– ¿Es usted curiosa?
– Pues sí, quizá sí, muy curiosa, pero créame que es necesario.
Por la calle de Archer Milton Huntington, donde el hospicio, solía pasearse un exhibicionista ya algo mayor, rubio y bien vestido, que tampoco era peligroso, se limitaba a enseñar sus partes a las señoras y después se iba hasta el día siguiente con su pasito cortado y sin volver la cabeza, la gente ya estaba hecha a su costumbre y tampoco le decía nada, ¿para qué?, si fuera moda esto de llevar las partes colgando, nadie se metería con los exhibicionistas, todo el mundo lo encontraría lo más natural.
– ¿A usted no le da vergüenza ser curiosa?
– A mí, no, ¿por qué iba a dármela?
– Mujer, ¡no sé!, eso es como querer aprender a jugar al mus a los setenta y ocho años, quizá sea ya un poco tarde, ¿no le parece que es ya un poco tarde para aprender a jugar al mus y para todo?
– Pues sí, lo más probable es que sí, no se lo niego.
Ahora, en estos revueltos días de crisis que vivimos, una debe sentirse mujer de su tiempo y recurrir a la dianética, la moderna ciencia de la salud mental, quizá debieran escribirse estas palabras con la inicial mayúscula, la disciplina que cura todas las enfermedades, desde el dolor de muelas hasta la resurrección, la tos, la blenorragia, el sida, pasando por la leucemia, la sordera, la mudez, la ceguera, la parálisis, el cáncer y la pelagra, basta con un equilibrado tratamiento de saunas y con la ingestión del complejo vitamínico bendecido por Ronald Hubbard y sus seguidores autorizados, sus maestros espirituales, desconfiad de los imitadores, los falsarios y los charlatanes, la Iglesia de la Cienciología no busca más que la verdad porque, como bien dijo el eximio pensador George Santayana, es una gran ventaja para un sistema filosófico el que sea sustancial e intrínsecamente cierto en su esencia y en sus consecuencias, hay que liberar al hombre traumatizado por la duda, todos somos vigilados por la Oficina del Guardián y debemos dejarnos abrazar por la gnosis, esto es, la ciencia que vuelve y que fructifica en el matrimonio filosófico, en la unión del azufre y el mercurio, de la espada y la pluma, del macho y la hembra durante el color negro y la metátesis que no desvirtúa el sentimiento. Antes de que fuesen echados los cimientos de la Tierra, tú ya eras, y cuando llegue el momento en el que la llama subterránea rompa su prisión y devore la forma, tú serás todavía como eras antes y tu espíritu no sufrirá cambio alguno cuando el tiempo ya se haya fundido con la nada, todos debemos obedecer el mandato de nuestro líder Ronald Hubbard y sus cinco beneméritos apóstoles tantras liberados, a saber: Amancio Jambrina Cordeiro, Amancio Villaralbo Candame, Amancio Moreira Valeirón, Amancio Sande Freire y Amancio Restande Domingo, el Carabinero. El exhibicionista de la calle de Archer Milton Huntirlgton apareció muerto una mañana, estaba sentado en el suelo en la avenida de La Bañou, sin signo de violencia alguna, con los ojos abiertos y completamente frío, debía llevar ya varias horas muerto, el sexo lo tenía fuera del pantalón y lleno de hormigas.
– ¿Me da una bolsa de patatas fritas que sean frescas?
– Sí, señorita, recién elaboradas por el método Josephine.
Pichi López no conseguía ser experto en violaciones, lo intentaba una vez tras otra, pero como si no porque se corría antes, para consumar las violaciones hay que sujetar las cabras.
– ¿Qué hora es?
– No sé, se me paró el reloj el miércoles pasado, se conoce que se le agotaron las pilas.
Lucas Muñoz tuvo un final indigno e impropio, las dos cosas al tiempo, se suicidó como una criada de las de antes, da. verdadera lástima ver cómo se pueden hundir los principios, Lucas Muñoz se suicidó con lejía y salfumán entre horribles dolores, con el teléfono descolgado y la puerta con el cerrojo puesto, en la pared escribió estas palabras con un rotulador: Me permito aconsejar al señor juez que lea Le Mythe de Sisyphe, está sobre la mesa de noche; llevo ya varios años consolándome con la idea del suicidio. Sé que voy a sufrir mucho con la forma de muerte elegida, pero esto me suma aún más consuelo.
– ¿Estás incómodo? ¿Hubieras preferido la enfermedad a la prisión, la muerte a la ruina, el descrédito al hambre? ¿Te sientes como gallina en corral ajeno?
– Sí, o como jugador de billar a quien huele el aliento y no puede concentrarse.
Los mandatos de la señora Pilar Seixón, la virtuosa de Donalbai, son seguidos puntualmente porque nadie quiere pleitos con el demonio Acebuche Tasende, que ahora está de guarda jurado en Arzúa, también atiende la báscula municipal. De nada me sirve el saber que me consuela la desgracia, soy una mujer que no acierta a nadar con la cabeza fuera del agua y esta falta de habilidad se paga a muy alto precio, se paga con la única vida que tenemos.
– ¿Estás aburrida de ser como eres y como te representan en los sellos de correos?
– Sí.
– ¿Has perdido el interés por todo lo que te rodea, por todo lo que te envuelve, por todo lo que te acuna?
– Sí, por casi todo.
– ¿No puedes concentrar la atención en lo que estás haciendo y padeciendo?
– No, me cuesta mucho trabajo.
– ¿Sientes torpe o confuso el pensamiento?
– Sí.
– ¿Le das demasiadas vueltas a las cosas?
– Sí.
– ¿Te olvidas del trabajo?
– Sí.
– ¿Echas de menos el trabajo?
– No.
– ¿Te olvidas de las diversiones?
– Sí.
– ¿Las echas de menos?
– No.
– ¿Estás en la cama demasiadas horas?
– Sí, hay días que ni me levanto siquiera.
– ¿Te cansas?
– Sí, mucho.
– ¿Deseas algo?
– No, nada, hace ya mucho tiempo que no deseo nada.
– ¿Has perdido interés por el sexo?
– Sí.
– ¿Quieres morirte?
– No, creo que no.
Los últimos legionarios de las fuerzas estacionadas en Ifni han abandonado la plaza a bordo de tetramotores del ejército del Aire tras participar en la ceremonia de arriar la bandera de España e izar la del reino de Marruecos; es doloroso salir con el rabo entre piernas, las liquidaciones de los imperios militares son siempre amargas y también un poco ridículas.
– ¿Alguna de ustedes sabe la relación de los múltiplos de 171 con la población de aves sindáctilas en el hemisferio sur?
– Sí, señorita, todas menos Araceli.
– Bien. Veamos ahora, ¿alguna de ustedes conoce el fundamento sofócleo de la ley de Frienberg o Freyberg o Freyenberg?
– No, señorita, eso viene en letra pequeña y creíamos que no se daba.
Los maestros ínfimos de la Escuela de Albores Gamma-Delta-Pi (Comunidad del Amanecer de Jesucristo) están por debajo de los apóstoles tantras liberados, la organización piramidal es muy rígida y no admite la menor concesión ni a la caridad ni al sentimiento, los estadios del proceso, a saber, claro, preclaro, dianético, cienciólogo y filosófico, deben obedecer las reglas que rigen la estructura de la pirámide, ser inmutables y estar cerrados a cal y canto a toda influencia externa.
– ¿Estás decidido a romper con las cinco cadenas que te atan a las servidumbres del mundo? ¿Sí? Pues repite conmigo mil setecientas veintiocho veces, apúntalo en un papel hasta que lo aprendas: rompo con mi cuerpo mortal y material, rompo con mi familia legal y artificial, rompo con mi tierra natal y natural, renuncio a los nefandos bienes propios causa de todo mal y blasfemo de mi religión anterior en cuyos errores habita la semilla de la incertidumbre que es fuente de la desgracia mortal, haz un esfuerzo porque esta última ruptura es la que cuesta más trabajo, no se puede acceder a la paz si no se colabora con la Providencia, recuerda que la Providencia reside en el corazón de los elegidos.
El exhibicionista de la calle de Archer Milton Huntington era un pobre hombre, en el depósito de cadáveres lo trataron muy desconsideradamente, sin ningún miramiento ni respeto, a los muertos se les debe respeto aunque sean pobres o viciosos o indocumentados, antes nadie se atrevía a faltar al respeto a los muertos; la sociedad se resquebraja cuando los camilleros del depósito se erigen en implacables jueces, los camilleros guardan el bocadillo de la merienda en los nichos refrigerados y matan el tiempo leyendo novelas del Far-West.