Выбрать главу

– La verdad es que lo único que le hubiera faltado al pobre Jaime Vilaseiro era tener los huevos de color azul turquesa, como los babuinos.

– Pues sí.

Matty se casó con un traje largo de fiesta rosa pálido, llevaba el pelo suelto y las puntas ligeramente onduladas, con florecitas también color de rosa salpicando cada bucle, a mí me parece que hasta quedaba cursi y Matty no lo era, no es que fuera la mujer más elegante de La Coruña, no, eso tampoco, pero no se puede decir que estuviera catalogada entre las cursis ni mucho menos.

– ¿Y entonces?

– ¡Yo qué sé!

El demonio Astarot Concheiro, que es medio maricón, con su trotecillo lobero es capaz de andarse muchas leguas en una sola noche. Matty era rubia, siempre había llevado el pelo rubio, suave y liso, y ese día se lo puso castaño, con mucha laca y algo rizado, hay que añadir que su gesto era más bien como una mueca crispada, ¡qué horror!, y que sus mejillas estaban tensas y rojas, era como si se le hubiera subido a la cabeza toda la sangre del cuerpo, me duele decir lo que vengo diciendo, también me da un poco de asco, pero tampoco tenía por qué callarlo ni disimularlo, yo me debo a la verdad y tengo que respetar las órdenes de quien me paga, yo creo que Matty quería escapar de sí misma, quizá quisiera escapar de sí misma, a lo mejor esto que explico no son más que figuraciones, Matty quería escapar pero sin darse cuenta de que lo hacía ni ser empujada por nadie, Matty quería escaparse ella sola y aun a sus propias espaldas, el primer paso fue teñirse el pelo, para una mujer su pelo es lo más importante que hay, renunciar a él es como ahorcarse, o tomar un tubo entero de pastillas, o hacerse el harakiri, su hermana Betty Boop hizo algo parecido, su hermana Betty Boop se cortó el pelo al poco tiempo de casarse, quienes la conocíamos de tantos años nos quedamos helados al verla, esto es muy triste, parece el Evangelio de san Mateo cuando dice que su alma está triste hasta la muerte, a las almas de Matty y de Betty Boop les sucedía lo mismo. Matty despreciaba a Jaime Vilaseiro, esto ya lo sabías, pero te lo vuelvo a repetir, y también empezó a odiarse a sí misma, es probable que por dentro empezara a darse cuenta del error que estaba cometiendo, que estaba empezando a cometer, hubiera bastado con que lo sospechase o incluso sólo con que lo intuyese, los pálpitos pueden ser tan evidentes como la geometría, cuando algo empieza a arder con llamas violentas a lo mejor es que lleva ya quemándose sin saberlo durante días y días, las cosas no nacen nunca de golpe y las cosas del sentir menos aún, a mí me parece que los presentimientos son tan reales como los animales, las plantas y las piedras.

– ¿Tú sabes bien sabida la historia de España?

– No te podría decir que sí, la sé sólo a medias.

La paloma torcaz del demonio Belcebú Seteventos seguía criando peluconas de oro en el vientre, una cada mes, el primer lunes, en Seixosmil siempre pasaron cosas muy raras.

La boda de Matty fue también en la iglesia de Santiago, pero con menos gente que en la de Betty Boop, unas cincuenta personas, no más, la familia tampoco estaba en uno de sus momentos más prósperos, después levantó otra vez un poco la cabeza, y la celebramos en el hotel Riazor, Shell vino ex profeso de Madrid y se dedicó a flirtear todo el tiempo con Bob, el marido de Betty Boop, que estaba más mandón y desabrido que nunca, Shell tenía que estar siempre coqueteando con alguien y siendo halagada por alguien y sabía muy bien cómo hacerlo, también estaba en la boda María Carlota, una chica que trabajaba en la oficina de información del ayuntamiento, a lo mejor era en la de turismo o eny la de relaciones públicas, no lo sé, allí había un ordenanza que se llamaba Alejo o Braulio, no recuerdo bien, era un hombre delgado, bajito y sordomudo que se había quedado así de una explosión en la guerra pero que con alaridos y gestos se entendía perfectamente con todo el mundo; Alejo tenía un solo diente, los demás se los había ido quitando con un alambre a medida que se le picaban. María Carlota era alta, morena, muy mona, alegre, sonriente y andaba siempre de punta en blanco, andaba siempre impecable, en la oficina era muy difícil encontrarla porque iba a diario a la peluquería y eso, claro es, le robaba mucho tiempo, el mudo Alejo cubría con muy cumplida eficacia todas sus ausencias, Alejo era listo como un rayo y además ponía buena voluntad, María Carlota le regalaba una cajetilla de celtas todas las semanas, a Alejo le duraba dos días y después fumaba lo que le diesen, la gente suele regalar tabaco con largueza, pitillos y hasta puros, eso es algo que se agradece mucho, es una costumbre que da pena que esté desapareciendo, es probable que Alejo también fumase colillas, pero eso no importa y tampoco hay por qué traerlo aquí, nunca hay razón para humillar a nadie, María Carlota tenía un novio de toda la vida, Esteban Rosende, delineante del arquitecto don Eduardo, el tío del jugador de chapó Cándido Julián, que había estado en la Legión, bailaba el tango y navegaba en piragua como pocos, si sigo por ahí me meto en otra historia y esto es peligroso porque después no hay modo de salir, María Carlota y Esteban Rosende acabaron riñendo, la verdad es que nunca supe la causa, y entonces ella empezó a salir con amigas y a rodar por la cuesta abajo, no tuvo suerte con los hombres, en eso influye mucho la casualidad, Cándido Julián se sabía el Martín Fierro casi entero, donde no hay casualidad suele estar la Providencia, vo esto no me lo acabo de creer del todo, la casualidad es como un jilguero metido en una jaula, que a lo mejor canta y a lo mejor se muere, la muerte de los pájaros es siempre caprichosa, y pudiera ser que no brotase sino en los espíritus que aciertan a buscarla, María Carlota no tuvo suerte con los hombres y también acabó bailando al son de la música de jazz de los derrumbamientos.

– ¿Usted cree que Dios rige y orienta nuestra voluntad con su voluntad?

– No sé, pero me negaré siempre a decir ni que sí ni que no.

Madrid manda mendigos a La Coruña, devuélvanse a su procedencia, es una orden, el gobierno civil da una nota a los periódicos: se les facilitará alojamiento para pasar la noche y serán enviados otra vez a Madrid, harán el viaje a pie y con carta de socorro que se les facilitará por la jefatura de policía.

María Carlota tenía mala salud, era diabética y padecía del riñón y del hígado, el médico le dijo que llevase una vida normal pero que vigilase mucho la alimentación, no tomase ni una sola copa, reposase dos horas después de las comidas y sobre todo que se quitase de la cabeza la idea de tener hijos, María Carlota acabó enamorándose como una tonta de un chico que tenía una boutique de regalos, trajes de baño y algo de perfumería, antes había estado estudiando farmacia, pero no llegó a terminar, que se llamaba Serafín Lampón, le decían Tordo porque tenía la cabeza pequeña y el culo gordo, que se creía un devorador de mujeres pero no pasaba de ser un mamarracho, un pobre piernas, María Carlota buscó quedar embarazada para ver de engancharlo pero se equivocó porque Tordo salió de estampía y la dejó plantada, al principio María Carlota ocultó su estado a sus padres, a sus amigas y a todo el mundo, pero llegó un momento en que se hizo demasiado evidente y notorio y entonces fue como si se la hubiera tragado la tierra porque no volvimos a verla por ningún lado, al cabo de mucho tiempo me enteré de que se había muerto en el parto, ahora recuerdo que Licorín, o sea el demonio Satán Vilouzás, tiene la potestad de preñar a las mujeres sólo con la mirada, basta con que las mire, las mujeres preñadas por Licorín suelen parir hijos muertos o morirse en el parto, a lo mejor Licorín se mete en el cuerpo de los hombres que huyen como conejos en cuanto preñan a una mujer.