fuera por desesperación, porque es menos aburrido que divertirse, esto debería ser explicado un poco mejor pero una se resiste a hacerlo, esto se lo oí decir una mañana en el Náutico a Lucas Muñoz, después contaré el mal fin que tuvo el pobre, no se sabe nunca lo que le puede esperar a nadie a la vuelta de la esquina.

– ¿No sería mejor que lo dijese ahora, que viene rodado?

– No, ahora no, eso de que venga o deje de venir rodado es lo de menos, cada crónica tiene un ritmo que debe respetarse, la señora Pilar Seixón había previsto ponerlo en el capítulo IV, el reservado para el nudo, y yo no soy quien para desobedecerle.

– Ya.

Matty, el día de su boda, estaba más fea que nunca, a Betty Boop le había pasado lo mismo, se conoce que las bodas les desbarataba las conciencias, ¡cualquiera sabe!, les desnivelaba las tres potencias del alma, la memoria para masturbarse en las más sórdidas cocinas, el entendimiento para ni intentar siquiera explicar nada a nadie y la voluntad para salir huyendo sin volver la cabeza; Matty empezó por no vestirse de novia, no quería parecer una novia, a lo mejor lo que no quería era casarse, pero no tuvo el valor de confesárselo, eso es frecuente en las mujeres muy jóvenes que se casan por recurso o a resultas de un berrinche, de una decepción o de lo que fuera, el afán de aventura, el aburrimiento de vivir con los padres, un embarazo imprevisto, lo que fuera, Jaime Vilaseiro era un mierda, perdone que lo diga tan claro, pero de eso él no tenía la culpa, Matty lo despreciaba por mediocre y simple, la verdad es que era poquita cosa, era medio lerdo, además contaba chistes muy malos, que no tenían ninguna gracia y que ya conocía todo el mundo, y para colmo era nervioso y hortera y le salían gallos al hablar, todo eso a ella la desquiciaba.